Luis y Cristina Rosales
En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».
El 17 de diciembre de 1999, de nuevo la Asamblea General de las Naciones Unidas designo el 25 de noviembre como el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Por este motivo en pasados días en varias ciudades del país, algunas mujeres se pronunciaron por medio de protestas contra la violencia hacia la mujer. Si bien es cierto que tenemos el derecho de defender un trato justo y una vida digna, podemos ver que estas protestas están cargadas de enojo y curiosamente violencia también. Causa asombro ver en fotografías que circulan en las redes sociales a una madre mostrando a su pequeña hija actos vandálicos a monumentos con grafiti, entre otras, educando y heredando a estas pequeñas el enojo que las madres sienten.
Otra protesta que también causó furor en las redes sociales fue un canto que bailaron en una protesta algunas mujeres en Chile, este video se volvió viral e inspiró a muchas otras mujeres en diferentes ciudades del mundo a cantarlo también, este canto dice así:
Y la culpa no era mía, ni donde estaba ni como vestía, el violador eres tú…
Y el patriarcado es un juez que nos juzga por nacer,
Y nuestro castigo es la violencia que ya ves
Feminicidio, impunidad para el asesino es la desaparición, es la violación.
Este canto lo han usado algunas mujeres para señalar en general a los hombres, haciendo una acusación de “El violador eres tú” y estos han respondido a la agresión con comentarios machistas, memes en redes sociales y con esto se aumenta la ira y el enojo entre ambos bandos.
Otras respuestas que hemos visto en las redes sociales con respecto a este canto ha sido la defensa del nonato desde su concepción, respondiendo a este canto de la siguiente manera:
Si yo nacer sólo quería
Mi cuerpo se destruía
Mi corazón aun latía
La asesina eres tú, y la culpa no era mía.
Creemos que, el mundo nos arrastra y nos ha deshumanizado, es desgarrador pensar en todas esas mujeres que han sido violentadas y asesinadas en nuestro país y en el mundo entero, sin embargo, este hecho no convierte a todos los hombres en unos machistas y mucho menos en violadores, no podemos generalizar como si todos fueran iguales, confundimos la protesta y la defensa de la mujer y nos convertimos en jueces de aquellos que también son inocentes. Ni qué decir cuando con la bandera del feminismo llega incluso a promover el aborto, mismo que violenta física y emocionalmente a la misma mujer que lo defiende, lastimando no sólo su cuerpo sino al fruto inocente que lleva en sus entrañas y que la convierte en asesina de su propio hijo, ¡nos hemos deshumanizado!, al despreciar a la mujer, al despreciar al hombre, al despreciar al inocente no nato, y finalmente despreciado a Dios en su Creación.
Los matrimonios nos vemos constantemente en esta misma lucha entre hombre y mujer, como cuando nosotros hemos discutido por las labores domésticas, si yo hago más que tu o limpio mejor, o bien en la educación de nuestro hijo en donde cada uno piensa tener la razón, llegando con esto a actuar con superioridades que nos llevan a la división como esposos, ¿solución? Sólo Cristo Jesús que a través del Encuentro Matrimonial Mundial nos enseña a comunicarnos con mayor caridad entre nosotros y hacia nuestros hijos.
Queridos hermanos los invitamos a que esta Navidad que acabamos de celebrar, permitamos al Niñito Jesús inundar nuestros corazones de paz, amor al prójimo y a nuestra familia. Que los frutos del Espíritu Santo se derramen sobre sus corazones de tal manera que, entre las prisas, el tráfico y la rutina diaria, centremos nuestro actuar en el Salvador que está por nacer.
Sembremos primero en nuestro hogar para después lograr, poco a poco, de este mundo algo mejor.