Ana María Ibarra
Con la gracia de tener un templo jubilar, la comunidad parroquial de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote recibió la visita del padre Marcelino Delfín, coordinador de la Comisión Diocesana de Liturgia, para reflexionar sobre la vida y conversión de San Pablo, y de esta manera iniciar una preparación espiritual y formación para vivir plena y conscientemente este Año Jubilar, que implica conversión.
El padre Marcelino Delfín compartió su reflexión sobre el Jubileo, el sacramento de la Reconciliación y la Bula del Papa Francisco, documento mediante el cual se invita a participar en el Año Jubilar 2025.
“El jubileo requiere que retomemos nuestra vida espiritual y requiere una conversión como San Pablo. Acercarnos a la Sagrada Escritura es para apropiarnos del personaje, no es para aprender cosas, sino para identificarnos con algún personaje. Si no nos identificamos con ningún personaje lo estamos viendo como una novela, no como un libro espiritual”, resaltó el padre Marcelino.
El sacerdote tomó el capítulo nueve de la Carta de los Hechos de los Apóstoles, para invitar a los asistentes a reflexionar sobre qué hizo a Saulo convertirse.
“San Pablo era fanático de Dios, profundamente religioso, hasta cierto punto intachable, fiel a la doctrina judía. Pero su doctrina no estaba aplicada a la caridad. Perseguía a los cristianos para encarcelarlos y llevarlos encadenados”, mencionó el padre Marcelino.
Señaló que muchos cristianos de la actualidad son como San Pablo, aferrados a Dios.
“Hemos creído que Dios nos llama para salvarnos en la Iglesia y es erróneo. La Bula del papa dice que tenemos que reconciliarnos con el pasado”, dijo.
En el tema de la Reconciliación, el párroco de San José de Lomas indicó:
“Los diez mandamientos son el camino seguro para hacer un examen de conciencia, son medios que Dios nos da para regresar a la gracia. Cuando Dios habla es para salvar nuestra vida. Quiere transformar el interior. La conversión implica decisión. ¿Qué nos falta decidir en la vida para crecer?”, cuestionó el sacerdote para hacer reflexionar a los asistentes.
Luego habló sobre los pasos para la conversión de san Pablo:
“La obediencia es para santificarnos. San Pablo estuvo ciego tres días, tuvo que pasar del hombre viejo al hombre nuevo. Entrar a la vida de Dios es perdonarnos. Eso hace el sacramento de la Reconciliación. La conversión es toda la vida. Apropiemos a San Pablo en nuestra vida”.
Los asistentes se retiraron agradecidos por la plática del padre Marcelino y enriquecidos espiritualmente.