Ana María Ibarra
Entrando a la segunda semana Cuaresma, recibir el sacramento de la Confesión es propicio para seguir el camino de preparación a la Pascua con un corazón limpio y un verdadero deseo de conversión. Para reflexionar sobre este sacramento, el padre Víctor Pineda, vicario de la parroquia El Señor de la Misericordia compartió con Presencia algunos aspectos y algunos consejos para los fieles.
Camino a la santidad
La Confesión, explicó el padre Víctor, es uno de los siete sacramentos que Cristo ha dejado a la Iglesia.
“Es, al igual que la unción de los enfermos, un sacramento de sanación. La finalidad es la sanación y la reconciliación con Dios después de haberle faltado a su voluntad”, explicó el padre Pineda.
Si bien al ser bautizados los católicos quedan limpios del pecado original y de esta manera son integrados a la familia de Dios quedando redimidos por la gracia del Bautismo, conforme pasan los años, las personas caen en pecado y es por eso por lo que deben de acudir a la Confesión, para recuperar la gracia.
“A pesar de que el pecado original fue perdonado, la concupiscencia permanece. Es así que se llega al sacramento de la Confesión como una manera de ir sanando las consecuencias de la concupiscencia. Por eso necesitamos el sacramento de la Confesión, porque seguimos en esa dinámica del pecado y al recuperar la gracia continuamos hacia la santidad”.
El padre Víctor recordó que existen cinco grandes momentos del sacramento de la Confesión: examen de conciencia, acto de contrición, la confesión explicita de los pecados, la absolución y la penitencia. (ver recuadro)
Pecados más comunes
Reconociendo que muchas ocasiones los fieles no se acercan a la Confesión por vergüenza, el sacerdote dijo que esto sucede porque al ser humano no sabe o quiere identificar y reconocer sus fallas.
“Los pecados son fallas, faltas y omisiones. Especialmente nos pueden dar vergüenza los pecados más personales y que a los ojos del mundo se denominan faltas. Nuestra naturaleza humana nos impide vernos frágiles y débiles”, señaló.
El sacramento de la Confesión ha sido nombrado de distintas maneras. Algunas de ellas son el sacramento de la alegría y el sacramento de la Reconciliación.
“Cuando nos reconciliamos volvemos a atar esos lazos de amor que se habían quebrantado con el pecado y toda reconciliación causa alegría y felicidad. Por eso el sacramento se puede considerar de alegría, porque se vuelve a la amistad con Dios, la dignidad de los hijos de Dios y la reinstitución con la Iglesia”.
Entre las faltas que los fieles más confiesan, el sacerdote recordó la carta del apóstol Santiago, que dice los pecados más comunes son los pecados de la lengua.
“La Carta de Santiago menciona que el pecado de la lengua se puede equiparar como un pequeño fuego que surge en un bosque y que es capaz de quemarlo todo. El pecado de la lengua es los chismes, las malas palabras, las ofensas, y esto es lo que está más presentes en la confesión”.
Seguir a Jesús
El padre Víctor compartió que al administrar el sacramento de la Confesión ha experimentado incertidumbre al pensar que la persona no esté realmente arrepentida, ya que sin el arrepentimiento, no puede haber sacramento.
“El temor o la incertidumbre surge al pensar que la persona no pueda aprovechar el sacramento y esté llevando a cabo una simulación sin tener arrepentimiento, que es lo esencial en la Confesión”, expuso.
Por tal motivo, el padre Víctor aconsejó a los fieles recordar las palabras de Jesús: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga.
“Jesús nos invita a negarnos a nosotros mismos, a ser humildes y reconocer que necesitamos de su gracia. Sin la negación no hay cruz y sin la cruz no hay seguimiento. Debemos tener muy concreto el negarnos a nosotros mismos y eso nos ayuda para adentrarnos al sacramento de la Reconciliación, especialmente en esta Cuaresma”.
Momentos de la Confesión
1.Examen de conciencia. Identificar los pecados con claridad, nos solamente superficial, sino con una verdadera interiorización a los pecados más profundos.
2.Acto de contrición. Implica el arrepentimiento del pecador. Sin arrepentimiento no hay Reconciliación.
3.Confesión explicita de los pecados ante el confesor. Expresar los pecados mortales y veniales.
4.Absolución. Es cuando el sacerdote haciendo la oración e imponiendo sus manos lleva a cabo el sacramento, e incluye el arrepentimiento de quien se está confesando.
5.Penitencia. Consiste en resarcir, restaurar y restituir los daños que se han cometido con los pecados.
Consejos del papa para una buena Confesión
- Poner a Dios en el centro
“¿Cuál es el centro, los pecados o el Padre que perdona todo? El Padre. No vamos a confesarnos como unos castigados que deben humillarse, sino como hijos que corren a recibir el abrazo del Padre. Y el Padre nos levanta en cada situación, nos perdona cada pecado”.
El eje central de este y de todos los Sacramentos, no es el pecado, es Dios. Su amor, donde la miseria y la misericordia se encuentran y se abrazan, es el Padre quien cubre nuestro pecado con su gracia y redención.
- Recordar el perdón de Dios
“Les doy un pequeño consejo: después de cada confesión, quédense un momento recordando el perdón que han recibido. Atesoren esa paz en el corazón, esa libertad que sienten dentro. No los pecados, que no están más, sino el perdón que Dios les ha regalado”.
- Superar la vergüenza
“La vergüenza es un buen signo, pero como todo signo pide que se vaya más allá. No permanecer prisionero de la vergüenza, porque Dios nunca se avergüenza de ti.
Él te ama precisamente allí, donde tú te avergüenzas de ti mismo. Y te ama siempre”.
- Confiar en la fidelidad de Dios
“Dios siempre se alegra de perdonarnos. Cuando vuelve a levantarnos cree en nosotros como la primera vez, no se desanima. Somos nosotros los que nos desanimamos, Él no”.