Ana María Ibarra
Una fiesta diocesana se vivió el pasado jueves 15 de septiembre, solemnidad de María Dolorosa, cuando la comunidad diocesana se reunió para agradecer a Dios por la entrega y la labor de las Hermanas Misioneras de María Dolorosa durante 75 años.
En acción de gracias, las religiosas y los fieles participaron de la Eucaristía presidida por monseñor J. Guadalupe Torres Campos y concelebrada por sacerdotes de la diócesis.
Fundadora festejada
Las Hermanas Misioneras de María Dolorosa ingresaron al templo del Señor de la Misericordia en procesión por el pasillo principal, seguidas por los sacerdotes y el obispo.
Entre las religiosas se encontraba la hermana Gracia Torres de las primeras profesas de la congregación y quien ese mismo día celebró sus 75 años de consagración.
En su homilía, el obispo resaltó la presencia de las hermanas en la Iglesia en 75 años y los 43 lugares donde las religiosas han estado presentes.
“Dios nos ha mostrado su bondad a través de ustedes. Como comunidad de Hermanas Misioneras de María Dolorosa Dios se ha hecho presente en la diócesis, en todo el Estado, en otras partes de México y en el extranjero, por eso nos alegramos”, dijo el obispo.
Sigan de pie
Haciendo referencia a la solemnidad del día, Nuestra Señora de los Dolores, monseñor Torres resaltó el caminar de la congregación con la mirada fija en la cruz.
“Contemplar a Jesús en la cruz, que murió y resucitó, y junto a Cristo, de pie, a María Dolorosa. No solo la postura física, sino la fortaleza, la llena de gracia. Ustedes, queridas hermanas, viven con este carisma de María Dolorosa”, señaló.
Como una bendición para la diócesis, es como el obispo se refirió a la congregación y un signo de amor.
“El Señor les pide a ustedes continuar, con su identidad, servir con alegría, entregarse, desgastarse con la ayuda de nuestra Madre Santísima. Sigan de pie, sigan adelante”, las motivó el obispo.
Ofrenda especial
Después de haber escuchado las palabras del obispo, las hermanas se pusieron de pie para renovar sus votos de castidad, pobreza y obediencia, según sus constituciones.
“Me uno a su alegría y a su acción de gracias por estos 75 años de camino de Hermanas Misioneras de María Dolorosa. Reciban nuestro reconocimiento. Sigamos compartiendo nuestro caminar hacia el Señor”, dijo el obispo.
Enseguida, las hermanas presentaron algunos signos que hicieron referencia a sus vidas y a su misión. Primeramente, el escudo de la congregación, pidiendo al Señor seguir siendo testimonio vivo para la Iglesia y el mundo.
Los documentos fueron presentados como signo de la vida de la congregación, su caminar y su misión, pidiendo al Señor ser expresión de su bondad y misericordia para los fieles.
Una vasija con listones se presentó ante el altar simbolizando la vida frágil de cada una de las hermanas, pero con la disposición de seguir transmitiendo a la comunidad el Reino.
Un indígena rarámuri caminó hacia el altar como ofrenda de la misión que las hermanas realizan en la Tarahumara, donde las personas viven con apertura al Reino.
Finalmente, se presentaron los dones del pan y el vino como signo del esfuerzo del trabajo de hombres y mujeres.
¡De fiesta!
Antes de concluir la celebración, la hermana Nereida Vargas, superiora de la congregación, agradeció, primeramente, a Dios y a todo el pueblo de Dios-
“A nombre de toda la congregación les damos las gracias por su cercanía. Nos sentimos agradecidas por tantas mujeres que han dado testimonio. Nos sentimos invitadas a mantenernos de pie”, expresó la superiora.
Después de la misa, en la Casa de Espiritualidad de las Hermanas Misioneras de María Dolorosa se realizó una alegre verbena popular, con comida, bailables y mariachi, para celebrar tan especial ocasión.