- Por la titánica labor que realizan en la asistencia, promoción y protección a los migrantes, trabajo que se ha multiplicado ante el recrudecimiento del fenómeno, Periódico Presencia otorga el reconocimiento como “Discípulos de Jesús 2019” a la Casa del Migrante.
Ana María Ibarra
Desde hace 35 años, la Casa del Migrante se ha dedicado a dar albergue, alimento y atención a las personas en tránsito, sin embargo, desde septiembre del año pasado, los cambios migratorios han sido un gran reto para la institución, cuyo equipo ha tenido que atender hasta a más de mil migrantes diarios.
Historia
A principios de los años ochentas, don Manuel Talamás Camandari conoció en Italia al padre Flor María Rigioni, de la congregación Misionero de San Carlos Scalabrinianos y lo invitó a venir a Ciudad Juárez.
“Entre 1983-1985, el padre Flor María vino a fundar La Casa del Migrante. Estuvo dos años, y cuando se fue ya estaba la casa terminada, sólo faltaban algunos detalles”, recordó el padre Javier Calvillo, director de la casa.
En aquel tiempo, lo fuerte era la atención a braceros y jornaleros.
“Era gente que se venía para trabajar en los campos. Después fue cambiando la población de migrantes”, expuso en entrevista con Presencia.
El padre Calvillo, quien hace unos meses platicó con el padre Flor María sobre los inicios de la casa, dijo que el religioso siempre tuvo la visión de una casa grande.
“La migración puede ser pequeña, pero luego puede crecer. Son tiempos que van cambiando y esto es a nivel mundial”, recordó el sacerdote citando las palabras del fundador.
“Todo es de acuerdo a las necesidades y a lo que el Espíritu Santo inspire”, afirmó el sacerdote convencido que tanto el padre Flor María como cada uno de los obispos diocesanos, han sido inspirados por el Espíritu Santo.
“Los escalibrinianos se fueron en el 2005 por la baja en el número de migrantes y ellos están acostumbrados a retos más fuertes. El obispo don Renato invitó a los dominicos para trabajar y estuvieron por cinco años, después me dio el nombramiento”, dijo.
Un gran reto
El padre Calvillo reconoció que cuando fue notificado por don Renato que se le asignaría la Casa del Migrante y la Casa de Ejercicios, además de Mausoleos y la capilla de Santa María Goretti, para él significó mucho trabajo e intentó negarse.
“Me dijo que tomara la Casa del Migrante y la Casa de Ejercicios por si un día pudiera venirse esas migraciones masivas y tendría que utilizar las dos casas. El año pasado que llegamos a esto me di cuenta que no cabe duda que son hombres de espíritu, de sabiduría”, dijo recordando el trabajo de don Renato Ascencio, tercer obispo de la diócesis a quien le tocó un notable incremento en la migración por esta frontera.
Su labor
Durante estos años, la Casa del Migrante ha dado respuesta a los cambios de la migración, otorgando albergue, alimento y defendiendo los derechos humanos de los migrante que llegan diariamente.
Pero sin lugar a dudas los últimos años el reto ha sido mayor con la llegada de las caravanas de centroamericanos y luego migrantes mexicanos que buscan cruzar a los Estados Unidos.
“Este año ha sido muy fuerte, muy marcado en cuestión de los cambios de migración. El año pasado distinguió por las caravanas, los centroamericanos, los cubanos. Ahora vemos a los mexicanos que buscan asilo en Estados Unidos, y la gente que siguen deportando. Ha sido un año crítico, pero con mucha riqueza y enseñanza”, dijo el padre Calvillo.
Cuatro verbos
El sacerdote señaló que la Casa del Migrante no es nada más asistencia, sino que, respondiendo al llamado del Papa Francisco, se ha dedicado a acoger, proteger y promover a los migrantes.
“Es difícil abarcar todo, esto nos supera, tenemos muchas limitaciones, muchas fallas, pero vamos más allá de lo existencial. Estamos en acoger, que la gente tenga un lugar digno. Estamos promoviendo, buscando que la gente que salga del albergue esté en una casa donde pueda hacer su vida en común, que pueda trabajar”, dijo.
En cuanto a la protección, la Casa del Migrante tiene un proyecto en Catedral dos días a la semana llamado “Migrante infórmate”.
“A todos aquellos migrantes que están en la oscuridad queremos ayudarles con abogados americanos, abogados mexicanos y con Migración”, explicó.
Además, se les visita en las casas donde están rentado para que la gente no abuse de ellos.
Reto para verdaderos cristianos
Haciendo eco la sensibilidad y las palabras del papa, el padre Calvillo dijo que no se puede ser cristianos y no ser caritativos.
“Nadie estamos excentos de ser migrantes, nadie nos garantiza que siempre vamos a estar en nuestras comodidades. Ahorita la migración es un signo de los tiempos, si no ponemos nuestro granito no va a cambiar esta realidad de migración. Ya no estamos para prejuicios y discriminación a los migrantes”, comentó.
Para que el proyecto de Casa del Migrante continúe, el sacerdote hico un reconocimiento a la ayuda binacional que se recibe de personas y agrupaciones de Juárez, El Paso y Las Cruces que apoyan con donativos en especie y efectivo.
“Es hermosa la ayuda binacional. El papa nos mandó una lanita, los laicos comprometidos, gente que está en los puentes apoyando. Son riquezas que hacen que se pueda sacar adelante esta realidad de la migración, aunque en un momento nos rebase”, dijo.
Para lograr esta ayuda, el sacerdote se da a la tarea de buscar el apoyo de empresarios.
“Voy a dialogar de la realidad y pedir ayudas. Nos duelen mucho los menores, las mujeres embarazadas. Tratamos de ir más allá en Estados Unidos. Vamos a lo que podemos y hasta donde nos podemos”, sentenció
Retos
El trabajo de la Casa del Migrante cada vez está lleno de retos en todos los aspectos, dijo el director.
“Se me ha ido mucha gente del personal. He lidiado con algunas demandas. Tengo enferma la gente porque este año fue de mucho estrés. Hemos tenido conflictos con algunos niveles de gobierno. Es agotador”, externó el padre Calvillo.
La Casa del Migrante es un albergue que trabaja las 24 horas los 365 días del año y el trabajo que se realiza es propiamente por la caridad, la fe y el amor.
“En un momento determinado se les da una compensación a algunas personas, tenemos algunos como empleados, pero la mayoría son voluntarios, personas de fe. Estamos contentos porque es satisfactorio, aun enfermarse por ayudar a tanta gente. Ojalá y muchos hayan logrado sus sueños”.
Ante este fenómeno que crece cada día más, el padre Calvillo dijo que le esperan retos más fuertes a la Casa del Migrante.
“Como Iglesia, no pinta bien el 2020, porque hay países donde la gente quiere salir, están en crisis y se van a mover muchas cosas, la gente va a querer desplazarse como lo están haciendo los mexicanos también, pidiendo asilo político. No va bien el país, tenemos que ir adelante. Dios dirá lo que venga, pero nos toca hacer lo que nos corresponde”, finalizó.
Apoyo a migrantes
- Asistencia (albergue, alimento, atención médica)
- Defensa de sus derechos humanos
- Denuncia de Trata y secuestro
- Ayuda en trámites de estancia legal.
- Contactar con su familia
- Apoyo en cobrar el dinero que les envían
- Búsqueda de las pertenencias que les quitan
- Ayuda para buscar familiares en las cárceles
- Apoyo en el traslado cuerpos
- Comunicación con embajadas y consulados
- Recepción de papelería que llega de la solicitud de Asilo político
- Visita y entrega de despensas a familias que se quedan en Juárez
- Visita a migrantes en los puentes, noche y día