Ana María Ibarra
Después de haber celebrado con Cristo su Pasión y su Muerte, la comunidad de Ciudad Juárez se llenó de gozo la noche del sábado 9 de abril, en la Solemne Vigilia Pascual.
En el Sábado Santo se vive la noche más dichosa que presenció a Jesús en su paso de la muerte a la vida.
Anuncio de alegría
Monseñor J. Guadalupe Torres Campos presidió la Vigilia Pascual Diocesana desde la Catedral, acompañado de los sacerdotes que pastorean dicha parroquia.
En punto de las siete de la noche, el obispo inició con la bendición del Fuego Nuevo, con el que se encendió el Cirio que representa a Cristo Resucitado.
“Cristo ayer y hoy, principio y fin. Alfa y omega, suyo es el tiempo y la eternidad. A él la gloria por los siglos de los siglos”, expresó el obispo mientras signaba el Cirio.
Mientras la procesión avanzaba por el pasillo central de la Catedral, que permanecía en obscuridad, el obispo y sacerdotes compartieron con los fieles la luz de Cristo.
Con la tenue luz de las candelas, el diácono Alberto Rodríguez entonó el Pregón Pascual anunciando la Noche Santa de la Resurrección de Jesús.
Conforme el diácono avanzó en el Pregón, las luces se fueron encendiendo paulatinamente.
A través de la liturgia de la Palabra se meditó la salvación del pueblo en la Antigua Alianza y la redención de la humanidad a través de Cristo.
Después de las lecturas del Antiguo Testamento, el pueblo, lleno de gozo, cantó el Gloria y la luz de la Resurrección iluminó el recinto en su totalidad.
Antes de la proclamación del evangelio, el diácono anunció al obispo la alegría del Aleluya.
Triunfador de la muerte
“No está aquí, ¡ha Resucitado, como lo había dicho!”, así inició el obispo su homilía.
“Celebramos la Resurrección de Cristo triunfador del pecado y de la muerte. Nos alegramos. Es el gozo y la alegría de quien cree en Jesús Resucitado. Esta Vigilia Pascual, dice san Agustín, es la madre de todas las vigilias. El proyecto salvador de Dios se ha cumplido”, expresó gozoso el obispo.
Monseñor Torres hizo referencia a los profetas que manifestaron la misericordia de Dios hasta llegar a la nueva Creación, todo como una expresión del amor de Dios.
“En el Triduo Pascual se expresó el amor de Dios que nos envía a su Hijo para llevar a cabo la plenitud. Hoy, el mismo ángel del Señor sale a nuestro encuentro para anunciar a Jesús Resucitado. Se termina la oscuridad de la muerte para dar paso a la luz, a la gracia, a la vida”, añadió el obispo.
Asimismo, dijo, la invitación para los creyentes es no quedarse con el anuncio y la alegría de la Resurrección, sino a ir a dar la buena noticia.
“Jesús manda decir a sus discípulos que vayan a Galilea. Ir a Galilea es volver al principio, para nosotros es volver al día de nuestro Bautismo. Pero Galilea también es mi familia, mi comunidad, los migrantes. Ahí hay que vivir nuestra fe anunciando a Jesús. Ahí nos espera Jesús Resucitado, en el prójimo”.
Renovados
El obispo invitó a los fieles a renovar su Bautismo con fe y para dar paso a este momento de la celebración, monseñor Torres bendijo el agua.
Con las velas encendidas, el pueblo de Dios hizo renunció al mal y renovó sus promesas bautismales.
Enseguida, el obispo y los sacerdotes hicieron la aspersión del agua bendita sobre los fieles.
Renovados en su fe y con la esperanza que ofrece Jesús Resucitado, los fieles se retiraron llenos de gozo para vivir la alegría del Tiempo Pascual.