Mtro. Ramón Enrique Rodríguez/ Grupo Caridad y Verdad
Múltiples muestras de solidaridad se han dado a conocer alrededor del mundo debido a la pandemia por la que atravesamos en la actualidad, es un buen momento para recordar que todos somos responsables de todos. La ayuda, las muestras de corresponsabilidad quizá son en las que menos ponemos atención o damos menos importancia cuando aparentemente todo se encuentra bien; sin embargo, son estas las que salen a relucir cuando nos enfrentamos a situaciones adversas.
Asimismo, la creatividad y la iniciativa no tardan en aparecer en todas las comunidades, muestra de ello es un programa social que ha surgido en la comunidad juarense Todos en la misma barca. En éste, la Diócesis de Ciudad Juárez en conjunto con cadenas de supermercados y empresarios pretenden involucrar a toda la sociedad para ayudar a los más necesitados.
Ante los grandes retos por los que atravesamos debemos responder con grandes acciones y que mejor que actuar unidos por el bien de toda la comunidad juarense. La disponibilidad y participación de todos sin duda ayudará, a que, unidos, velando por el bien de cada uno y por el de toda la comunidad, venzamos las diversas problemáticas que se han presentado como consecuencia de esta pandemia.
La finalidad de Todos en la misma barca es ayudar, es solidarizarse, es subsidiar a los más vulnerables, es hacer el bien concreto yendo más allá de la idea; a saber, a la realidad, como lo dice el Papa Francisco (Evangelii gaudium, 231-233). La manera en la que se encarna el proyecto es mostrando un amor preferencial por los pobres; es decir, llevar pan a la mesa de los más necesitados, de los más vulnerables mediante la ayuda de todos los juarenses proporcionándoles alimentos.
Todos nos encontramos en la misma barca, pero no todos tenemos las mismas necesidades, no todos tenemos las mismas oportunidades de enfrentar esta crisis por este motivo resulta de gran ayuda el involucramiento de todas y cada una de las personas que habitamos en esta ciudad para que este programa logre hacer el bien concreto.
El Papa, recientemente nos ha dirigido un mensaje al respecto en el mes de marzo. Durante la bendición Urbi et Orbe, en su discurso, abordó una variedad de temas; entre ellos nos habló de la fragilidad humana. Padecer miedo, temor frente a este tipo de problemas es muy humano y todos, en alguna ocasión, hemos pasado por esta situación; sin embargo, nadie se puede mantener pasivo frente a dichas emociones, debemos fijar nuestra mirada en Dios, en aquel que es la esperanza por la cual hemos sido salvados (Spe salvi, 1) y la que no permite que permanezcamos en la aflicción ni paralizados, sino unos haciendo tareas prácticas otros manteniéndose perseverantes en la oración; orando y trabajando.
En el mensaje referido, el Papa nos recuerda que ante el temor que presentaban los discípulos Jesús decidió actuar tranquilizando las tempestades; es decir, calmando el miedo de sus discípulos lo cual nos recuerda que esta pandemia no la enfrentamos solos, sino con una ayuda divina que inspira, que motiva, que da paz y fortaleza para continuar adelante.
Este es un buen momento para imitar a Jesús, ante las tempestades ante el temor de sus discípulos actúa. No podemos permitir que el miedo nos paralice, los unos a los otros nos necesitamos, somos corresponsables y por esta razón necesitamos tomar iniciativas prudentes ante la situación que estamos viviendo.
La iglesia ha dado un testimonio eficaz ante la pandemia que estamos viviendo, pero más que eficaz, ha dado el testimonio de Cristo aquel que es cercano a todas las personas bajo cualquier circunstancia. Este es un momento en el que las necesidades básicas se convierten en necesidades urgentes, en el que las necesidades de unos se convierten en las de todos, por ello, de alguna manera, todos tenemos que ayudar según nuestras posibilidades.
Todos en la misma barca significa evidentemente que no todos somos iguales, que somos únicos e irrepetibles; sin embargo, participamos de la dignidad divina; es decir, por el simple hecho de ser personas tenemos un valor inalienable y es esta dignidad es la que la iglesia ve en cada una de las personas. Ve la imagen divina en cada uno, ve a Cristo pobre, a Cristo necesitado, a Cristo enfermo. De aquí la importancia de que todos vivamos auténticamente la solidaridad, y aún más, la caridad para el bien común de las personas.
Todos en la misma barca significa reconocer que la caridad debe iluminar el camino de nuestras acciones sociales, teniendo presente que ésta, la caridad, es la vía maestra de la doctrina social de la iglesia (Caritas in veritate, 2).