¡Atención! ¡Dios puede llegar en cada momento!
Presentamos a partir de este domingo (y en los siguientes de Adviento), meditaciones para vivir este tiempo litúrgico con la Lectio Divina.
Domingo 29 de Noviembre 2015
- Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz , que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén
- Lectura Lucas 21,25-28.34-36
- a) Clave de lectura:
El texto litúrgico de este domingo nos lleva a meditar el discurso de Jesús sobre el fin del mundo. Hoy, cuando se habla tanto del fin del mundo, las posiciones son muy variadas.
Algunos tienen miedo. Otros permanecen indiferentes. Otros comienzan a vivir con más seriedad. Y todavía otros, cuando oyen una terrible noticia, exclaman: “¡El fin del mundo está cerca!” ¿Y tú? ¿Tienes una opinión al respecto? ¿Por qué al principio del año litúrgico, en este primer domingo de Adviento, la Iglesia nos coloca de frente el fin de la historia? Teniendo presente estas preguntas, tratemos de leer de modo que nos interpele y nos interrogue.
Durante la lectura haremos un esfuerzo por prestar atención, no a lo que nos causa temor, sino más bien a lo que produce esperanza.
El Hijo del Hombre vendrá sobre una nube
Lucas 21,28: La esperanza que renace en el corazón
Lucas 21,29-33: La lección de la parábola de la higuera
Lucas 21,34-36: Exhortación a la vigilancia
- c) El Texto:
“Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar y de las olas. Los hombres se quedarán sin aliento por el terror y la ansiedad ante las cosas que se abatirán sobre el mundo, porque las fuerzas de los cielos se tambalearán. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación.”
“Cuidad que no se emboten vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupacines de la vida y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza, logréis escapar y podáis manteneros en pie delante del Hijo del hombre.”
- Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
- Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración.
¿Qué sentimientos has tenido durante la lectura? ¿De miedo o de paz? ¿Por qué? ¿Has encontrado en el texto algo que te haya dado esperanza y ánimo? ¿Qué es lo que hoy empuja a la gente a tener esperanza o a resistir? ¿Por qué al principio del Adviento la Iglesia nos confronta con el fin del mundo? ¿Qué responderíamos a los que dicen que el fin del mundo está cerca? ¿Cómo entender la imagen de la venida del Hijo del Hombre sobre una nube?
El contexto en el que se encuentra nuestro texto en el Evangelio de Lucas Para nosotros, hombres del siglo XXI, el lenguaje apocalíptico es extraño, difícil y confuso.
Pero para la gente de aquel tiempo era el modo de hablar que entendían. Expresaba la certeza testaruda de la fe de los niños. A pesar de todo y contra todas las apariencias, ellos continuaban creyendo que Dios es el Señor de la Historia. El objetivo principal del lenguaje apocalíptico es animar la fe y la esperanza de los pobres. En tiempos de Lucas, mucha gente de las comunidades pensaban que el fin del mundo estaba cerca y que Jesús habría vuelto. Pero estos individuos eran personas que nunca trabajaban: “¿Para qué trabajar si Jesús volverá?” (cf Ts 3,11). Otros permanecían mirando al cielo, aguardando la vuelta de Jesús sobre las nubes (cf Hech 1,11). El discurso de Jesús indica que ninguno sabe la hora de la última venida. ¡Hoy sucede la misma cosa! Algunos esperan tanto la venida de Jesús, que no perciben su presencia en medio de nosotros, en las cosas, en los hechos de cada día.
- Salmo 46 (45)
- Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.