Regocíjense bajo el manto paternal de san José, el refugio más seguro en las pruebas y tribulaciones.
Donald H.Calloway/ Autor
¿Alguna vez has pensado en san José de forma paternal? ¿Se te ha ocurrido que Jesús quiere que tengas a san José como tu padre espiritual? La Iglesia siempre ha comprendido la maternidad de María en la Iglesia, pero no siempre lo ha hecho con la paternidad espiritual de san José en relación con la Iglesia. Para ver las razones de esto, primero hay que analizar cuál ha sido la doctrina de la Iglesia sobre la paternidad que ejerció san José en Jesús.
En los primeros siglos del cristianismo, muchos de los fieles, incluyendo a los Padres de la Iglesia, no estaban seguros de que realmente a San José se le pudiera llamar padre de Jesús, Independientemente del hecho de que las Escrituras nombran claramente a san José como padre de Jesús (ver Lc 2, 33,48), muchos cristianos primitivos opinaban que de ningún modo se le podría llamar a san José, porque tenían que cuidar que ese título no fuese a confundir a la gente pensando que era el padre biológico de Jesús. En esencia, no querían manchar de ninguna forma la creencia en la virginidad de María. No fue sino hasta la predicación de san Agustín en el siglo IV, que la paternidad de san José fue claramente explicada por al Iglesia.
En uno de sus sermones, San Agustín afirma que san José, aunque no era el padre biológico de Jesús, fue un verdadero padre para él, porque ejerció una paternidad afectuosa, fiel y de autoridad.
Después de esta aclaración sobre el asunto, jamás se volvió a cuestionar el tema. Si san José es realmente el padre de la Cabeza del Cuerpo Místico de Cristo, es necesariamente el padre del resto de los miembros del Cuerpo de Cristo. Esta comprensión de la protección y paternidad de san José sobre la Iglesia, comenzó lentamente a abrirse paso en los escritos de los santos y místicos.
Padre adoptivo, padre real
Por las Escrituras sabemos que san José cuidó y protegió a Jesús como un padre. Por la Tradición sabemos que san José cuida y protege como padre espiritual el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, pero ¿Qué significa personalmente para ti? Después de todo, eres miembro de la Iglesia . ¿Acaso Jesús no quiere que san José cuide con el mismo amor, autoridad, afecto y fidelidad paternal como lo hizo con Jesús,? La respuesta es “¡Sí!”
En el Siglo XIX, Jesús mismo le ordenó explícitamente a la Sierva de Dios, Sor María Martha Chambón referirse a san José como “padre”. Esta santa monja recibió gracias extraordinarias de Jesús, María y san José, y se le conoce como la “mística de las santas heridas”. Jesús le dijo a Sor María Martha lo siguiente:
“Debes referirte a san José como tu padre, porque yo le he dado el título y la bondad de un padre”.
Mediante el Bautismo, te convertiste en hijo (a) de Dios y miembro de la familia de Dios. Jesús es tu Señor, tu Salvador y tu Hermano. El Hijo de Dios se convirtió en tu hermano por una razón muy específica; Él quiere que participes de su relación filial con el padre celestial. Esta es una verdad cristiana fundamental. También es una verdad que nos ayuda a comprender la paternidad espiritual que san José ejerce sobre ti.
Esto es a lo que me refiero:
Si Jesús es tu hermano, sus padres se convierten en tus padres. No físicamente, por supuesto, sino espiritualmente. Específicamente la Madre de Jesús se convierte en tu madre. El padre de Jesús se convierte en tu padre. Si María es tu madre y Jesús es tu hermano, San José tiene que ser tu padre.
Y si la paternidad espiritual no fuese real, el llamar al Padre celestial de Jesús tu Padre celestial, no tendría sentido.
Para tener una mejor apreciación de la paternidad espiritual de san José, san Josemaría Escrivá de Balaguer nos ofrece una cándida observación.
“Hay algo que no acaba de gustarme en ese título de padre adoptivo que a veces se le da a José porque da a impresión de que la relación entre José y Jesús era algo frío y externo. Ciertamente nuestra fe nos dice que él no era su padre según la carne, pero esa no es la única clase de paternidad”.
Si bien no hay nada de malo en llamar a san José padre adoptivo de Jesús, que además es uno de los títulos oficiales de la Letanía de san José, y san Josemaría lo sabía y lo aceptaba, sí tiene toda la razón en que la paternidad bilógica no es la única clase de paternidad que existe.
He aquí un ejemplo concreto: en una ocasión María y san José perdieron al Niño Jesús durante tres días. Los padres de Jesús lo buscaron ansiosamente, y cuando finalmente lo encontraron, su madre le dijo : “Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”. María no le dijo a Jesús “Tu padre adoptivo y yo te andábamos buscando”.
La paternidad de san José fue más que una custodia legal. Su relación paternal con Jesús era personal, autoritaria, afectiva, moral y amorosa. Este es el tipo de paternidad que san José también quiere tener contigo.
Desde la eternidad
San José es el mejor de los padres, y su paternidad espiritual fue planeada desde toda la eternidad.
Quizás te preguntes, “¿Por qué Jesús necesitaría en algo la paternidad de san José teniendo a Dios como Padre?”. Esencialmente, Jesús necesitaba a san José como padre, porque la naturaleza humana de Jesús lo requería. Jesús, la palabra encarnada, no es un ser puramente espiritual, es Dios-Hombre, con una naturaleza divina y una humana. En su naturaleza humana, Jesús tenía necesidades físicas, emocionales y psicológicas, Por lo tanto, Dios Padre confió a su Hijo a los cuidados amorosos y atentos de un padre humano. San José toma el lugar del padre celestial. Se le ha confiado cuidar la naturaleza humana, el crecimiento y el desarrollo de Jesús.
Jesús necesitaba de un padre que le enseñara lo que es ser hombre. Jesús necesitaba la paternidad de san José como modelo de masculinidad para pode imitarlo. Sólo un padre puede hacer eso por un hijo.
En su predicación, el mismo Jesús habló del poder que ejerce el buen ejemplo del padre. En el evangelio de Juan, Jesús dice: “En verdad os digo, el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo” (Jn 5,19). Nuestro señor dijo estas palabras refiriéndose a su Padre Celestial, pero también se aplican a esos aspectos de la naturaleza humana de Jesús que se fortalecerían por el ejemplo de san José.
Una ayuda valiosa
Jesús pasó décadas aprendiendo las virtudes de la masculinidad de su padre terreno, san José, queriendo ser como él. Jesús tiene a san José en concepto tan elevado, que Él quiere que tú también seas un hijo de san José y que te asemejes a Él en sus virtudes.
Pero ¿Por qué necesitamos la paternidad de san José si ya tenemos un padre biológico que comparte nuestra naturaleza y que se supone cuida de nosotros?
Jesús quiere que tengas la paternidad espiritual de san José porque no existe hombre más capaz de modelar una verdadera paternidad para ti. Su amorosa paternidad espiritual tiene el poder de llevarte muy cerca de los corazones de Jesús y de María, incrementar tus virtudes, protegerte de Satanás y ayudarte a alcanzar el cielo.
Jesús quiere que aceptes a san José como tu padre espiritual. Esto es cierto ya sea que hayas tenido un padre biológico piadoso o pecador. San José es el más grande, amoroso y santo de todos los padres. Es el padre de los cristianos y el modelo perfecto del amor paternal.
“San José es el padre de los cristianos, ya que es el depositario de la semilla de gracia que engendró a los cristianos. Si San José es nuestro padre, imitemos sus obras”
(Beato Gullermo José Chaminade)
¡Ahora es el tiempo de san José!
Si la paternidad espiritual de san José es tan importante ¿Por qué Jesús no nos hizo comprender la paternidad espiritual de san José hace 2 mil años? La respuesta más sencilla es que eso nos habría confundido. Cuando Jesús les habló a sus discípulos del Padre Celestial, hubiese sido muy confuso para ellos si también les hubiese hablado de la paternidad espiritual de san José. Seguramente esa es la razón por la cual Jesús no inicio su ministerio público sino hasta después de la muerte de san José. Jesús quería que sus discípulos supieran las virtudes, maravillas y paternidad espiritual de san José, pero por el bien de su misión tuvo que dejar la revelación de este misterio al Espíritu Santo y a la Iglesia.
En nuestros tiempos ha llegado la hora de que, por el bien de la humanidad, el Espíritu Santo ha querido revelar plenamente las virtudes, maravillas y paternidad espiritual de san José a todas las naciones. Este gran misterio ha sido reservado para en un momento en que la Iglesia y el mundo lo necesitan más. ¡Ahora es el tiempo de san José!
Qué esperar de san José
En nuestra era, Jesús quiere que la Iglesia conozca, ame, nombre y busque refugio en la paternidad espiritual de san José. No ha habido un tiempo en la historia en que el pueblo de Dios haya necesitado más a san José. ¿Por qué? Dicho sencillamente, la mayoría de los hombres ya no comprenden lo que significa ser un caballero, ya no se diga lo que significa ser un buen padre. Los niños han crecido con pobres ejemplos de paternidad , y eso si es que han crecido con un padre. Anticoncepción, pornografía, aborto, confusión de género, depravación moral, iglesias vacías, clérigos moralmente corruptos y caos cultural son solo algunos de los frutos de una sociedad que carece de verdaderos hombres y padres. Jesús quiere atraer nuestra atención sobre la paternidad espiritual de san José para corregir estos errores y volver a poner orden en la Iglesia y en el mundo.
¿Qué deberíamos pues esperar de la paternidad espiritual de san José? ¿Qué hará él por nosotros? San José nos ama y gustoso hará exactamente las mismas cosas que un padre biológico hace por sus hijos, solo que a un nivel espiritual. Espiritualmente nos alimentará, nos dará techo, nos vestirá, educará protegerá, y corregirá, ese es su papel de padre, exceptuando la corrección.
Como el mejor y más amoroso de los padres, san José está listo para protegerte en la seguridad de los sacramentos y enseñanzas de la Iglesia católica, vestirte con virtudes, educarte en la vida interior, protegerte bajo su manto paternal y corregirte en caso de que te desvíes.
Si alguien no puede encontrar un maestro que le enseñe cómo orar, que elija este glorioso santo (José) como su maestro, y no se desviará. (Santa Teresa de Avila)
¡Acudir a san José!
“Si quieres estar cerca de Cristo, hoy te volvemos a repetir, ‘Acude a José’.
(Venerable Papa Pío XII)
¿Cuál es la forma de estar más unido a Jesús en esta vida? La respuesta es fácil: recibirlo en la Santa Comunión. No existe mayor intimidad con Jesús en esta vida, que cuando lo recibimos en la santa Eucaristía durante la Misa. El Santísimo Sacramento es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo.
¿Sabías que sin la paternidad terrenal de san José no podrías recibir el Pan de Vida? A san José se le dio la misión de mantener y proteger al sagrado pan de vida para ti. Permíteme explicarlo.
Probablemente conozcas la historia del Libro del Génesis sobre los hijos de Israel que vendieron a uno de sus hermanos a la esclavitud. El hermano vendido a la esclavitud se llamaba José. Los nuevos dueños de José se lo llevaron a Egipto, muy lejos de sus familiares. Lo que aquellos hombres le hicieron a su hermano fue horrible y vergonzoso, pero Dios tenía un plan.
La historia del Antiguo Testamento es verídica y es una prefiguración de un José más grande aún que mantendría seguro a su Hijo, el Pan del Cielo, en Egipto ¡San José protegió una comida capaz de salvar a todo el mundo!
San José, nuestro padre espiritual, es mucho más grande que el José del Antiguo Testamento. ¡Nuestro José fue el custodio del pan del cielo! ¡Su deseo en el cielo es que todos sus hijos coman el Pan de vida eterna!
“Teniendo en cuenta al gran patriarca José vendido por sus hermanos en Egipto, comprende que nuestro santo ha heredado no sólo su nombre, sino más aún, su poder, su inocencia y su santidad. Así como el patriarca José almacenó el trigo no para sí, sino para la gente en tiempo de necesidad, así José ha recibido una comisión celestial de vigilar el Pan vivo no para él solo, sino para el mundo entero”. San Bernardo de Claraval
Hambruna espiritual
Actualmente hay una hambruna espiritual y moral en todo el mundo. Las almas están muriendo por falta de alimento espiritual, los corazones están destrozados, los matrimonios arruinados, las vidas destruidas, los niños son asesinados en el vientre de sus madres, y la verdad y el sentido común son escasos. La hambruna espiritual y moral del mundo está devastando a todas las naciones y arrasando con la humanidad. No hay un solo país que no se haya visto afectado por eso. ¿Qué debemos hacer? ¿A quien podemos acudir para encontrar alimento para nuestras almas?
¡Acudan a José, y hagan lo que él les diga! (Gen 41,55)