Diana Adriano
Con el propósito de que los sacerdotes enfermos o retirados -por haber cumplido 75 años de edad- tengan un lugar de reposo, el 23 de junio de 2021 se inauguró y se bendijo la Casa Sacerdotal San Juan XXIII.
Esta obra, que es ante todo un lugar de encuentro y un hogar fraterno para los presbíteros mayores o que pasan por un momento de enfermedad, se hizo posible gracias a la generosa donación de don Tomás Zaragoza y su familia.
Hoy, cuando ha transcurrido casi un año de su inauguración, algunos sacerdotes que actualmente habitan la Casa Sacerdotal compartieron con Periódico Presencia la experiencia de su estancia en ella, así como el acercamiento a Dios que han tenido dentro de sus paredes.
Actualmente, la casa que se encuentra bajo el amparo de quien fue conocido como el ‘papa bueno’ Juan XXIII, es dirigida y coordinada por el padre Guillermo Sías.
Encuentras fortalecimiento…
El padre Beto Luna, párroco de Corpus Christi, compartió que él llegó a la Casa Sacerdotal el pasado 20 de mayo por invitación del padre Guillermo Sías.
“El 16 de mayo me operaron a causa de la retención de líquidos, es un tratamiento a largo plazo. Al salir del hospital, el padre Memo me hizo la invitación para pasar mi tiempo de recuperación con ellos, fue para mí un gesto muy bonito y acepté”, explicó el sacerdote.
La Casa Sacerdotal era un proyecto que el padre Beto desconocía en funcionalidad, pues, explicó, aunque había asistido a unos ejercicios espirituales en ella, no estaba totalmente informado de lo que allí pasaba.
“Yo estaba muy metido en mi trabajo de la parroquia, tanto que desconocía la labor. Al llegar aquí me doy cuenta de que no son las medicinas que uno puede recibir, sino el ambiente de acogida y cariño que encuentras en las madres, los sacerdotes y el personal”, añadió el padre Beto.
También es una gran lección de gratuidad, expresó el presbítero, y de saber recibir con humildad y sencillez los dones y las bendiciones que las personas colocan en sus manos.
“La unidad y el apoyo es un gran regalo que he recibido, somos sacerdotes de diferentes etapas, pero cada quien con su enfermedad. Yo estoy de paso, pero otros hermanos están aquí viviendo, y me toca experimentar ese amor y cariño junto a ellos”, dijo el sacerdote.
Por otro lado, el padre Beto resaltó que en esta experiencia ha encontrado una atmósfera de fortalecimiento en el modo emocional y espiritual.
“Esta casa viene a ser un oasis en medio del desierto de la enfermedad”, concluyó el padre Beto.
Espíritu de servicio
El padre Roberto Ríos fue el segundo sacerdote en llegar a la Casa Sacerdotal, el 30 de agosto del 2021 por la tarde.
“Desde mi llegada me sentí muy acogido tanto por el padre Guillermo, así como por los trabajadores, las religiosas y monseñor Isidro Payán, quien fue el primer sacerdote en llegar a la Casa Sacerdotal”, expresó el padre Ríos.
Su estancia en este hogar ha ayudado al padre Roberto en su proceso de recuperación, pues, explicó, ha pasado por cuatro operaciones en su ojo derecho, en los últimos dos años y medio.
“Ha sido un proceso largo. Con mi ojo izquierdo no veo desde hace 10 años y mi ojo derecho es el que me han estado operando. Se me realizó un trasplante de córnea el 12 de diciembre de 2019; en marzo de 2020 se me intervino de nuevo para poner una válvula y ayudar a drenar líquidos oculares; en julio de 2020 me pusieron otra válvula para seguir ayudando a drenar líquidos oculares, y en enero de 2021 hubo necesidad de una restauración de puntos de sutura en la mitad de la córnea.
Básicamente, el estar aquí me ha ayudado a aceptar este proceso con mucha más paciencia, porque los resultados son muy lentos, pero gracias a Dios voy por buen camino. Me sigo encomendando a sus oraciones”, dijo el padre Ríos.
El presbítero explicó que ha encontrado mucha apertura de escucha por sus hermanos sacerdotes, además por parte de los laicos y las hermanas que ahí atienden con un gran espíritu de servicio y colaboración, pues en todo momento están al pendiente de cualquier cosa que necesite, debido a su limitación visual.
“Me he encontrado con una experiencia muy valiosa. Agradezco a las personas que me han apoyado con su oración para que las cosas puedan salir bien. Les hago la atenta invitación a unirse en apoyo a este, nuestro hogar, la Casa Sacerdotal, para que cada uno de mis hermanos pueda obtener los recursos necesarios para su recuperación”, concluyó el sacerdote.
Habla enfermero
Juan Daniel Frescas Sanchez es el enfermero que actualmente atiende a los huéspedes en este proyecto.
Feliz por formar parte de esta obra, en la que además puede presentar su agradecimiento a los sacerdotes, compartió:
“Mi experiencia ha sido muy bonita, me he sentido en casa de lo bien que todos se llevan y lo bonito que se siente estar aquí. Me siento dichoso de pertenecer a este equipo y servir a los sacerdotes en este momento de necesidad en el que se encuentran, y de esta forma, regresarles un poco de todo el servicio que han prestado por los laicos en su vida”
Equipo Casa Sacerdotal
Pbro. Guillermo Sias B., director
Hna. Paz, Hna. Virginia, Hna. Tere, Oblatas de Santa Martha
Juan Cruz Enríquez López, médico
Brenda K. Gómez Salcido, Daniel A. Quezada Villa y Juan Daniel Frescas Sánchez, enfermeros
Dulce Ma. Yñiguez M., Asistent de administración
Dalia Sias B., supervisora
Sonia Tress G., contadora
Edson Chávez, Instructor
Luz Ma. García E. Cocina
Julián Garcia E., Jefe de Mantenimiento
Emma U. Jiménez G, Laura E. Jiménez G., Verónica Sias B., mantenimiento interior y exterior
Ausencio Zúñiga M, Mantenimiento exterior
Eber Maudiel Melgar C, Vigilancia