Ana María Ibarra
Con la finalidad de conocer más profundamente la situación de la salud mental de los migrantes, para poder crear intervenciones que permitan ayudarles de una mejor forma, psicólogos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez han realizado distintos proyectos de investigación con miras a una atención adecuada.
Marisela Gutiérrez y Oscar Esparza, doctores en psicología y profesores investigadores de la UACJ, coinciden en que muchas veces, desde el punto de vista mental, lo único que la comunidad migrante requiere, es ser escuchada.
Atención necesaria
La doctora Marisela Gutierrez expuso en entrevista con Presencia que hay siete duelos que enfrentan las personas migrantes desde que salen de sus hogares, hasta su llegada a Estados Unidos -si logran llegar-.
Estos duelos les generan ansiedad, estrés y depresión, afectando así su salud mental.
De esta forma, se hace necesaria una atención especializada, expuso.
Dijo que a partir del 2016 se le permitió ingresar a Casa del Migrante para recabar datos de niveles de ansiedad y depresión en los migrantes, tanto adultos, como menores.
Realizó un proyecto con el tema de menores no acompañados para analizar sus niveles de ansiedad dividiéndolos en tres grupos: niños migrantes del extranjero, de México -excepto Chihuahua-, y juarenses.
“Comparamos sus niveles de ansiedad y encontramos que los que venían de más lejos reflejaban mayor nivel de ansiedad, dada la falta de recursos económicos, el tiempo del traslado, las peripecias y peligros que pasaron, el dormir en calles, el desierto y otros tipos de peligros”.
Obviamente, agregó, quienes reportaron niveles bajos de ansiedad fueron los menores locales.
“-Los menores locales- inician esta actividad en una edad promedio de 14 años. Los que venían de fuera, 16 años”.
La profesionista dijo que en el caso de los adultos también se encontraron altos niveles de ansiedad, aunque no de la misma forma que en los menores.
“Ahora, los niveles de ansiedad siguen siendo los mismos en estas personas migrantes. Es cierto que llegaron más migrantes con las caravanas, sin embargo, sus experiencias siguen siendo iguales. Siguen escapando de su lugar de origen por las mismas razones, quizá un poco más crudas, pero se reportan las mismas dificultades”, aclaró.
Ser escuchados
En la Casa del Migrante, Marisela y sus practicantes de psicología atienden directamente la problemática.
«El estudio se realiza uno a uno con los practicantes bajo mi cargo. Las personas a veces sólo necesitan ser escuchadas, platicar lo que les preocupa. Existen casos muy delicados en los que se busca dar seguimiento de acuerdo a las posibilidades”.
Añadió que otra manera de atender la salud mental de este grupo de población, es a través de talleres que surgen después de escuchar a las personas del albergue.
“Les enseñamos técnicas de relajación, les damos pláticas sobre el estrés y síntomas de la ansiedad. Nos informamos qué están sintiendo y les damos herramientas sencillas que puedan llevar a cabo para aminorar estos síntomas. Por iniciativa de una de mis practicantes se realizó una colecta de maquillaje para que las mujeres migrantes aprendieran técnicas de maquillaje, todo esto les ayuda a distraerse”, señaló.
El mismo equipo ha realizado colecta de ropa según la temporada y las necesidades.
Duelos del migrante
Actualmente, Marisela realiza un proyecto de investigación recabando información sobre los “duelos del migrante”, término acuñado por el psicólogo psiquiatra Joseba Achotegui, de Barcelona, España.
«Algunos de estos siete duelos del migrante son por la familia, por la lengua, por el lugar de origen, por la cultura. Está expuesto a los peligros que conlleva el salir de su país hasta su meta”.
La psicóloga explicó que el duelo por la familia y los seres queridos es a causa de dejar a sus hijos en casa, aunque esto ha cambiado, pues actualmente se puede ver familias enteras migrando.
“El duelo por la lengua afortunadamente es poco reportado porque aquí siguen hablando su mismo idioma. Sería interesante ver cómo se manifiesta en Estados Unidos, en zonas donde no les hablen español”.
Dejar su cultura, costumbres, valores, su tierra, sus paisajes, colores, clima, olores genera también un duelo.
«El acceso a oportunidades de trabajo, que tengan una documentación que los identifique, buscar vivienda, sanidad, tiene que ver con el duelo por estatus social. Existe también el duelo por el grupo de pertenencia, es decir, la necesidad de agruparse entre similares para evitar racismo, xenofobia, prejuicios”.
El último duelo se refiere a los riesgos a la integridad física ya que están expuestos a pasar accidentes en el transcurso del viaje, incluso en el lugar al que lleguen.
Agradecimiento
Marisela quiso por este medio agradecer a la Casa del Migrante y al padre Francisco Javier Calvillo por abrirles las puertas para realizar estas investigaciones.
Asimismo, invitó a la comunidad a ser más empática y desprendida, a ponerse en los zapatos de hermanos y hermanas migrantes y hacer propios esos sufrimientos y poder ayudarles.
“No hablamos de que sea una ayuda grande, simplemente con acercarnos a ellos y conocer sus necesidades, platicar y escuchar sus historias. A veces simplemente con el hecho de sentirse escuchados sienten alivio”, expuso.
Y añadió: “Como cristianos católicos es un compromiso porque nos dice la Escritura: me viste hambriento y me diste de comer, me viste forastero y me recibiste”.
Un reto para la comunidad
Por su parte, el doctor Oscar Esparza, profesor investigador de la UACJ expuso que
las investigaciones en cuanto a salud mental pueden ayudar a dar más claridad al fenómeno migrante desde la perspectiva psicológica.
No obstante, dijo que no ha habido muchos espacios para atender y estudiar la salud mental del migrante, pues aunque es muy importante, la asistencia a las personas en movilidad siempre se enfoca a lo inmediato: ropa y alimento.
Esto también debido a que a ellos no les interesa estar en México, sino ir a Estados Unidos. “Ellos hacen todo lo posible por llegar hasta allá”, afirmó.
Explicó que otro trabajo que se impulsa desde la psicología, es ofrecer foros y talleres a personas que atienden directamente a migrantes, también como una manera de apoyar a los propios migrantes.
Ayuda necesaria
De acuerdo al profesionista, las investigaciones sobre salud mental han detectado que los migrantes llegan estresados porque deben tomar decisiones importantes.
También se han detectado síntomas de depresión y bastante estrés entre esta comunidad.
“Vienen sin o con pocos recursos económicos, dejando su familia en su lugar de origen, viajan por un trayecto peligroso e inclusive ven a otros morir. Hay incertidumbre, no saben con seguridad que llegarán a los Estados Unidos y todo esto termina afectando su salud mental”.
Así las cosas, dijo que el reto para la comunidad es sensibilizarse sobre el estado mental y emocional que presentan los migrantes.
“La ansiedad es preocupacion excesiva por problemas que traes, el estrés sucede cuando tienes desafíos que superan tus recuersos, y la depresión o tristeza profunda crónica es cuando sentimos la pérdida de algo”, explicó.
“Los migrantes vienen preocupados y con tristeza por lo que han dejado, entonces en lo que podemos ayudar es tratando de aligerar sus problemas, empezando por buscar resolverles el asunto material”, agregó.
Por ello, el especialista invitó a la comunidad a ayudar a las instituciones y albergues que atienden a migrantes, ya sea en especie, en efectivo o incluso con voluntariado.
“Debemos involucrarnos. Ciudad Juárez ha sido bondadoso con la gente que llega a aquí. Sólo es cuestión de entender que vienen con otras necesidades, debemos tener un poco más de paciencia”, dijo.
“Si estas necesidades no se cumplen ahí va a estar la ansiedad, el estrés y la tristeza porque no tienen lo que necesitan. O ayudar sólo con el hecho de platicar con ellos. Pero creo que lo primero es importante”, dijo.
Oscar también animó a los fieles católicos a seguir orando por todos los migrantes en este fenómeno de los recientes años
“Pero también, como dice el dicho: a Dios rogando y con el mazo dando. La oración es esencial en nuestra fe, pero también ayudar”.