Padre Jesús Salinas se despojó de su sotana para poder nadar, pedalear y trotar
Diana Adriano
Con el mismo dinamismo con el que imparte la homilía, el padre Jesús Salinas, vicario de la parroquia El Señor de la Misericordia, se despojó de su sotana y se dispuso a participar en la serie global Iron Man 70.3, rally en el que se recorre un circuito de 1.9 km en natación, 90 km de ciclismo y 21 km de carrera, realizado en Acapulco, Guerrero.
“Todo comenzó cuando miré la película ‘Cien Metros’, tuve la inquietud de participar en un Iron Man y me hice el propósito de hacerlo antes de cumplir los 40 años, ofreciéndolo a Dios en ese clima de favor a la vida”, explicó el sacerdote.
Dijo que ya había participado en un rally parecido en Cozumel, en septiembre del 2020, sin embargo, fue en relevos, así que sólo le tocó el circuito de ciclismo. Pero al enterarse rally individual, en Acapulco, decidió participar.
Después de una ardua preparación con entrenamientos y una dieta equilibrada, el padre se dirigió a la competencia, que se realizó el domingo 23 de mayo.
“Llegué cinco días antes del evento para perderle miedo al mar, porque nunca había participado en una competencia de nadar. Estaba muy nervioso pero me ayudaron las misas que celebré allá, momentos de oración y sobre todo la conciencia de que no era por la medalla, sino por las más de 500 intenciones que tenía”, agregó el padre Salinas.
Cuando ya le faltaba un kilómetro para la meta, el padre Jesús, se puso su capa de “Salvemos las dos vidas” en la parte de enfrente y cruzó la meta.
“Fue una alegría muy grande haber terminado la competencia y más por las intenciones que traía conmigo. Gracias a Dios me ayudó mucho en la parte espiritual”, señaló el padre.
Red de atletas provida
El padre Salinas dijo que uno de sus sueños, es inspirar a los católicos a ser atletas de alto rendimiento y correr con intención.
“A futuro tener una red de atletas para donde quiera que haya un evento deportivo de renombre, que haya al menos una persona que compita a favor de la vida”, explicó.
“El hecho de que un competidor de élite compita a favor de la vida y llegue a podio, es de gritarle al mundo que se apoya la vida. Es un proyecto a largo plazo, para ofrecer a Dios un mundo mejor”, finalizó.