Diana Adriano
El frío no impidió que 40 adoradores nocturnos se dieran cita el pasado 27 de noviembre en la capilla de Jesús el Señor, perteneciente a la parroquia Santísima Trinidad, para emprender una peregrinación en honor a San José, patrono de las familias.
El padre Jaime Melchor Valdez, asesor diocesano de los Adoradores Nocturnos, compartió que realizaron este acto solemne como forma de cerrar el proclamado año de San José, que concluyó el pasado 8 de diciembre.
“Durante todo el año procuramos realizar algo en torno al Año Josefino, y cómo no había muchas actividades por la pandemia, vimos la posibilidad de ir a un templo dedicado al santo. De una manera sencilla, nos pusimos de acuerdo para peregrinar a la Capilla Histórica de San José”, explicó el sacerdote.
Portando sus banderas de adoradores, y protegidos con el rezo del Santo Rosario los peregrinos emprendieron su camino hacia el templo conocido como Misión de San José, aunque en realidad no fue considerdada misión, sino capilla, gran legado en la historia de la Iglesia diocesana.
“Iniciamos la peregrinación con una oración a San José, el rezo del rosario y luego el primer misterio comenzamos a caminar rumbo a la capilla, para allí celebrar una la Santa Misa”, añadió el presbítero.
Ganaron indulgencia
Los peregrinos fueron adoradores de diferentes secciones entre ellas Catedral, San Francisco de Asís, Santa Cecilia, El Señor de los Afligidos y Doce Apóstoles.
El padre Jaime se alegró de que en todo momento, los adoradores estuvieron muy contentos, viviendo la peregrinación con gran entrega aunque la mayoría eran adulto mayores.
“También muy felices porque ganaron la indulgencia por el año de San José, eso también es otra de las intenciones. Al término de la Eucaristía compartimos un poco de la historia de la capilla como patrimonio cultural de nuestra ciudad y de la diócesis”, dijo el presbítero.
Como se sabe, el Santo Padre Francisco concedió la indulgencia plenaria a través de diversos métodos. Uno de ellos fue a aquellos que con el ejemplo de San José realizaran una obra de misericordia corporal o espiritual.
Así los fieles tuvieron la posibilidad de comprometerse mediante la oración y las buenas obras a ejemplo de San José, un «tesoro» que la Iglesia sigue descubriendo.