Dios puso sus manos para que ahí cayéramos, dice mujer que volcó su auto y luego le cayó un árbol encima al vehículo en el que la recogieron del accidente. Aquí su testimonio.
Ana María Ibarra
El pasado 12 de agosto, María Teresa experimentó el amor y la protección de Dios y sus santos al haber salido con vida de dos accidentes en un mismo día.
En el primero de ellos, la mujer, quien es fiel devota de San Lorenzo, San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe, salió con golpes menores, a pesar de que su auto resultó con daños totales al chocar y volcarse. Minutos más tarde, mientras se llevaban a cabo los trámites correspondientes por el percance, un árbol cayó sobre el automóvil de su hija donde María Teresa esperaba. Pero nuevamente salió ilesa.
Accidente vial
Eran entre las 3 y 4 de la tarde del pasado 12 de agosto cuando María Teresa circulaba sobre la avenida Heroico Colegio Militar acompañada por una menor de su familia, quien venía dormida en el asiento trasero del automóvil.
Al momento de circular por debajo del puente que se encuentra cerca de la Plaza de la Mexicanidad, María Teresa logró ver que en el carril por el cual ella circulaba se encontraban unos autos detenidos por lo que intentó frenar, pero al no lograrlo, quiso esquivar el golpe.
“Alcancé a pegarle a todo un lado de la parte trasera del carro y me aventó a un concreto que estaba ahí y el concreto me volteó. Quedó el carro con las llantas hacia arriba”, recordó María Teresa.
La mujer y la menor fueron auxiliadas por algunas personas para salir del vehículo en lo que llegaban las autoridades correspondientes, y una de sus hijas, a quien avisó del percance.
“Gracias a Dios no nos pasó nada. A mí me sacaron por un vidrio, a la niña por otro lado y salió sin un rasguño. Gracias a Dios no sentí nada, Dios puso sus manos para que cayéramos. La niña lloró mientras la agarraron otras personas, pero cuando la tomé se tranquilizó”, compartió la entrevistada.
Otro aspecto que para María Teresa fue importante en el suceso que vivió, fue la tranquilidad que experimentó.
“No me agarraron nervios ni nada, gracias a Dios. Llegó la ambulancia, platicó con la niña, pero estábamos tranquilas las dos”.
Segundo percance
Para evitar detener el tráfico durante mucho tiempo, los elementos de vialidad sugirieron a la afectada y a su hija dejar la avenida y trasladarse cerca de donde sucedió el percance.
“Mientras ellos hacían los trámites con la aseguranza y vialidad, me quedé en el carro de mi hija debajo de un árbol para tener sombra. En eso se vino una llovizna y una ráfaga de aire y el árbol cayó arriba del carro donde yo me encontraba”, narró aún sorprendida.
María Teresa recordó que, dado que la figura del árbol semejaba una letra Y, una parte del árbol cayó en el frente del auto y la otra en la cajuela quedando ella en el asiento trasero, pero sin recibir ningún golpe.
“Cuando vieron lo que pasó, corrieron todos a sacarme. Me sacaron por la puerta del copiloto porque era la única que se podía abrir. Gracias a Dios, otra vez no me pasó nada”.
Si bien, María Teresa se sentía bien, sólo con algunos raspones, acudió a realizarse unas radiografías y revisión médica, siendo los resultados favorables.
“A los pocos días se me puso un lado de la cara morada y me resultó un pequeño golpe, por cinco días me pusieron collarín, pero para mí no fue nada más que un milagro de Dios”.
Mujer devota
Cabe mencionar que estos eventos surgieron dos días después de la fiesta de San Lorenzo, de quien María Teresa es devota.
“Desde hace más de 15 años el 10 de agosto me voy caminando a San Lorenzo y el 28 de octubre me voy caminando a San Judas. El día 10 de agosto no pude ir a San Lorencito. El año pasado no fui por la situación de la pandemia y este año me dijeron mis hijas que no fuera porque habría mucha gente y no fui”, compartió María Teresa.
Y agregó: “En broma comentaron mis hijas que eso me pasó por no haber ido a San Lorencito, pero yo sé que él no me castigaría por eso”.
Un milagro que la hizo renacer
Agradecida con Dios y con sus santos, María Teresa dijo estar convencida de que fue un milagro y que ese día volvió a nacer al otorgársele tan grande protección.
“El 10 de septiembre cumplí años y mis hijos, mi mamá y mis hermanas, toda la familia nos juntamos para darle gracias a Dios que estoy todavía como si nada y celebrar mi cumpleaños”, compartió.
Sabiendo la devoción de su madre, los hijos de la entrevistada acudieron también a dar gracias a Dios por la vida de su madre y ella aseguró que desea pronto ir al Santísimo Sacramento y a San Lorenzo a dar gracias.
“Me siento muy agradecida con Dios, San Lorencito, la Virgen de Guadalupe y San Juditas. Es como si no me hubiera pasado a mí. No he sentido ni nervios ni pesares, todo se ha resuelto muy pronto”, dijo.
Para concluir, María Teresa dejó a la comunidad el siguiente mensaje: “Invito a la gente que confíe mucho en Dios, que se acerque a él porque nos estamos alejando bastante. Si no pueden ir a la iglesia por algún motivo, en su casa le den gracias. Más que pedir debemos darle gracias por lo que nos ha dado, especialmente en este tiempo tan difícil que estamos viviendo”.