Rosa Eugenia Rodríguez Camacho fue una entregada catequista del Buen Pastor, fallecida hace un mes en Ciudad Juárez…
Ana María Ibarra
Con una misa de cuerpo presente, el pasado 22 de junio, vísperas de la solemnidad del Sagrado Corazón, familiares, compañeras, amigos, religiosas de la congregación Misioneras de María Dolorosa y toda la comunidad de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, se despidió de Rosa Eugenia Rodríguez Camacho quien fue catequista del Buen Pastor en dicha parroquia.
Fallecida el miércoles 21 de junio, y originaria de esta ciudad fronteriza, a Rosa Eugenia le sobreviven familiares en la Ciudad de México y Estados Unidos.
Como signo de agradecimiento y cariño, Rosa Eugenia fue velada en la parroquia Nuestra Señora de la Paz y sus cenizas fueron depositadas el 6 de julio en el Señor de la Misericordia.
Consagrada al Buen Pastor
La misa fue presidida por monseñor René Blanco, párroco de la comunidad de Nuestra Señora de la Paz, quien con dulzura y serenidad dirigió en su homilía palabras de cariño a la catequista y resaltó su entrega en los casi 40 años de catequizar.
En la misa estuvieron presentes servidoras de la catequesis del Buen Pastor de las parroquias Mater Dolorosa y La Sagrada Familia, donde Rosa Eugenia sirvió como catequista. Rosa Eugenia catequizó también a niños y niñas de la Casa Hogar Santa María.
Al final de la misa, entonaron el canto de la “Tete de la dulce voz” que se escucha en el llamado del buen pastor, propio de su catequesis.
En un escrito enviado a Presencia, sus compañeras mostraron el cariño y la admiración que tuvieron a su compañera y amiga a lo largo de los años que compartieron juntas el ministerio de la catequesis.
“En los casi 40 años que iniciamos este ministerio y hasta el último festejo el pasado 14 donde contenta celebraste con nosotros la unión y la amistad en el redil y con el Buen Pastor, por eso hoy pensamos que te consagraste a Dios y fuiste fiel”, escribió Magdalena Talavera.
“Congruente con tu Bautismo como profeta, sacerdote y rey, probaste y te alimentaste de pastos verdes y agua fresca. Quizá muchas veces pasaste por cañadas obscuras y Él te sostuvo con su callado y su vara y ahora pasas la última puerta para ir con Él, a donde ya no necesitas nada, pues entras al Reino”, agregó en su escrito.
Por su parte, Elizabeth Rodríguez compartió que Rosa Eugenia estuvo siempre apegada a la ley de Dios, e incluso en una ocasión tuvo una decaída de salud y le pidió al padre Carlos Márquez (q.e.p.d) que la preparara para buen morir, a lo que el padre le contestó que ella no lo necesitaba.
“Hace algunos 22 días me llamó que fuera a su casa por unas cosas que me iba a regalar. Mi sorpresa fue grande cuando veo que venían fotos de ella, algunos libros y cosas personales muy queridas para ella. Sentí como una herencia. Fue una plática diferente, de nuevo recordando al padre Márquez, me dijo: como lo extraño y fíjese, que antes tenía miedo a la muerte…pero ya no ¡ya estoy preparada!”, recordó Elizabeth en su escrito.
“La recuerdo con gran cariño, como amiga, compañera y asesora por muchos años de nuestra querida catequesis del buen pastor en mi parroquia de Mater Dolorosa y por su espíritu de ayuda a los más necesitados, sin contar con recursos propios , pero los conseguía”.
Elizabeth Rodríguez, catequista