Organismos que integran la Dimensión de la Movilidad Humana en la Diócesis de Ciudad Juárez, se reunieron para coordinar esfuerzos en favor de los migrantes, ahora que se volverá a implementar el Titulo 8 para la expulsión de personas.
Diana Adriano
La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de poner fin al título 42, una orden de salud pública que permitió la expulsión rápida de migrantes indocumentados debido a la pandemia de COVID-19, ha generado incertidumbre entre los migrantes que llegan a Ciudad Juárez.
El Título 42 entró en vigor en marzo de 2020, cuando el gobierno de Donald Trump cerró las fronteras para la mayoría de los extranjeros, incluyendo a los migrantes que solicitaban asilo. Permitió a las autoridades de inmigración estadounidenses expulsar rápidamente a los migrantes indocumentados sin permitirles solicitar asilo o presentar sus casos ante un juez de inmigración.
El fin del título 42, anunciado por la administración de Joe Biden a principios de mayo, ha sido recibido con cautela por las organizaciones que defienden los derechos de los migrantes, quienes argumentan que la medida violaba el derecho de los migrantes a buscar asilo y los exponía a peligros en sus países de origen.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses aún pueden aplicar el Título 8, una ley que les permite expulsar a todo aquel que entre al país sin una visa o documentación requerida, e incluso los puede procesar penalmente, lo que ha generado preocupación en Ciudad Juárez.
Acuerdan plan de acción
Ante esta situación, los diferentes grupos que integran la Dimensión de Movilidad Humana en la Diócesis de Ciudad Juárez temen que la eliminación del título 42 resulte en una mayor afluencia de migrantes en la ciudad fronteriza y agrave la crisis humanitaria que ya existe.
Además, muchos migrantes temen que las autoridades estadounidenses rechacen sus solicitudes de asilo debido a la política antiinmigrante del gobierno actual y las dificultades que enfrentan para obtener representación legal.
Por ello, el pasado lunes 8 de mayo se llevó a cabo una reunión de esta dimensión en el Obispado, con el objetivo de planificar esfuerzos en conjunto y acciones que puedan ser implementadas en la atención y protección de los migrantes.
La reunión contó con la participación de sacerdotes, religiosas y laicos dedicados a este apostolado, quienes discutieron la importancia de estar presentes y atender la población migrante que llega a la ciudad.
“Estamos viendo estos esfuerzos en conjunto, el plan de trabajo y accionar ante todo lo referente a la situación migratoria a partir del 11 de mayo con el fin del título 42. Así como la necesidad de estar presentes como Iglesia y atender la población migrante que llega a nuestra ciudad”, explicó el padre Francisco Bueno, quien apoya al padre Javier Calvillo en la Casa del Migrante.
Gran preocupación
Cristina Coronado, coordinadora laica de la Pastoral de Movilidad Humana de la Misión Columbana, remarcó que ante el fin del título 42, se espera que la afluencia de migrantes aumente en la región, por lo que se ha vuelto aún más apremiante la necesidad de establecer una estrategia coordinada para brindarles asistencia y protección en su travesía.
Enfatizó, que a pesar de que cada organización ha trabajado de manera coordinada, aún existe la preocupación de que el Gobierno Federal no haya presentado un plan público para la recepción de retornados que se verán afectados por el fin del Título 42.
“Esto ha generado incertidumbre entre los migrantes que llegan a Ciudad Juárez, y se espera una llegada masiva con el fin de la medida. Además, con la implementación del Título 8, se espera un mayor impacto en la población migrante y se deben tomar medidas para hacer frente a las consecuencias que puedan surgir”, expuso.
Respuesta organizada
El padre Francisco, por otra parte, recordó que la Iglesia, como institución humanitaria, busca siempre promover a la persona y dar la mejor respuesta posible ante las necesidades de la realidad actual
Sin embargo, reconoció que tienen sus limitaciones, pues su respuesta se basa en su enfoque humanitario y no tiene injerencia en otras realidades.
“A pesar de las limitaciones, la Iglesia busca responder de manera organizada y en conjunto, respaldada por toda la diócesis, con una visión profética ante la realidad que enfrenta. Se busca poner siempre a la persona en el centro de la respuesta, lo que implica una respuesta integral y holística”, explicó el presbítero.
Es importante destacar que la Iglesia reconoce la complejidad de la realidad actual y las diversas problemáticas que enfrentan las personas, por lo que se busca responder de manera coherente.
“La labor de la Iglesia en este sentido es fundamental, ya que su enfoque humanitario busca brindar apoyo a quienes más lo necesitan y promover un cambio en la sociedad, a través de valores como la solidaridad, el respeto y la justicia”, compartió.
“Nos comprometemos a seguir trabajando en conjunto con la sociedad para responder a las necesidades de la realidad actual, brindando una respuesta organizada, en conjunto, respaldada por toda la diócesis, para poner siempre a la persona”, dijo el sacerdote.
Comprometidos a ayudar
La diócesis de Ciudad Juárez ha sido una voz activa en la defensa de los derechos de los migrantes y se ha mantenido firme en su compromiso de apoyar a quienes buscan una vida mejor para ellos y sus familias.
La reunión concluyó con el compromiso de los diferentes grupos que integran la Dimensión de Movilidad Humana a seguir trabajando para ofrecer una respuesta humanitaria y organizada a la situación migratoria en la diócesis, y de mantenerse alerta ante los posibles cambios en las políticas migratorias.
“Seguiremos reuniéndonos periódicamente para continuar con la planeación del trabajo y las acciones coordinadas”, finalizó el sacerdote.