El evento fue enfocado en trabajar para ayudar la víctimas de abuso a menores en elámbito eclesial y para formar espacios seguros en la Iglesia…Se realizó en Paraguay, a donde viajaron tres sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Juárez…
Blanca A. Martínez
“No cansarse de luchar por generar ambientes sanos y seguros para la Iglesia”, es el llamado que recibieron los participantes en el Segundo Congreso Latinoamericano sobre la prevención de abuso a menores, realizado el pasado mes de marzo en Paraguay.
Al congreso acudieron tres sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Juárez, quienes trajeron a esta comunidad la enseñanza y el ánimo para lograr que “el futuro de la Iglesia, herida y lastimada por los abusos cometidos al interior de ella, se presente cada vez más rico de promesas y de esperanzas”, tal y como lo planteó uno de los expositores.
El padre Gustavo Balderas, párroco de Jesús Príncipe de Paz, compartió con Periódico Presencia el trabajo que se realiza a nivel local en este tema, y los aprendizajes tras participar en este congreso realizado en Paraguay.
Recordó que, a nivel Latinoamérica, el trabajo en torno a este delicado tema comenzó en el primer congreso realizado en 2019, con sede en la Universidad Pontificia de México. Ahí se contó con la instrucción de algunos especialistas, como el padre Amadeo Cencini, Miembro del Servicio Nacional para la protección del menor de la Conferencia Episcopal de Italia, mientras que este año se contó con la participación de Hans Zollner, sacerdote jesuita alemán, ex presidente de la Comisión pontificia para la protección de los menores.
Aquí la entrevista en la que el padre Gustavo explica los alcances de este esfuerzo a nivel mundial y local.
¿De qué trató este segundo congreso de protección a menores?
Con este segundo congreso se intenta formar redes y seguir formando a los agentes de pastoral de la prevención en las distintas diócesis de América Latina, desde México hasta todo Latinoamérica … formar a todos los agentes, incluyendo obispos, presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas, laicos, para que fomenten espacios seguros en las parroquias, en los colegios católicos, en los salones parroquiales, de tal manera que niñas, niños, jóvenes, adolescentes y personas vulnerables estén seguros en estos espacios eclesiales. Fue una temática de cómo seguir previniendo los casos de abuso mediante ambientes seguros. Se nos habló sobre el contexto histórico de los abusos, cómo comenzó el problema en Estados Unidos en los 80s, donde había, hasta cierto punto, una cultura del encubrimiento, porque no se decía nada. Estados Unidos llevó a cabo la primicia en esto, porque fue donde ocurrieron los primeros casos. Después fue avanzando, en México con el padre Maciel…Desde el Papa Benedicto XV se empezaron a tomar cartas en el asunto, y al llegar el Papa Francisco empieza a darle un giro fuerte a este tema. Fue en el año de 2019 también cuando el papa Francisco invita a todas las conferencias de los episcopados del mundo para ver qué hacer ante este mal en la Iglesia … en 2019 el Papa Francisco invita a los obispos y concluye en que cada diócesis debe hacer una comisión de prevención de casos de abusos dentro de la Iglesia, y es ahí el parteaguas para iniciar este trabajo.
¿Cuál fue el objetivo específico de este segundo Congreso?
La finalidad de estos congresos es revisar y trabajar en cómo ayudar a la víctimas de esta difícil experiencia con algún sacerdote, religiosa o laico catequista, en un ambiente parroquial; cómo ayudar a estas víctimas, cómo darles seguimiento para que puedan sanar esa herida. También este evento giró en torno a formar espacios seguros en todas nuestras parroquias, iglesias, colegios, en todos los ambientes eclesiásticos.
El tema de este congreso fue “Informar-dialogar-comunicar” cuando hay alguna acusación contra algún sacerdote. Nos enseñaron los protocolos a seguir para respetar a la presunta víctima, al presunto agresor, y que no se haga mediático como en algunos casos a nivel internacional; que sea todo conforme a derecho.
¿Cómo ve usted la actitud del Papa ante esta problemática?
Este es un tema doloroso, difícil. La Iglesia toma cartas en el asunto porque debe velar por la víctima y su familia, pero también por el supuesto agresor, ver cómo ayudarle. Yo veo que la Iglesia, el papa, toma cartas en el asunto, está preocupada de que la prevención y los ambientes seguros se hagan realidad en todas partes del mundo, son esfuerzos que se hacen. Me gustó mucho que en el congreso, el Papa Francisco nos mandó un mensaje a quienes participamos. En el mensaje nos llama ‘Apóstoles de la prevención’ y nos alentó a seguir adelante, a continuar con la formación de espacios seguros, con los protocolos de prevención en nuestras parroquias y comunidades y él es el primero que quiere que se prevenga todo, por esta herida que hay en la Iglesia a causa de este flagelo.
¿Quiénes asistieron por parte de la diócesis y por qué?
Asistimos el padre Patricio Pelayo, vicario judicial de la diócesis, quien lleva los procesos. Sus estudios implican esto, cuando viene alguna acusación, él es la persona que entra en cuanto a Derecho canónico; el padre Salvador Magallanes fue como presidente del presbiterio que está al pendiente de la formación humana de los sacerdotes de la diócesis; y un servidor, que estoy en la Comisión de Prevención de la diócesis, junto con el padre Pelayo. Fuimos para prepararnos, conocer y bajar la información a la diócesis.
¿Cuáles son los pasos que se realizan en la diócesis local sobre este tema? ¿Ya existen protocolos? ¿Y cómo se han capacitado los párrocos?
Hay una comisión encargada, la consigna que tengo es hablarle a algún especialista para que nos prepare, forme directrices y de ahí en adelante seguir nosotros. Los protocolos aún no están definidos, solo hemos hablado al respecto con el especialista y realmente es algo que urge implementar en nuestra comunidades y parroquias. La comisión esta tomando forma y se están tomando cartas en el asunto, ahora con el padre Armando Benavides como vicario general, le estamos ayudando a empaparse de este tema, haciendo trabajo juntos para dar estos pasos internos.
¿Existe un listado de qué hacer y qué no hacer en estos casos?
En cuanto el señor obispo nos dé luz verde, le damos. Ahorita estamos en trabajo interno de formación…ya en una junta se le presentó al presbiterio la comisión, ahorita seguimos empapándonos en este tema, investigando, participando en diplomados sobre cómo elaborar protocolos, cómo atender a los agresores, cómo dar seguimiento psicológico, atender y escuchar a las víctimas… Nos queda un camino largo por recorrer, que Dios nos acompañe en esta tarea tan compleja y difícil, pero necesaria para nuestra Iglesia.
Cuando hay un caso se tiene que comunicar en la comisión, se tiene que trabajar poco a poco y la misma comisión le da seguimiento cuando pasa esto. ¿Qué es lo que se tiene que hacer? Pues cuando el obispo se entera de un supuesto caso, rápidamente investiga si la noticia es o no verosímil… al confirmarlo tiene que empezar el proceso de investigación, tanto canónico por el sacerdote, y si la familia va a Fiscalía a hacer la denuncia, ya se hace la denuncia civil (penal), entonces tiene que haber una colaboración entre Iglesia y Fiscalía. Hay diócesis que ya tienen un marco muy interesante de equipo entre fiscalía y diócesis; nosotros estamos iniciando, es nuevo para nosotros, entonces tenemos que empezar a orquestar esto.
El señor obispo nos ha dado la directriz y es un tema que se tiene que tomar muy en serio debido a la gravedad de lo que sabemos ha pasado.
¿Cómo es la proporción de casos que se presentan en la Iglesia, en comparación con otros sectores o instituciones?
Hay datos sobre el hecho de que el porcentaje de sacerdotes que han incurrido en este delito es menor, en comparación con personas de otras instituciones…si lo comparamos con maestros o médicos, nos damos cuenta de que en la Iglesia, los casos de agresión son menos…pero sí parece que son muchos ya que somos pocos sacerdotes en todo el mundo y a todos los casos suelen darle poquito más impulso…pero en esas estadísticas, la Iglesia está por debajo de otras instituciones.
¿Algo más que desee agregar?
Debemos seguir trabajando, seguir siendo y formando -como nos llama el Papa Francisco- “apóstoles de la prevención” … que cuidemos de los más vulnerables niños niñas jóvenes adolescentes y que fomentemos estos espacios seguros en nuestras distintas comunidades y espacios católicos…