Tras concluir su Asamblea Plenaria, los obispos aseguraron que se necesita un modo distinto de vivir, y aseguraron que ¡México es un pueblo creyente y de grandes valores! ¡México puede cambiar para bien!
Presencia
El pasado 10 de noviembre, al dar a conocer su mensaje al pueblo de Dios, luego de la CXI Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano (CEM), los Obispos aseguraron que “México puede cambiar para bien, como pueblo creyente y de grandes valores”, para lo cual resulta necesario superar la fragmentación, la división y la polarización política.
En su mensaje, dado a conocer el pasado miércoles 10 de noviembre, por redes sociales, los obispos también expresaron su deseo de “caminar con las familias y sus historias de vida, para aprender a ser una Iglesia abierta, sinodal, samaritana y en salida», y reiteraron su llamado a “superar la polarización política” que se vive.
Aquí el mensaje completo:
Mensaje al Pueblo de Dios CXI Asamblea Plenaria de la CEM
Habitaré en medio de ellos y caminaré entre ellos (2Cor 6,16)
- Con afecto, los obispos reunidos en la CXI Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano, saludamos a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad. Queremos expresar nuestra cercanía de pastores, con el pueblo de México, especialmente, por las afectaciones padecidas a causa de la pandemia, de los desastres naturales, de los lamentables accidentes, de los efectos de la violencia y de la inseguridad. Deseamos caminar con las familias y sus historias de vida, para aprender a ser una Iglesia abierta, sinodal, samaritana y en salida.
- La finalidad de esta reunión es asumir, como obispos y como Iglesia, los servicios que queremos prestar a todas las regiones del País, para ofrecer respuestas pastorales, reales y eficaces, a tanta necesidad y a tan repetidos sufrimientos. Particularmente, pensamos en los que han experimentado los estragos de la muerte de amigos y familiares; los que siguen cayendo en la pobreza, los que han perdido su seguridad social, laboral y alimenticia, los migrantes forzados, los desaparecidos y los seducidos y atrapados por el crimen.
- Restaurar esta situación, no es posible sin un cambio de mentalidad. Se ocupa un modo distinto de vivir. ¡México puede cambiar para bien! ¡México es un pueblo creyente y de grandes valores! La tarea nos empuja a ponernos en camino, responsabilizándonos unos de otros en ese caminar unidos. No debemos dejarnos arrastrar por el individualismo, la codicia y el egoísmo. La respuesta a situaciones comunes es caminar juntos; involucrarnos todos, aportando cada quién su propia visión y su propio esfuerzo. Ese caminar juntos es entrar en ambientes de comunión y unidad, para superar la fragmentación, la división y la polarización política. También, por eso, a nivel regional tendremos la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, y a nivel mundial, el Sínodo Eclesial.
- Para lograr este anhelo, necesitamos, primero encontrarnos. Si caminamos juntos alimentaremos el entusiasmo, haremos germinar sueños, suscitaremos profecías y haremos florecer esperanzas. Unidos podemos aprender unos de otros, calentar corazones, inspirar nuestras mentes y dar nueva fuerza a nuestras manos. Todos nos necesitamos en esta aventura común. Todos somos importantes, con la riqueza de la variedad: Los obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, empresarios, políticos, artistas, médicos, deportistas, jóvenes, migrantes, consagrados. Hay que recorrer un camino sinodal. Para, luego, abrirnos a un diálogo sincero y enriquecedor cargado de verdad y de atenta escucha, acogiendo la riqueza del otro, para llegar a vernos como hermanos y establecer lazos de amistad social. Para finalmente, discernir y elegir los caminos adecuados, haciendo a un lado la indiferencia, la exclusión y el rechazo del otro.
- Ante esta situación crítica, avivemos la esperanza. Cristo nos asegura su presencia y su victoria. Él nos acompaña hasta el fin de los tiempos. Él camina con nosotros, como lo hizo con los desalentados discípulos de Emaús. Invitamos al pueblo de Dios a reavivar los valores cristianos del Evangelio, que transforman la cultura: el amor y el respeto a la vida, la dignidad de la persona, la justicia, la paz y la libertad religiosa y de conciencia.
- Santa María de Guadalupe ha caminado con México durante Cinco Siglos. Ella nos ha acompañado en todos los momentos importantes de nuestra historia, como pueblo mexicano. Ella nos enseña a enraizar la cultura del encuentro y de la unidad, y nos reafirma su amor y presencia maternal: “No estoy Yo, aquí, que soy tu Madre”.