Diana Adriano
Después de 6 años y medio de servicio como vicario en la parroquia La Transfiguración del Señor, el padre Simón Rodríguez, sacerdote Misionero de la Natividad de María, se prepara para emprender una nueva misión en la ciudad de Casas Grandes.
Con tristeza por su despedida, pero con alegría en el corazón por todos los frutos que dejó, la comunidad parroquial se reunió en varias misas de acción de gracias para despedir al sacerdote, quien ha dejado una huella indeleble en la vida espiritual de la comunidad.
El padre Simón Rodríguez llegó a la parroquia en 2016 y desde entonces ha desempeñado un papel fundamental en el fortalecimiento de la fe y la vida comunitaria, liderando numerosas iniciativas en bien de la comunidad enclavada en el Infonavit Tecnológico.
La comunidad parroquial se unió en gratitud el pasado 3 de septiembre para celebrar la despedida del padre Simón tanto en la parroquia, como en su capilla dedicada a los Cuatro Evangelistas. Decenas de fieles se congregaron para expresar su aprecio y agradecimiento por el servicio dedicado del padre Simón.
Aceptar el plan de Dios
En la misa de las 10:30 de la mañana, el padre Simón Rodríguez compartió reflexiones del Evangelio de San Mateo, destacando el anuncio de la Pasión que Jesús hace en este pasaje. Recordó que aunque Jesús iba a enfrentar la muerte, también estaba vinculado a la promesa de la Resurrección. El padre dijo que este anuncio no solo se dirigía a sus discípulos en ese momento, sino que también alcanza a los fieles hoy, recordando que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la renovación son posibles.
“Recordemos que todo lo que nos ocurre en esta vida ya está pactado en el plan divino de Dios. Esta perspectiva nos invita a confiar en la sabiduría y el amor de Dios, incluso cuando enfrentamos desafíos aparentemente insuperables”, dijo.
El presbítero enfatizó que el Señor ama incondicionalmente a sus hijos, y que su plan incluye su bienestar y crecimiento espiritual.
Haciendo referencia a la cruz, símbolo central del cristianismo, el sacerdote recordó a la comunidad que cada uno de nosotros tiene una cruz que cargar en la vida. Estas cruces pueden representar sacrificios, dificultades o desafíos personales. Sin embargo, instó a los presentes a asumir la responsabilidad y a no renegar de ellas.
“En lugar de ello, los invito a pedir al Señor que nos acompañe en esos momentos difíciles, recordándonos que no estamos solos en nuestras luchas y que la fe nos brinda la fortaleza para seguir adelante”, expresó.
Con estas palabras de aliento, el padre Simón se despidió con gratitud y optimismo, recordándoles a todos que, aunque su partida deja un vacío, el camino de la fe continuaba con nuevas oportunidades y desafíos por delante.
Al finalizar cada celebración Eucarística de ese domingo, el padre Gregorio López, párroco de la comunidad, expresó su sincero agradecimiento al padre Simón por su dedicado servicio como vicario, y el invaluable apoyo que aportó a la comunidad parroquial.