Diana Laura Adriano
Monseñor Isidro Payán fue el primer huésped en la Casa Sacerdotal, y con gran alegría compartió que para él es una bendición de Dios y un deleite habitar en ella.
“No es convento, no es claustro. Es un hogar, es una casa… iluminada por la luz natural que penetra por sus diversas ventanas y los magníficos espacios guarnecidos por vidrios amplios, acogedores, de diáfana claridad en cada recámara”, escribió monseñor en una especie de memoria sobre este gran proyecto diocesano.
“Cada habitación tiene vecinos, hermanos de brega y de trabajo muy ascético. Algunos vieron pasar sus mejores años. Otros llevan con entereza las limitaciones propias de las fuerzas ya ausentes y agotadas, con las frecuentes carencias de una menguada salud.
¡Qué hermoso hogar! ¡Qué acogedora casa de reposo! ¡Qué himno de gratitud brota tan espontáneamente! Lo mínimo que podemos hacer es orar, bendecir, suplicar a Dios por quien en su bendita familia se empeñó en realizar éste, un sueño que se ha convertido en una palpitante realidad”, compartió monseñor.
Al compartir su testimonio, monseñor Payán destacó la gran entrega del padre Guillermo Sías, quien ha sido muy cariñoso, responsable y atento a las necesidades de cada uno de los sacerdotes, juntamente con el médico y los enfermeros que los atienden.
“Debo decir, casi no hay mes que no tengamos una pequeña fiestecita, es decir, una comidita, una carne asada, porque alguien cumple años, porque alguien está de aniversario sacerdotal o porque hay una festividad religiosa y eso nos da alegría”, dijo monseñor.
En ese sentido, recalcó que la unidad y la fraternidad que se vive dentro de la Casa Sacerdotal es muy agradable, y que a sus 94 años aún se sorprende por el cariño con el que siempre es recibido.
“Sigamos las siguientes etapas y muchas más, con la gracia de Dios Padre, la fuerza del Espíritu Santo, y acompañados con Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote y su Madre Santísima”, concluyó monseñor Isidro Payán.
En Frase…
¡Qué hermoso hogar! ¡Qué acogedora casa de resposo!, ¡Qué himno de gratitud brota tan espontáneamente!. Lo mínimo que podemos hacer es orar, bendecir, suplicar a Dios por quien en su bendita familia se empeñó en realizar este, un sueño convertido en palpitante realidad.
Mons. Isidro Payán (94 años)/ Primer huésped Casa Sacerdotal