Religiosas y religiosos que trabajan en Ciudad Juárez vivieron el Encuentro de Vida Consagrada como parte de los festejos de las Hermanas Misioneras de María Dolorosa…
Ana María Ibarra
Con el objetivo de compartir experiencias y unir sus carismas para responder a las necesidades del mundo actual, las Hermanas Misioneras de María Dolorosa realizaron un encuentro invitando a otras congregaciones religiosas y a algunos laicos. Esto como parte de las actividades que realizaron recientemente con motivo de su 75 aniversario como congregación.
Cercanía y conocimiento
Siguiendo los pasos de su fundador, monseñor Baudelio Pelayo, las Hermanas Misioneras de María Dolorosa recibieron en la Casa de Espiritualidad a hermanas y hermanos de otras congregaciones para tener un momento de cercanía y conocimiento mutuo.
“Nuestro padre invitó a cuatro congregaciones a esta ciudad para apoyar con el trabajo pastoral de aquel tiempo. Estas congregaciones fueron: Clarisas Capuchinas, las hermanas de Casa Eudes, las Carmelitas y las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús”, compartió la hermana Nereida Vargas, superiora de las Misioneras Dolorosas.
Explicó que monseñor Pelayo fue muy sensible ante las necesidades de su tiempo y respondió a ellas.
“Ahora queremos nosotras ver las necesidades actuales a través del servicio de las otras congregaciones que trabajan para los niños, el adulto mayor, los jóvenes, tienen albergues, escuelas, y hay algunas que trabajan para los migrantes y víctimas de la violencia, especialmente la desaparición forzada”, dijo la religiosa.
Diferentes carismas y realidades
En un primer momento, participaron en una dinámica de integración mediante la cual, por grupos rotativos, compartieron brevemente sobre sus carismas y algunos aspectos de su vida personal y de servicio.
Enseguida, se congregaron en un salón donde uno de los ponentes fue Alejandro Durán, integrante del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, quien acompaña a familias de víctimas de desaparición forzada.
Como parte de su servicio, Alejandro da acompañamiento psico social a las familias, pero también desde su experiencia como hermano de una víctima de desaparición forzada compartió a las religiosas y religiosos esta realidad que padece de la falta de empatía y sensibilidad de parte de la sociedad.
Por otra parte, Cristina Coronado compartió el servicio que realiza con la comunidad migrante y el desafío que esto implica, a pesar de que existen muchos grupos de apoyo y casas de acogida. De manera especial mostró la realidad de la comunidad haitiana que se ha asentado en la localidad.
La hermana Alicia Ramírez, de la congregación Siervas de los Pobres, compartió su experiencia al estar involucrada en el ministerio que atiende a migrantes en Catedral.
“Quisiera sensibilizar a la Iglesia hacia dentro para poder aportar hacia afuera. La invitación es no estar indiferentes, hay realidades muy duras que no queremos ver, no queremos tocarlas. Ojalá y no sigamos en nuestra zona de confort. Deseo que como Iglesia seamos más fuertes”, motivó la religiosa.
Después de ese compartir, todos fueron invitados a compartir también los alimentos.