Presencia
Con fecha 14 de julio de 2020, la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo público un extenso documento, aprobado por el papa Francisco, sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, y más específicamente sobre la eutanasia y el suicidio asistido: Samaritanus Bonus.
Pero estos temas no son algo nuevo para la reflexión doctrinal. “La Iglesia siempre ha sido clara y constante en su enseñanza sobre sus principios básicos respecto a la dignidad de la vida humana y por consecuencia del respeto con el que debe ser tratada desde su comienzo natural hasta su fin natural”.
Así lo afirma el sacerdote Juan Carlos López, de la Diócesis de Ciudad Juárez, quien tiene una licenciatura en teología moral, con especialidad en bioética y moral por la Pontificia Academia Alfonsiana.
En esta entrevista, el padre Juan Carlos nos ayuda a comprender algunos aspectos de “Samaritanus Bonus”.
¿Qué le ha parecido la publicación de la carta Samaritanus Bonus de la Congregación para la Doctrina de la fe y ¿Cuál es su importancia para la sociedad actual?
Esta carta de la Congregación para la Doctrina de la fe no es el primer documento que saca la congregación, ya en 1980 en el pontificado de JPII, cuando el cardenal Seper era el prefecto, se publicó la declaración Iura et Bona sobre la eutanasia. Otro documento, que si bien no es exclusivo de la eutanasia, pero que también la aborda, es Evangelium vitae.
El tema no es nuevo para la reflexión doctrinal. La Iglesia siempre ha sido clara y constante en su enseñanza sobre este tema. Tiene claridad en sus principios básicos respecto a la dignidad de la vida humana y por consecuencia del respeto con el que debe ser tratada desde su comienzo natural hasta su fin natural.
La diferencia ahora con este documento es probablemente el hecho de que es mas extensa puesto que abarca un mayor contenido terminológico en referencial tema de la eutanasia. Pero esencialmente enseña lo mismo.
Es importante porque la Iglesia debe constantemente estar recordando, a la luz de la revelación la intangibilidad de la vida humana, a una sociedad que se está caracterizando por, como decía JPII, por la cultura de la muerte, o en su tiempo Benedicto XVI por un relativismo moral, y ahora Francisco que nos habla de la cultura del descarte.
¿Qué lleva a la humanidad a considerar la eutanasia o el suicidio asistido un “acto de compasión”?…y ¿qué le parece lo más grave en las confusiones que hay al respecto? -porque incluso católicos pueden pensar que así es-.
A partir del boom tecnológico, que ha traído consigo un crecimiento considerable en el confort de la vida diaria, haciéndola un muchos sentidos más placentera y cómoda, ha ganado terreno en la bioética el concepto de “calidad de vida”. Dicho concepto, a grandes rasgos, sugiere que la vida vale la pena ser vivida cuando ésta se experimenta en toda su potencialidad y capacidad sensible, es decir, cuando la vida es puro gozo físico. Por lo tanto, una vida que se experimenta desde el dolor de la enfermedad no tiene sentido ser vivida. Es desde esta concepción errónea de la vida, y de otros tantos factores políticos e ideológicos, que se abre campo la eutanasia.
El desarrollo tecnológico nos ha hecho creer que podemos controlarlo todo, incluso la vida, las técnicas de reproducción asistida han fortalecido en el ser humano la idea de súper poder que incluso le permite generar vida. Por su parte la muerte y la precariedad humana como la enfermedad, nos recuerda que no tenemos el control absoluto de la vida y en un afán de dominar incluso la misma muerte, el ser humano, como no puede evitar la muerte, quiere seguir experimentando su “autoridad” sobre todo, decidiendo el momento en el que suceda la muerte. En mi opinión, esto es una manifestación mas de la soberbia humana.
Además de esta realidad de quererlo dominar todo, somos una sociedad que no sabe enfrentar el dolor y el sufrimiento, tiene miedo a la enfermedad y para no contemplarla, encuentra una fallida solución en la muerte anticipada mediante la eutanasia. Es una compasión mal entendida. Compasión cristiana sería asistir y acompañar amorosamente al enfermo hasta el último momento de su vida.
El documento alude a distintos términos médicos relacionados con los enfermos terminales o graves…¿Qué es el ensañamiento terapéutico al que se refiere esta carta?
El documento traduce como ensañamiento terapéutico, sin embargo en nuestra lengua la manera mas difundida de decirlo es “encarnizamiento terapéutico”. Consiste en retrasar el advenimiento de la muerte por todos los medios, proporcionados o no, aunque no haya esperanza alguna de curación y aunque eso signifique infligir al moribundo unos sufrimientos añadidos. Y supone el uso de terapias inútiles o ineficaces para la curación del enfermo, que aumentan las penalidades de la enfermedad y se configuran como desproporcionadas en la relación entre riesgo y beneficio, condenando artificialmente al enfermo a una agonía prolongada, más que a una curación de la enfermedad.
Mientras que la eutanasia intenta acelerar la muerte, el encarnizamiento intenta retrasarla e incluso evitarla a toda costa.
¿Qué tan frecuente es, actualmente, en el ministerio sacerdotal atender dudas o guiar con relación a estos temas? ¿Las personas o los médicos los consultan? ¿ustedes comparten experiencias en este sentido?
Honestamente tendría que decir que aquí en Juárez nunca me ha tocado reflexionar este tema con alguna persona, incluso creo que en la cultura latinoamericana aun existe un fuerte sentido de valor y amor por la vida.
Sin embargo, estando en España, tuve la oportunidad de platicar con un medico católico, catedrático y director del hospital de la localidad donde yo estaba, y él me compartía que realmente son los familiares quienes tristemente busca esta opción porque se sienten cansados de cuidar a sus familiares. Este doctor me decía que los casos que él había escuchado eran solicitudes de los familiares y no tanto del enfermo mismo.
¿Qué significado tiene la publicación de esta carta para el ministerio sacerdotal?…¿Les ha resuelto dudas?, ¿ayuda en su misión pastoral?
Creo que el aporte es una claridad sintética sobre el tema. En los seminarios se incluye la materia de bioética, pero el documento nos ofrece una visión doctrinal y algunos apuntes pastorales para capellanes de hospitales que son de ayuda.
Y para la sociedad médica -incluso para la no creyente,- ¿Qué valor debe tener esta carta? ¿Deberían consultarla los que nos son católicos?
Los temas de bioética no son inicialmente religiosos, son de humanismo antropológico, por lo tanto el tema es de interés y de ayuda incluso para los no creyentes.