Luis Felipe Pérez/Grupo Caridad y Verdad que difunde la Doctrina Social de la Iglesia
Hay mucho que decir de este nuevo caso de violencia extrema en el país, el hallazgo de un predio en Jalisco: el rancho Izaguirre, también llamado campo de exterminio y entrenamiento, recuerda a los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Los medios de comunicación se han volcado a cubrir este suceso, y son muchas las cuestiones que surgen de él.
Destaca en primer lugar, el despojo que se hace al dueño original, donde, amagado junto a su familia, es obligado a firmar un documento para ceder la propiedad del predio. La iglesia nos enseña que a través del trabajo el hombre se apropia de una parte de la tierra y de ahí el origen de la propiedad individual (CDSI 176), por eso el despojo de la propiedad que lícitamente es adquirida, es una falta grave a la dignidad de la persona, especialmente cuando se hace con violencia. Indiscutiblemente este es el resultado de la falta de un Estado de Derecho, es decir, un país donde el estado no puede garantizar la aplicación de la ley, esto nos lleva al siguiente punto: Es deber de la comunidad política garantizar las condiciones que provean el crecimiento más pleno de cada uno de sus miembros (CDSI 384), la falta de condiciones de trabajo, educación y económicas hacen que sea una opción atractiva ser aparte del crimen organizado.
De las deformaciones de la democracia, la corrupción es una de las más graves, (CDSI 411) ha dado pie y ha alimentado con razón la desconfianza respecto a las instituciones públicas. Más allá de la falta de estas condiciones y del manejo irresponsable, sobresale la manera en la que se ha manejado el caso por las autoridades, donde se deslinda de la responsabilidad adjudicando esta a los gobiernos anteriores. Ciertamente el sexenio pasado es calificado como el más violento de la historia de México. La administración pública, a cualquier nivel, tiene como finalidad servir a los ciudadanos (CDSI 412) y contrario a esto, es en la administración pública donde el crimen organizado ha encontrado aliados.
Testimonios destacan que, en este lugar, el crimen organizado llevaba personas a ser asesinadas y a asesinar. Exponen cómo mediante engaños y promesas de trabajo, llevaron ahí especialmente a los jóvenes a los cuales les es arracada la posibilidad de vivir una infancia y juventud normal (CDSI 512).
El papa Francisco, en su discurso para la VIII Jornada Mundial de Oración y Reflexión Contra la Trata de Personas dijo: “¡La trata de personas es violencia!… es una herida profunda que nos afecta también a cada uno de nosotros.”.
Es mediante la captación de jóvenes, que el crimen organizado ha logrado ampliar sus filas. En este lugar, además de asesinar, se entrenaba a jóvenes para ser enviados como soldados y sicarios a una guerra que no les corresponde. En México se ratificó el Protocolo de Palermo en 2003 donde se define claramente la Trata de personas con fines de explotación, como en este caso.
Perdón y justicia
Destaca de manera muy importante la participación de la sociedad civil, donde agrupaciones como Guerreros Buscadores de Jalisco, y las Madres Buscadoras desempeñan labores de búsqueda motivadas por sus pérdidas personales y por la necesidad de tomar en manos propias la tarea de encontrar a sus seres queridos ante la indiferencia del Estado. En efecto es una tarea del Estado el dar atención a las familias de desaparecidos de manera que puedan encontrar prontamente la paz.
El principio de humanidad conlleva la obligación de proteger a la población civil de los efectos de la guerra (CDSI 505), en este caso del crimen organizado, para impedir que estas situaciones se repitan como menciona el mensaje del Episcopado Mexicano.
Son muchos los temas que salen a la luz con este hallazgo, que atentan directamente contra la dignidad humana, desde los crematorios, la corrupción, tráfico de órganos, el abuso infantil, incluso un altar a la santa muerte, que evidencia el proceso de deshumanización por el que pasan quienes comenten estas atrocidades. Lamentablemente es muy probable que existan muchos de estos lugares en México, y aunque la verdadera paz solo es posible mediante el perdón y la reconciliación (CDSI 517), el perdón recíproco no debe anular las exigencias de la justicia, ni impedir el camino que conduce a la verdad (CDSI 518).