El Diezmo representa una forma tangible de agradecer a Dios por los bienes y bendiciones recibidas, afirma ecónomo de la diócesis para animar a los fieles a participar en la campaña 2024-2025 que concluye este mes
Diana Adriano
El Diezmo, una práctica profundamente arraigada en la tradición bíblica, representa una forma tangible de agradecer a Dios por los bienes y bendiciones recibidas.
A través de esta aportación, los fieles no solo contribuyen al mantenimiento y sostenimiento de la Iglesia, sino que también expresan su compromiso y gratitud hacia el trabajo que realiza en la sociedad.
Es por ello que el padre Alfredo Abdo Rohana, ecónomo de la diócesis, insiste en que el Diezmo no debe ser visto como una obligación, sino como una oportunidad para reconocer que todo lo que tenemos, proviene de Dios
Sustento bíblico
El padre Abdo recordó que desde tiempos antiguos se reconoce el acto de ofrecer lo primero a Dios, como un acto de respeto y gratitud.
“Desde un principio sabemos que la envidia de Caín era precisamente porque Abel, siendo pastor, ofreció a Dios las primicias, las primeras crías. Él se dedicaba al campo y, después de vender y hacer negocios, ofrecía como ofrenda a Dios lo que quedaba”, explicó el padre Rohana.
En ese sentido, el sacerdote subrayó que el Diezmo, como participación en el trabajo, es una forma de reconocer que todo lo que se tiene proviene de Dios y no es algo que se da “porque me sobra”.
“Bíblicamente, encontramos bastantes textos que hablan del compromiso del pueblo por Dios. Reconocer que Dios bendice a su pueblo por medio del trabajo, y que el pueblo debe reconocer los beneficios de Dios”, afirmó.
Por otra parte se refirió a que la Iglesia Católica no presiona a sus fieles de la misma manera que lo hacen algunas comunidades cristiano-evangélicas.
“En la Iglesia Católica damos cierta libertad. No estamos presionando como decir ‘si no das, no te vas a contener’ o ‘no recibirás bendiciones’. Lo que nosotros pedimos es un día de sueldo o un día de ganancia al año”, mencionó.
Muchos católicos, poca ayuda
El ecónomo explicó que, de acuerdo a las estadísticas que tiene la Iglesia, de las 780 mil personas empleadas en la región, alrededor de 540 mil son católicas. Pero destaca que de este monto, solo un pequeño porcentaje, aproximadamente 26,000 personas, hacen su aportación al Diezmo.
«Es decir, apenas el 5% de las personas que tienen empleo y son católicas, hacen su contribución», expuso.
Por otra parte, recordó con nostalgia los primeros tiempos del plan de renovación económica de la Diócesis de Ciudad Juárez, cuando la Iglesia se sustentaba únicamente con los servicios respaldados por el Diezmo.
«Recuerdo esos benditos tiempos cuando solo nos concretábamos a ofrecer servicios respaldados por el Diezmo, y eso nos llenaba de mucho orgullo a nivel nacional. Era un testimonio de cómo la Iglesia podía existir, sin cobrar», dijo.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las circunstancias cambiaron.
“Ahora las personas ya no tienen ese compromiso como antes. La renovación económica que conocíamos, ya no existe de la misma forma, y la población de Ciudad Juárez ha cambiado. Muy poca gente recuerda esa etapa», comentó.
Distribución
El ecónomo explicó que, en la actualidad, las parroquias solicitan una aportación concreta para algunos servicios, como bodas o celebraciones de XV años, algo que antes no se hacía. A pesar de ello, los esfuerzos continúan para alcanzar las metas financieras de cada parroquia y de la diócesis, que, como cualquier institución, enfrenta gastos.
Hoy con el Diezmo se pueden solventar en cierta parte solventar estos gastos, conforme a la distribución que se hace del recurso:
“El 35 por ciento se destina a la administración de las oficinas diocesanas para los gastos generales, el 30 por ciento se regresa a las parroquias que lo captan, un 25 por ciento se destina al fondo de subsidio (para sostener a las parroquias más pobres) y el 10 por ciento se utiliza para la seguridad sacerdotal”.
Motivar la participación
Para el ecónomo de la diócesis, es necesario seguir motivando a los fieles a participar en la campaña del Diezmo, para de esta forma, ayudar a sostener su propia Iglesia.
“Debemos hacer un llamado a la conciencia de que, simplemente por tener un trabajo, es importante agradecer y compartir lo que tenemos, aunque sea lo mínimo».
El padre Abdo resaltó que si bien hay diversos métodos de motivación, lo fundamental es que los feligreses se identifiquen como parte de la familia católica y comprendan que su contribución es una forma de agradecer a Dios por su trabajo.
«Lo que se recauda, por pequeño que sea, es valioso. No es una obligación legalmente hablando, sino una obligación moral de participar económicamente en la vida de la Iglesia», añadió.
Subrayó la importancia de sensibilizar a las personas que trabajan en las parroquias y oficinas de la diócesis, ya que están al tanto de las necesidades económicas de los templos.
«Ellas saben cuánto sale un recibo de luz, agua o teléfono, y entienden el esfuerzo que significa mantener los templos en pie. Eso les da una visión más real de las limitaciones y necesidades que enfrentamos», comentó.
Ayuda fundamental para sostener a las parroquias
Verónica Gónzalez y Emma López de la Rosa, integrantes del equipo del Diezmo, realizan un seguimiento detallado de los recibos que las parroquias envían a la oficina diocesana.
“El año pasado superamos las metas, y este año vamos bien, gracias a Dios”, destacó Verónica.
El equipo diocesano agradeció la colaboración de las secretarias y los sacerdotes de las parroquias, quienes participan activamente en la recolección y motivación de las contribuciones.
«Es muy gratificante para mí poder ayudar, aunque sea con un poquito de trabajo, a la diócesis. Es un honor apoyar en algo tan importante como el Diezmo», mencionó Emma.
Corresponder a generosidad
Asimismo, las servidoras destacaron que, ante los desafíos económicos que algunas parroquias enfrentan, la participación activa del pueblo es fundamental.
“Algunas parroquias han logrado superarse en sus aportaciones, lo cual es increíble, la motivación sigue siendo alta», dijo Emma.
“Lo bonito del Diezmo es que si trabajamos y tenemos una entrada económica, es porque Él nos ha dado la vida, las capacidades y las oportunidades. El Diezmo es una forma material de agradecerle a Dios por todo lo que nos da, por la vida, la familia y el trabajo”, agregó Vero.
Finalmente, el padre Abdo invitó a todos a dejar de lado los prejuicios y recordar que, así como muchas veces pedimos a Dios, también es importante darle gracias y corresponder a Su generosidad mediante el apoyo a la Iglesia.
“Lo que aportamos es una manera de decirle a Dios: gracias por lo que me has dado”, concluyó.