Frase…
En virtud de que no existe ningún registro de que él (San José ) haya tenido jamás otra esposa más que la Virgen María, también es seguro que haya permanecido virgen toda su vida.
(San Jerónimo)
Donald H.Calloway/ Autor
La Madre de Jesús es virgen, posee una virginidad perpetua. Desde el principio, la perpetua virginidad de María ha sido una enseñanza muy importante del cristianismo
La doctrina de la Perpetua Virginidad de María es una enseñanza tan importante del cristianismo, que el papa San Martín I la declaró dogma de fe en el Concilio de Letrán en el Año 649.
Con esto en mente, ¿Sabías que hay una tradición en la Iglesia que afirma que san José también fue virgen desde siempre: Es una tradición que se ha adherido y ha sido promovida por santos, místicos y papas durante siglos. Antes de profundizar en esta tradición, es necesario abordar las objeciones comunes que con frecuencia surgen en contra de la virginidad de María, y con ello irá emergiendo un panorama más claro de virginidad de san José.
Una explicación
En primer lugar, algunos han afirmado que los pasajes del Nuevo Testamento que se refieren a los “hermanos y hermanas” de Jesús (Ver Mc 3,31; 6,3; Mt 13,55-56), son una clara indicación de que María no permaneció virgen. A primera vista esas afirmaciones parecerían contradecir la perpetua virginidad de María, así como cualquier posibilidad de que san José fuese virgen. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica nos proporciona una respuesta concisa a esta cuestión afirmando:
“La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen María; en efecto, Santiago y José “hermanos de Jesús” (Mt 13,55) son los hijos de una María discípula de Cristo (cf. Mt 27, 56) que se designa de manera significativa como “la otra María” (Mt 28,1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento (cf. Gn 13,8;14 16;29,15;etc.)
La sabiduría expresada en el Catecismo es fruto de siglos de estilo de las Escrituras. Expertos académicos bíblicos familiarizados con expresiones del Antiguo Testamento siempre han sostenido que cuando se utiliza el termino de “hermanos y hermanas” en el Nuevo Testamento para describir a los familiares de Jesús, no se refiere a sus hermanos y hermanas biológicas, sino que la expresión es una forma de describir a los primos de Jesús,. Cualquier académico bíblico sabe que en las versiones antiguas griegas del Antiguo y Nuevo Testamento, la palabra que se utiliza para hermanos y hermanas, es la misma palabra usada para primos.
San Jerónimo, presumiblemente el experto bíblico más eximio en la historia de la Iglesia, enfrentó ese tema en el siglo IV ofreciendo las siguientes reflexiones:
“Ciertas personas que siguen los desvaríos de los escritos apócrifos y fantasean de que los hermanos del Señor son los hijos de José y de otra esposa e inventan una cierta mujer Melcha o Escha. Como está contenido en el libro que escribimos en contra de Helvidio, entendemos como “hermanos del Señor” no a los hijos de José, sino a los primos del Salvador, hijos de María (esposa de Cleofás, la que fue) tía materna del Señor, de quien se dice era madre de Santiago, el menor, de José y de Judas. Ellos, según se lee, eran llamados hermanos del Señor en otro pasaje del evangelio. Ciertamente toda la Escritura indica que a los primos se les dice hermanos”.
José, también virgen
“Hubo ciertamente heréticos que pensaban que José, el esposo de la siempre Virgen María, habría procreado con otra esposa aquellos que la Escritura llama los “hermanos del Señor”. Otros, con una mayor astucia, pensaron que él (san José) habría procreado otros hijos de María misma, después del nacimiento del Señor. Pero, mis queridos hermanos, sin ningún temor a esta cuestión, debemos saber y confesar que no sólo la Santísima Madre de Dios sino también el más santo testigo y guardián de su castidad permanecieron libres de absolutamente cualquier acto marital: en el lenguaje bíblico, los “hermanos y hermanas del Señor” se llama no a los hijos (de María y José) sino a sus familiares”.
San Jerónimo y san Beda saben de lo que están hablando. Estos grandes santos están no sólo defendiendo una verdad fundamental de la cristiandad, la perpetua virginidad de María, sino que también están afirmando la tradición de que san José permaneció virgen durante toda su vida.
Segundo, algunos han elevado la objeción de que María no pudo haber permanecido virgen -y por asociación tampoco san José- porque varios pasajes del Nuevo Testamento se refieren a Jesús como el “primogénito” de María (ver Lc 2,7;Col 1,15). Una vez más, san Jerónimo ofrece una respuesta bíblica a esta objeción, diciendo:
Ciertas personas han conjeturado perversamente que María (y José) tuvieron otros hijos, porque aseguran que sólo aquel que es llamado primogénito tiene hermanos. Sin embargo, es costumbre en la Santa Escritura llamar “primogénito” no a aquel cuyos hermanos le siguen, sino aquel que es primeramente engendrado.
En otras palabras, cuando la Escritura se refiere a Jesús como primogénito. Hijo de María, no tiene la intención de implicar que hay un segundo, tercero o cuarto hijo. Al referirse a Jesús como el primogénito Hijo de María es simplemente una forma bíblica de afirmar que María concibió a su primer hijo; no significa que le siguieron más hijos.
Tercero, algunos protestan contra la noción de que María y san José hayan tenido un matrimonio virginal en virtud del pasaje del Evangelio de Mateo que afirma que José no conoció a su esposa “hasta” que Jesús nació. El pasaje dice:
“Despertando José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo y le puso por nombre Jesús” (Mt 1,24-25)
A primera vista, el pasaje de Mateo da la impresión de que José tuvo relaciones maritales con su esposa después de que ella dio a luz a Jesús: “Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo”. Sin embargo, como lo han afirmado a lo largo de los siglos los académicos, santos papas y teólogos, el uso de la palabra “hasta” en la escritura, no necesariamente significa que una acción subsecuente ocurrirá en el futuro.
Santo Tomás de Aquino, el más grande teólogo en la historia de la cristiandad, atacó este tema en particular en su Summa Teolóigica escribiendo:
“Hasta” no necesariamente tiene un sentido temporal determinado. Cuando el salmista dice: “Así nuestros ojos en Yaveh nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros”. (Sl 123,2) esto no significa que , una vez que hayamos obtenido misericordia de Dios, quitaremos los ojos de El”.
Un matrimonio Virginal perpetuo
La consistente enseñanza y tradición de la Iglesia es que María y José vivieron un matrimonio virginal. Su matrimonio virginal perpetuo dio como resultado un Hijo virginal perpetuo: Jesucristo.
La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio virginal de María y san José es la base de la Tradición de que san José siempre fue virgen. De hecho, la Tradición que afirma que san José fue perpetuamente virgen, también afirma que san José, de una forma semejante a María, habría hecho un voto de virginidad a Dios en su juventud.
La idea de que san José era un viudo que llevó a hijos de su primer matrimonio a su matrimonio con María, nunca ha formado parte de la doctrina oficial de la Iglesia Católica, porque es opuesta a la Tradición dominante. Es muy importante recalcar que la idea de que san José era un hombre previamente casado, padre de otros hijos engendrados con su primera esposa, así como la afirmación de que era un hombre ya mayor cuando se casó con María, se orgina de fuentes apócrifas (no aprobadas).
Una oración alusiva
Los santos místicos, eruditos de la Escritura y teólogos no son los únicos en afirmar la paternidad virginal de san José; varios papas en el siglo XX también lo han hecho.
El 26 de noviembre de 1906, el santo Papa Pío X aprobó una oración invocando a san José como padre virginal de Jesús, e incluso concedió una indulgencia a todos los que recitaran la oración que dice:
Oh José, padre virginal de Jesús, purísimo esposo de la Virgen maría, ruega por nosotros todos los días a Jesús, el Hijo de Dios, para que revestidos con las armas de su gracia, luchemos en la vida como debemos y seamos coronados por Él a la hora de la muerte. Amén
Camino a nuestra redención
El 4 de mayo de 1979, el santo papa Pablo VI, hablando ante un grupo en Francia, afirmó que María y san José vivieron un matrimonio virginal, y llegó al grado de presentar una imagen de san José y María como los nuevos padres de la humanidad, un tipo de nuevo Adán y nueva Eva. Él dijo:
“Mientras que Adán y Eva fueron la fuente de maldad que se desató en el mundo, José y María son el pináculo desde donde se esparce la santidad sobre la tierra. El Salvador comenzó la obra de salvación mediante esta virginal y santa unión”.
Piénsalo: Si Dios confió a la virgen Eva al cuidado de un esposo virginal (Adán), ¿por qué habría de ser diferente entre María y san José? A diferencia de nuestros primeros padres (Adán y Eva), la unión virginal de nuestros nuevos padres (María y san José) no resultó en la caída de la raza humana, sino en la elevación de la humanidad. La unión virginal y amorosa de san José y María, conduce a nuestra redención.
José, reflejo del amor de Dios
La Tradición católica siempre ha enseñado que el amor virginal de María por Dios era tan grande, que le consagró su cuerpo desde temprana edad a través de un voto de perpetua virginidad. María encomendó toda su persona a Dios y tenía absoluta confianza en el plan que Él tenía para su vida. Ella no deseaba nada en la vida más que hacer la voluntad de Dios. Su confianza en Él era tan grande que confió en Él cuando la llevó a desposarse con un hombre, segura de que le habría elegido a alguien que amara realmente tanto a Dios como a ella, y que por lo mismo respetaría su voto; un hombre que estuviese completamente dedicado al plan de Dios u protegiera su virginidad. Ella jamás dudó de Dios.
En san José, Dios preparó un esposo, un guardián y un caballero para María. En San José, María experimentó un perfecto espejo y reflejo del Amor de Dios por ella.
En la virtuosa virilidad de san José, María experimentó pureza, castidad, modestia y amor sacrificial. El corazón y el cuerpo de María estaban seguros en el amor conyugal de san José. Él es un espejo de la pureza de Dios Padre. Como el Padre engendra eternamente un Hijo sin la unión física con otra persona, san José es padre de un Hijo sin la unión física con María. El matrimonio virginal de san José y María engendró maternidad espiritual, paternidad espiritual y fecundidad virginal.
Alabado por teólogos
Las más extraordinarias mentes teológicas de toda la cristiandad han alabado la paternidad virginal de san José:
“Un hijo nació de la Virgen María a la piedad y amor de José y ese hijo fue el Hijo de Dios. ¿No debería, pues, el esposo aceptar virginalmente lo que la esposa dio a luz virginalmente? Porque , así como ella era una esposa virgen, así también él era un esposo virgen; así como ella era una madre virgen, así también él era un padre virgen. Por lo tanto, el que diga que “no debió haber sido llamado padre porque no engendró ningún hijo”, esta mirando la concupiscencia en la procreación de los hijos, no los íntimos sentimientos del amor. Que su mayor pureza confirme su paternidad; que la Santísima María no nos reprenda, porque ella no deseaba anteponer su nombre al de su esposo, sino que dijo: “Tu padre y yo te hemos buscado con angustia’. En consecuencia, que ningún murmurador perverso haga lo que la esposa virginal no hizo” (San Agustín)
Santo Tomás también creía que san José era virgen. El Doctor angélico ofrece una reflexión adicional sobre la paternidad virginal de san José. Escribe:
“Creemos que, así como la Madre de Jesús era virgen, así también José, porque Él (Dios) puso a la Virgen bajo los cuidados de una persona virgen (San Juan Apóstol) y así como Él lo hizo al final (en la Cruz), así lo hizo al principio (en el desposorio de María y José)”.
En el siglo XVII, la afamada mística venerable María de Agreda escribió ‘La ciudad mística de Dios’, obra de arte devocional que nos retrata la vida y maravillas de la Virgen María. Ahí reporta que estaba enterada de conversaciones que sostuvieron María y San José. En una de esas conversaciones, san José habló con su amada esposa sobre la alegría que le causaba su virginidad, y le reveló que él también había hecho un voto de virginidad en su juventud.
San José es el esposo virginal de María y el padre virginal de Jesús. El es virgen para siempre. ¡San José es tu padre virginal!