Diana Adriano
La Congregación Oblatas del Santísimo redentor está integrada por mujeres especialmente sensibles al dolor de otras mujeres. Ellas son llamadas y enviadas a compartir la Buena Noticia con las mujeres que se encuentran en situación de prostitución y son víctimas de Trata, y desde esta misión son visibles trabajadoras por la paz.
Historia
La congregación nació en 1864 en Ciempozuelos de Madrid, España. En este mismo lugar nace como congregación de Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, en 1870. Su espíritu misionero llevó a la congregación a expandirse por el mundo y hoy está presente en 15 países tanto de Europa, como América, Asia y África.
Fue fundada por el Padre José María Serra y Antonia de Oviedo al ver la realidad de las mujeres marginadas de España.
“Nuestra congregación vive el carisma y misión, siguiendo el proyecto de Jesús Redentor, acompaña a mujeres que están en situación de prostitución y orientamos en la conciencia sobre la explotación sexual”, comentó la hermana Manuela Rodríguez, una de las religiosas de la comunidad que sirve en la diócesis local.
Labor en la ciudad
Las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor llegaron a Ciudad Juárez con el proyecto “Cihuatl”, que en lengua náhuatl significa “mujer”, con el objetivo principal de llegar a las mujeres en prostitución, haciéndoles saber que son ante todo personas, mujeres e hijas de Dios y, no la etiqueta y estigma que está en los imaginarios socio culturales.
Este año se celebra el décimo aniversario de la creación de CIHUATL con el equipo conformado por las hermanas: Isa Rincón Castillo, María Genoveva Ochoa Castrejón, Rosa Aguayo González y Manuela Rodríguez Piñeres, junto con 6 voluntarios/as.
La hermana explicó las etapas que recorren junto con las mujeres en este acompañamiento:
“Salimos al encuentro de ellas casi siempre por la zona centro, es normal que algunas no nos quieran escuchar, la mayoría nos acogen muy bien y la idea es acércalas a Jesús y preguntar si quieren ser curadas. Tratamos mucho de respetar su libertad y les presentamos nuestro proyecto”, agregó.
En un segundo momento, las mujeres que mostraron interés conocen el proyecto y comienzan proceso de formación integral, como puede ser su proceso escolar de alfabetización con la ayuda de padrinos y voluntarios.
“Seguimos trabajando con ellas hasta que llegamos al ‘empoderamiento’. Una vez que se restablece, ellas empiezan a hacer valer sus derechos, a comportarse de una manera diferente y ahí concretan las prioridades, las metas y los objetivos, su proyecto de vida”, explicó.
La hermana Manuela agregó que es muy importante el proceso de seguimiento y fortalecimiento, pues tratan de estar en contacto con cada una de ellas, apoyándolas constantemente para que se consolide su nuevo proyecto de vida.
“Otra etapa muy importante es relativa a la fe, que las lleva a un crecimiento espiritual para conocer más a Dios, a través de la profundización de la fe y del conocimiento de la Biblia y los valores de personas cristianas. Algunas de ellas deciden hacer los sacramentos. Sabemos que ellas tienen su fe muy grande”, explicó.
Impacto de su misión
Gracias al proyecto de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, un número significativo de mujeres han logrado salir del mundo de la prostitución.
“Muchas han estudiado enfermería, emprendido sus negocios y actualmente tenemos a una terminando su licenciatura en Psicología. Es un proceso largo porque muchas han tenido que pasar por desintoxicación, pero con la ayuda de Dios y las ciencias humanas, las ayudamos a salir adelante”, dijo la hermana Manuela.
“Creo que lo que tiene que cambiar para que pare la Trata de personas con fines de explotación sexual y la prostitución, es la forma cómo viven la masculinidad los hombres y también las mujeres su feminidad. Tiene que cambiar eso muchísimo. Es muy triste, porque estamos inmerso/as en una cultura machista y violenta y en un sistema donde todo está regido por el capital. Estos factores, entre otros, hacen que los cuerpos de las mujeres y niños/as, se conviertan en mercancías que se pueden comprar y vender, como un producto más”, dijo.
“Pero esto no lo quiso Jesús. El denunció la explotación que acontecía en la sociedad judaica, la exclusión a las mujeres que ejercían la prostitución, acuñando esta frase célebre que encontramos en el evangelio según San Mateo 21:31: ‘Les aseguro los publicanos y las prostitutas, entrarán antes que Ustedes al Reino de los Cielos’”, añadió.
Así, las Oblatas del Santísimo Redentor, junto con las personas que las apoyan en su apostolado, generan desde Cristo una nueva humanidad, y con sus creativas formas de amar al prójimo, construyen la paz necesaria en la sociedad.
“Debemos decirles que estas realidades y problemáticas nos competen a todos como cristianos”, finalizó diciendo la hermana Manuela.