Ana María Ibarra
Con una sola intención: pedir a Dios la paz para la humanidad, la comunidad de la parroquia Santa Rosa de Lima se congregó el pasado 24 de julio en el templo parroquial con vestimenta blanca, vela y rosario en mano, postrándose y orando ante Jesús Sacramentado.
Reflexionar y actuar
Ante el llamado del obispo diocesano, don J. Guadalupe Torres Campos, la comunidad de San Rosa se reunió para orar por la paz.
En un primer momento, el padre Víctor Fernández, párroco de dicha comunidad, expuso el Santísimo Sacramento e invito a su comunidad a elevar de corazón una oración por la paz.
«Tú eres el Señor de señores y el artífice de la paz. Que nuestra voz y nuestro deseo de paz se haga realidad», expresó el sacerdote.
Enseguida se leyeron y meditaron algunas lecturas y en su reflexión, el padre Víctor señaló que las circunstancias de violencia han estrujado a la Iglesia.
«Tristemente nos estábamos acostumbrando a una realidad a la que nunca debemos acostumbrarnos. Los obispos nos invitan a reflexionar los sucesos violentos que repercuten en la familia, en la sociedad, que daña y envenena el alma».
Los llamados de Dios
Ante los desafíos que se viven en la actualidad, el padre Víctor invitó a sus fieles a cuestionarse ¿a qué nos llama Dios?
«No queremos ser una Iglesia expectante, sino interpretar los signos de los tiempos. Como Iglesia nos duele la sangre derramada, los asaltos, las extorsiones. Nos interpela el dolor, el miedo de las personas. Nos preocupa que el coraje natural brote en muchos mexicanos. En el seguimiento de Jesús queremos discernir lo que nos toque hacer en nuestra patria», expresó.
Finalmente, el padre Víctor resaltó que el perdón es el paso a menos violencia.
Breve procesión
La comunidad continuó la oración en un segundo momento, saliendo en procesión alrededor del parque que se encuentra frente al templo, llevando una imagen de la Virgen María y una cruz.
Con cantos y oración realizaron la caminata y aunque fue un tramo cortó, fue un gesto significativo.
Los asistentes encendieron sus velas y un miembro de cada grupo o ministerio parroquial elevó una plegaria por una intención en particular: Por la paz interior, por la paz en el mundo por intercesión de San José, por el fin de la guerra, entre otras.
Después de este momento de oración comunitaria, los fieles se retiraron motivados a seguir pidiendo a Dios por la paz en la ciudad, en el país y en el mundo entero.