Ana María Ibarra
Con agradecimiento a Santa María de Guadalupe, la familia Soto Segura compartió con familiares, amigos y vecinos la fiesta guadalupana, devoción que lleva en su familia 86 años y que les fue heredada por sus padres, quienes, a su vez, la recibieron de una tía abuela. 
María, consuelo
El festejo a la Virgen de Guadalupe se llevó a cabo en el hogar de los hermanos Sergio, Trinidad y Estela iniciando con la Eucaristía presidida por el padre Jaime Melchor, párroco de Cristo Rey. El sacerdote estuvo acompañado del diácono permanente Pedro Ogaz, quien colabora en dicha comunidad.
La Eucaristía dio inicio con los acordes del Mariachi y la alegría de los asistentes.
“Pedimos por todos ustedes que acompañan a la familia Soto. Vamos a unirnos en esta alegría, en esta devoción”, expresó el padre Jaime al inicio de la celebración.
En su homilía, el padre Melchor resaltó los beneficios que la familia Soto a recibido al venerar a la Virgen María en su advocación de Guadalupe

«Nosotros, al estar aquí para acompañarlos a bendecir al Señor, tenemos en el corazón algo que queremos poner en manos de María o algo que agradecerle. Lo que más le agrada a Dios es un corazón humilde y agradecido como era el corazón de María que alaba a Dios y le dice sí en el momento de la anunciación”, dijo el padre Jaime.
El sacerdote recordó el momento histórico en el que se llevaron a cabo las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
«María, en sí misma, conjunta a las dos culturas, a las dos razas que acaban de fundirse en una sola. María tiene esta garantía de la presencia de Dios en su rostro maternal, en su corazón de madre. Los indígenas, al contemplará a la Virgen María de Guadalupe saben que Dios mismo ha venido a consolar su tristeza, a sanar sus heridas”, compartió el sacerdote.
Y concluyó diciendo: “María es consuelo. Consoló a su hijo, consoló a San Juan Diego y ahora a nosotros”.

Sergio Soto, agradeció al padre Jaime Melchor y al diácono Pedro Ogaz por su presencia en su hogar.
Después de la bendición, y con el canto del Mariachi que alegró los corazones, el padre Jaime Melchor esparció agua bendita sobre los asistentes.
Con esa alegría de saberse hijos amados de Santa María de Guadalupe y como una muestra de agradecimiento, la familia Soto Segura acogió a los invitados ofreciéndoles la tradicional que consistió en asado y variedad de pastas, además de refresco para acompañar.
Los festejos a la Morenita continuaron en el hogar de los hermanos Soto al son de la danza de matachines.

































































