Ana María Ibarra
Llenos de agradecimiento, fieles de la parroquia San Judas Tadeo despidieron al padre Víctor Manuel Ortega quien hasta el pasado viernes 29 de agosto fue su vicario parroquial.
La misa fue presidida por el mismo padre Víctor en compañía del padre Jorge Iglesias, párroco de San Judas Tadeo.
En su homilía, el padre Víctor reflexionó sobre el llamado a la santidad que Dios hace a todo cristiano, por lo que invitó a los fieles a esmerarse.
“También a los sacerdotes nos toca caminar y Dios va disponiendo que avancemos. A todos nos duele, pero cada sacerdote busca amar a la comunidad, aunque sepa que en algún momento Dios lo enviará a continuar por otro rumbo. No por eso vamos a dejar de entregar la vida por cada uno de ustedes”, expresó el padre Víctor refiriéndose a su reciente cambio.
El padre Víctor señaló que también a los sacerdotes les duele despedirse de una comunidad a la que se ha llegado por voluntad de Dios.
“Así hemos coincidido todos nosotros, porque Dios así lo quiso. Nos permitió encontrarnos, pero tiene el mismo destino: avanzar a la santidad. El Señor nos permite recorrer el camino por el tiempo que Él disponga”, mencionó.
El sacerdote compartió con la comunidad su proceso vocacional y su deseo de ser religioso, sin embargo, decidió entregar su vida como sacerdote diocesano.
“En este día del Martirio de San Juan Bautista, créanme que también a mi me duele dejarlos, sin duda el Señor nos ha llamado a entregar la vida por ustedes y me toca seguirlo a donde Él disponga. Ustedes volvieron a encender en mí el deseo de la santidad”, expresó.
El joven sacerdote agradeció al padre Jorge por su fraternidad, por los momentos de compartir la vida y la preocupación mutua de seguir a Cristo.
Por su parte, el padre Jorge recordó que fue hace dos años y medio cuando el padre Víctor llegó a la parroquia Dios Padre.
“Nunca el Señor se equivoca en sus designios, llegaste en un momento preciso, en un momento en que para mí como sacerdote me hacía falta la convivencia con otro hermano sacerdote. Uno se acostumbra a la convivencia, a vivir juntos, compartiendo el afecto y el cariño de la comunidad que sabe amar a sus sacerdotes, valorarlos y respetarlos”, expresó.
El párroco agradeció a Dios por la vida y la sencillez del padre Víctor, por sus carismas, especialmente el de la música y el canto.
“Enriqueciste a esta comunidad parroquial. Hoy que es de despedida, como párroco también experimento la tristeza. Estos dos años y medio han sido de gran bendición. Sé que eres sacerdote de una sola pieza, que ama a Dios y al pueblo de Dios, entregado como lo has sido hasta el día de hoy”, añadió el padre Jorge.
La comunidad también agradeció al padre Víctor su entrega, su cercanía, y le externó su cariño.