El Papa Francisco pidió este domingo 6 de septiembre, que todas las parroquias, comunidades religiosas, monasterios y santuarios de Europa, acojan a las familias de refugiados que llegan en estos dĆas al continente al huir de la persecución religiosa y las guerras de sus paĆses, entre ellos Siria e Irak. Se trata de una de las crisis migratorias mĆ”s graves de la historia.
En los Ćŗltimos dĆas la imagen de Aylan, un niƱo sirio muerto en una playa de TurquĆa ha llamado la atención sobre los refugiados que estĆ”n saliendo de Oriente Medio. Los paĆses adonde se han dirigido muchos de ellos son Alemania, Austria y HungrĆa, que ven cada dĆa cómo llegan a sus fronteras decenas de miles de refugiados, pero el resto de paĆses miembros de la Unión Europa estudian ya medidas unitarias para hacer frente a este drama y ayudarlos.
Desde los diferentes paĆses serĆ”n distribuidos en campamentos de acogida. Las diócesis tambiĆ©n han manifestado su deseo de acoger a los refugiados. El arzobispado de Viena (Austria), por ejemplo, promete acoger en las próximas semanas a unos mil refugiados en sus instalaciones en el centro de la capital austrĆaca.
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Luego de rezar el Ćngelus, el PontĆfice aseguró que āla Misericordia de Dios viene reconocida a travĆ©s de nuestras obras, como nos ha testimoniado la beata Madre Teresa de Calcuta, de quien hemos recordado el aniversario de su muerteā.
AsĆ pues, āfrente a la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y por el hambre, y estĆ”n de camino hacia una esperanza de vida, el Evangelio nos llama a ser āpróximosā con los mĆ”s pequeƱos y abandonados. A darles una esperanza concretaā.
El Papa pidió ademĆ”s que no sólo se les diga āāĀ”Ćnimo, paciencia!ā porque la esperanza es combativa con la tenacidad de quien va hacia una meta segura.Ā Por tanto āagregó el PontĆficeā, en la proximidad del Jubileo de la Misericordia, dirijo una petición a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para expresar la concreción del Evangelio y acojan una familia de refugiados.
Se trata de un gesto concreto como preparación al AƱo Santo. āQue cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa hospede a una familia, comenzando por mi diócesis de Romaā, apeló Francisco.
Por Ćŗltimo, me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis sostengan esta solicitud mĆa, recordando que Misericordia es el segundo nombre del Amor:
Ā«Todo aquello que hagan a uno solo de estos hermanos mĆos mĆ”s pequeƱos me lo harĆ”n a mĆĀ»
TambiĆ©n las dos parroquias del Vaticano acogerĆ”n en estos dĆas a dos familias de refugiados, anunció al concluir. (Aciprensa)