Presencia
Rezar el Rosario de Aurora es la misión que un grupo de fieles de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús realiza desde hace 32 años en los alrededores del sector parroquial para honrar a la Virgen María en su Advocación de Guadalupe.

Cada año El novenario inicia el 4 de diciembre y se realiza en las casas donde, con fervor y alegría, los reciben. Actualmente se reúnen a las 7am, para comenzar el Rosario a las 7:15 am, y luego caminar juntos hacia la parroquia para la misa de 8am (los domingos para la misa de 9am, y los miércoles sin misa).
El primer día se reúnen en la casa de la persona que recibirá a la Virgen. Ahí rezan el primer misterio y mientras caminan van cantando y rezando. Llegan a misa y al salir la persona se lleva la imagen a su casa. Al día siguiente van por la Virgen para ir a la siguiente casa.
“Las familias que reciben a la Virgen colocan un estandarte en su hogar, como señal que dice sin palabras: Aquí te esperamos, María. Aquí te recibe tu comunidad. Al final del novenario, ponemos las intenciones que la gente nos comparte, y las presentamos con cariño sobre el altar”, explicó Alma Rosa Benítez, integrante de este grupo devocional.
Recordó que este 2025, celebran 32 años caminando juntos al amanecer.
“Levantándonos antes del sol, dejando nuestra comodidad y encontrándonos —con frío, sueño y mucha fe— para rezar unidos. No importa el clima: si llueve, si sopla el viento o si amanece nevando la comunidad sale igual. Porque este Rosario no es obligación, es un acto de amor compartido”, agregó.

Historia
En entrevista previa, Rodolfo Villarreal, uno de los iniciadores del Rosario de Aurora, recordó que fue el padre Luis Gilberto Cinco, quien, siendo párroco de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, los animó a salir a las calles a rezar a temprana hora.
Esto fue el 4 de diciembre de 1993. Ese día salieron a las 5:30 de la mañana, rumbo a una casa de la calle Fray Toribio Benavente, la primera que los recibió.
Así se comenzó la tradición que siguieron muchos años con diferentes párrocos, entre ellos el padre José Amador.
“Nos recibía cariñosamente siempre, nos regalaba rosarios que él hacía. Todos los días que nos acompañaba nos regalaba algo”, dijo al mencionar otros sacerdotes que los acompañaron en el rezo: padre Roberto Ríos, padre Jorge Ramos y padre Veleta y Monseñor Blanco».
También los han apoyado los padres Oscar González, el padre Efrén Hernández (que en paz descanse) y actualmente el padre Francisco Galo Sánchez.
En frase…
“Hay tradiciones que no se mantienen por costumbre, sino porque en ellas el corazón encuentra un lugar para volver. El Rosario de Aurora es una de esas tradiciones nuestras: un gesto sencillo que, año con año, nos reúne como familia del Sagrado Corazón para comenzar el día tomados de la mano de María”.
































































