En un mundo donde todos velan por sus derechos parece quedar olvidado que una prerrogativa legítima es “el derecho a Dios”… Sacerdote explica este planteamiento al hablar sobre la impaciencia que puede generar la presencia de niños inquietos en misa…
Ana María Ibarra
Muchas veces, durante la Eucaristía o alguna celebración litúrgica, el correr o el llanto de los niños incomoda al resto de los feligreses, pero en el evangelio Jesús da una enseñanza que dignifica la niñez.
Es desde esta enseñanza que la Iglesia recibe a los niños y les ofrece un lugar especial, pues tienen derecho a Dios.
Así lo compartió el padre Jesús Salinas, quien desde seminarista ha mostrado sensibilidad para la pastoral infantil, la cual plasmó en su tesina.
Derecho a Dios
“Dejen que los niños vengan a mí”, es un pasaje que el padre Jesús reflexiona durante el rito del Dautismo para hacerles ver a los padres de familia y padrinos que los niños tienen el derecho a Dios.
“Estamos en un mundo donde todos velan por sus derechos. El derecho de los animalitos, de ciertos gustos y se nos olvida que un derecho legítimo es el derecho a Dios. Los niños tienen derecho a Dios”, señaló.
En este aspecto, dijo, el problema es cómo los adultos ofrecen a los niños la posibilidad de ejercer ese derecho.
“Esto va desde habilitar en la parroquia los espacios para niños, que las reflexiones, las homilías y las actividades pastorales vayan encauzadas para ellos”.
Para el sacerdote, los niños son teólogos por naturaleza y sabiéndolos acercar a Dios, ellos mismos van a reflexionar sobre la importancia de Dios y la relevancia de la vida humana.
“El niño juega un papel muy importante y convendría, en la creatividad y conforme a su edad, hacerles atractivo el conocimiento de Cristo y la Iglesia para que ellos mismos vayan detonando toda la riqueza de nuestro Señor Jesucristo. Podemos aprender mucho de ellos”, sentenció.
La mejor herencia
Para el sacerdote acercar a los niños a Dios es “una de las mejores inversiones en la vida”.
“El niño que a muy temprana edad conoce a Dios, crece en muchos aspectos en la vida: no se le cierra el mundo, tiene amor a su persona, es solidario, es creativo, crece en la sana relación con los demás”.
Por lo tanto, la familia que acerca a sus hijos a Dios y a la Iglesia, ofrece la mejor herencia, dijo.
“El papá tarde o temprano dejará de estar aquí en la tierra, los bienes materiales se acaban, lo vimos en este tiempo de pandemia. Dios siempre está y siempre estará. El niño que es consciente de eso, sale de cualquier adversidad”.
En su experiencia el sacerdote ha visto que cuando un padre llega al final de sus días y sembró la semilla de Dios en sus hijos, no le faltan los sacramentos, entonces “Hasta por conveniencia el papá puede inculcar a sus hijos la cercanía con Dios”.
Sin importar edad
El sacerdote explicó que desde el vientre materno, el niño va palpando la religiosidad y la trascendencia a través de papá y mamá.
“Y si desde temprana edad se le muestra el respeto al recinto, la importancia y las posturas que hay que tener, el niño va entendiendo”.
El padre Jesús compartió que, desde su etapa de seminarista, los niños han sido la puerta que le ha permitido entrar al corazón de la comunidad.
“Como comunidad me refiero a las familias, al adulto mayor, a la misma dinámica, esto por la honestidad de los niños. Haber ganado un niño para Dios es haber ganado la familia completa”.
Igualmente habló de la importancia de dar su lugar a los niños en la liturgia.
“En la homilía preparo dos, tres puntos y los aterrizo en ejemplos muy concretos para los niños, interactúo con ellos en la misa. Le hablo a ellos, para que entiendan los mayores. Obviamente el Patito ha ayudado mucho”, dijo refiriéndose al muñeco que utiliza en sus catequesis, en forma de pato.
Otro aspecto que le ayuda al sacerdote en su cercanía con los niños es el darse el tiempo para saludarlos y conocer sus nombres.
“Esto ayuda mucho para que el niño se sienta amado por Dios”, afirmó.
En la mayoría de las parroquias se implementa la misa dominical para niños, sin embargo, para el padre Jesús dirigir una Palabra a los niños no se debría limitar a un horario. “Todo momento es una oportunidad”, consideró.
“La tesina que hice cuando salí del Seminario, sobre la pastoral infantil, me ha ayudado para una cercanía con ellos. Que el niño tenga un lugar, que cualquier ejercicio pastoral involucre a los niños”.
El padre Jesús reconoció que su vocación al sacerdocio fue sembrada en la niñez, al ser acercado a Dios a través del rezo del Rosario, las posadas, la misa, por lo que señaló: “Se debe procurar que a cada niño se le respete y se le acerque en ese derecho a Dios”.