Pbro. Javier Gómez/ Párroco de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos
Grandes virtudes y actitudes podemos aprender del suceso de la mujer cananea del Evangelio:
1. Ella obró por caridad hacia su hija; la caridad está dispuesta a sacrificarse por el bien de los que ama.
2. Ella fue humilde. Recuerda que el tamaño de tu humildad es la profundidad de la vasija que Dios llenará de bendición.
3. A pesar del rechazo que podía sentir, la confianza de esta mujer en Jesucristo fue creciendo. Lo anterior es opcional, se puede incluir o eliminar
¿Es grande tu fe?
Con frecuencia, llegan a la parroquia personas con bolsas llenas de medicina, para que nosotros encontremos: quien las necesite o que las hagamos llegar a algun dispensario que las use con gente necesitada. ¿Qué hay detras de esa cantidad de medicinas?: ¿Generosidad y deseo de ayudar, que el médico le recetó medicina de más, gente que en cuanto se sintió bien dejó tomar la medicina?
Si están de acuerdo conmigo, con mayor frecuencia es la tercera opción, porque aunque vamos al doctor buscando salud, en cuanto desaparecen los síntomas nos creemos sanos. Buscamos salud con una aspirina, una pomada, un tónico, algo que me quite la molestia y ya.
¿Cuántos al recurrir a Jesús, solo buscamos una aspirina? Vemos a Jesús como un curandero, como alguien que nos resuelva el problema y ya.
Pero esa no es la forma de actuar de Cristo. Algunos ejemplos:
* La muerte de Lázaro. Jesus recibe la noticia de que su amigo Lázaro está enfermo y aún se queda dos días más en sus labores, luego va. Martha y María le reclaman: ‘Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto’. Sin embargo reaccionan y exclaman:
‘Más también sabemos que todo lo que pidas a Dios, te lo concederá’.
* Escena de la mujer adúltera. Cuando le presentan a la mujer adúltera con intenciones de apedrearla, pues esta mujer ha sido sorprendida en adulterio ¿Tú que dices? Jesús se agacha y se pone a escribir en el suelo como si no oyera, como si no le interesara. Pero como todos insistieron, Jesús replicó: ‘El que esté libre de culpa que lance la primera piedra’. Al final le dice a la mujer: ‘Vete y no peques más’.
* Cuando curó a un ciego de nacimiento. Jesús hizo lodo con su saliva, se la untó en los ojos y le dijo ve y lávate en la piscina de Siloé. Si está ciego ¿Por qué le pide que vaya y se lave? si la piscina de Siloe era lugar ritual de los judíos y no podian entrar ahí los discapacitados.
* La multiplicacion de los panes. Son los discípulos quienes presentan el problema y Jesús les dice que ellos lo resuelvan ‘Dénles ustedes de comer’. Aquí hay cinco panes y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente? Jesús los bendijo, se repartió a la gente y con las sobras se llenaron doce canastos.
El evangelio
En el evangelio de hoy, están en la región de Tiro y Sidón, tierra de paganos. La mujer se da cuenta del tumulto, le dijeron de Jesús y corre a él buscando el alivio de su hija. Ella no va pensando que Jesús es el Mesías, tampoco piensa que él es judío y ella cananea, sólo piensa en el sufrimiento de su hija y le dice: ‘Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo’. Jesús aprovecha el momento para educar y aparentemente no hace caso. Los discípulos por discreción o vergüenza le piden que la atienda. La mujer también reacciona e insiste cambiando el tono, es una súplica, no un grito desaforado, es algo mas personal.
‘Señor, socórreme’. Jesús sigue en su plan de educar, aunque algo fuerte le dice ‘Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel’. ‘No está bien echar a los perros el pan de los hijos’.
La mujer, que bien podría haberse dado por ofendida o reaccionar con soberbia, exclama:
‘Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos’.
¡Qué sencillez, qué muestra de humildad! Dentro de su dolor entiende la magnitud de su petición y ante quién se encuentra. Los testigos deben haberse quedado asombrados de lo que estaban presenciando y más de uno debió haber crecido en su fe, sobre todo al ver el desenlace: ‘Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas’. Y en aquel momento quedó curada su hija.
Reflexión
Más que palabrería y exigencia de ayuda, nuestra oración debe mostrarnos ante Jesús lo que somos y creemos, no para que nos conozca, sino para dejar claras nuestras actitudes y dejarnos madurar en la fe.
Jesús es mucho más que un hacedor de milagros. El instante del milagro dará o no fruto dependiendo de dos cosas: Tu actitud de creer en Cristo antes de concederte su favor, y tu fe en Cristo despues del favor recibido.