Diana Adriano
El pasado 6 de abril, Jueves Santo, cuando la Iglesia recuerda el momento en que Jesús, durante la Última Cena, tomó el pan y el vino y los convirtió en su Cuerpo y su Sangre, el obispo don José Guadalupe Torres Campos, presidió la celebración Eucarística, desde la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
Como se sabe, este acto litúrgico es uno de los más importantes para los católicos, ya que a través de la Eucaristía, los fieles pueden estar en comunión con Dios y recibir su gracia y bendición.
Amor y servicio
Durante otro momento de la Santa Misa se llevó a cabo el lavatorio de pies, en el que matrimonios, adultos mayores, niños, y hermanos migrantes venezolanos, se dejaron lavar sus pies por el obispo, tal como hizo Jesús con sus discípulos.
El obispo buscó con este gesto recordar la humildad y sencillez de Jesús y resaltar la importancia de la solidaridad y el apoyo a las personas en situación vulnerable.
«En este tiempo que recordamos el sacrificio de Cristo, debemos también reflexionar sobre aquellos que sufren y que son nuestros hermanos. En ellos debemos alegrarnos de servir a Dios», expresó en su mensaje.
Igualmente recordó “Debemos estar siempre dispuestos a ayudar y servir a los demás, tal como lo hizo Jesús durante su vida terrenal”.
Con estas palabras, el jerarca católico hizo un llamado a la solidaridad y a la empatía hacia los demás, a ejemplo de Jesús.
Así, este acto del lavatorio de pies, tradición que ha sido replicada por la Iglesia Católica durante siglos, tuvo un significado especial al incluir a hermanos migrantes.
Oraron junto a Jesús
Al concluir la celebración de la Santa Misa, el obispo se dirigió en procesión con el Santísimo Sacramento, monaguillos y sacerdotes, rumbo a la Misión de Guadalupe -a un costado de Catedral-, en la que los feligreses se unieron en una vigilia de oración, en recuerdo de aquél momento de Jesús en Getsemaní.
Con el templo adornado bellamente, se realizó la adoración al Santísimo Sacramento, en la que los fieles pudieron meditar y reflexionar sobre la vida de Jesús y su sacrificio en la cruz.
La vigilia de oración en Jueves Santo es una de las tradiciones que ofrece un momento de recogimiento y meditación para los católicos, quienes así también renuevan su compromiso con la fe.
En un ambiente de paz y recogimiento, los fieles pudieron meditar sobre el sacrificio de Cristo por el que se hizo realidad la Salvación.