Diana Adriano
La noche del 31 de octubre, mientras en distintos puntos de la ciudad se celebraba Halloween, un grupo de fieles católicos y evangélicos se congregó en el corazón de Ciudad Juárez, frente a las letras monumentales de “JUÁREZ”, para vivir un momento de fe, unidad y oración. 
La vigilia fue organizada por la comunidad de 40 Días por la Vida, encabezada por su coordinadora Victoria Porras, con la intención de ofrecer un acto de desagravio y súplica ante las ofensas que, según expresaron, se realizan en esta fecha.
“Nos juntamos hoy a rezar en desagravio, especialmente el 31 de octubre, cuando, sabemos, hay muchos agravios y ofensas a nuestro Señor y a nuestra Santísima Madre”, explicó Victoria.
“Nos unimos como grupo de 40 Días por la Vida con nuestros hermanos evangélicos para orar juntos. Nosotros rezamos como católicos el Santo Rosario y ellos elevaron sus oraciones. Al final hicimos una oración conjunta, uniendo nuestra intención, esperanza y amor para pedir perdón por tanto agravio y también pedir por la vida”, añadió.

Durante la vigilia, los asistentes encendieron velas y sostuvieron carteles con mensajes de paz, fe y esperanza, en un ambiente de fraternidad.
A pesar de las diferencias doctrinales, ambas comunidades mostraron un fuerte espíritu de unidad en torno a la oración, compartiendo un mismo propósito: interceder por la ciudad y por el respeto a la vida desde su concepción.
“Fue un momento muy hermoso”, comentó la entrevistada. “Todos con una disposición muy grande, muy unidos, respetando cada quien su forma de orar, pero con la misma idea de estar en comunión. Esperamos seguir encontrándonos en momentos como este”, añadió.
Seguirán trabajando
Como se sabe, la campaña de 40 Días por la Vida concluyó oficialmente el 2 de noviembre, pero los voluntarios continuarán reuniéndose para rezar frente a hospitales donde se realizan abortos.
“Tenemos un tiempo de gracia en el que seguimos asistiendo a lugares como el Hospital de la Mujer o el ISSSTE, donde rezamos el Santo Rosario durante una hora o una hora y media”, comentó.
Finalmente agradeció: “A quienes se mantienen fieles al llamado, que acuden con constancia, con amor y con esperanza. Estos momentos nos fortalecen como comunidad de fe y nos recuerdan que la oración tiene poder.”



































































