Luego de que se observaron grandes cantidades de personas en las calles sin respetar las medidas de distanciamiento social que dictó el gobierno en medio de la pandemia por el coronavirus, el gobierno municipal anunció medidas más fuertes de restricción de movilidad en la ciudad, que incluyen la restricción de salir de casa después de las 10 de la noche todos los días.
Aunque las autoridades aseguraron que no se trata de un “toque de queda”, ante las críticas de sectores, sentenciaron que habrá más vigilancia para evitar la circulación por motivos que no sean indispensables y de causa mayor a partir de las 10 de la noche. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina del ‘Toque de queda’ -de facto- en Ciudad Juárez y en todo caso cómo se puede hacer conciencia en la gente que no está asumiendo las medidas dictadas ante la pandemia?
Estamos en medio de una crisis sanitaria nivel mundial. Juárez ha resentido sus efectos en la forma más directa; por un lado las restricciones de movilidad que la gran mayoría conocemos y que aun así muchos se niegan a llevar a cabo, entre ellas el toque de queda. No es una cuestión de gustos y de preferencias, es una cuestión de supervivencia y de cuidados de la población para aminorar la posibilidad de contagios del Covid-19. Esta pandemia que corta de tajo la posibilidad de convivencia directa por la alta tasa de contagios, nos lleva como sociedad a resguardarnos y a seguir medidas extremas como el toque de queda para poder pensar en una reapertura de la economía y la “nueva” convivencia social en un lapso de tiempo más corto. El número de decesos y contagios en nuestra ciudad nos debe motivar, como cristianos, a no solo pensar en nosotros mismos, debe de ayudarnos a entender el problema en el contexto del cuidado del prójimo. Nuestra ciudad, a nivel nacional, es definida como un lugar que por su tasa de contagios y desarrollo de la pandemia, no será considerada entre las primeras para la reapertura económica, lo cual en sí es riesgoso para el desarrollo integral de las familias, y además porque se enfrenta también un fuerte problema de salud mental de la población, que al estar encerrada durante mucho tiempo, no ha encontrado una manera adecuada de canalizar el estrés, generando ansiedad, depresión, desmotivación y hasta abandono personal. En concreto se atenta contra la esperanza, la seguridad y la fe de las personas. Aún nos queda un tiempo para superar el pico de la tendencia, y habrá que aprender a que no volveremos a nuestra antigua realidad, será un proceso largo de aprendizaje, en el que entre más nos cuidemos los unos a los otros, más rápido deberemos aspirar a disfrutar de las nuevas formas de convivencia social; de no hacerlo, condenaremos nuestros futuro como sociedad a un cierre prolongado de actividades que impactarán de manera profundamente negativa en la economía familiar, el ya desgastado tejido social y a nivel individual, la propia personalidad. Es tiempo de cuidarnos mutuamente, con respeto, amor y mucha comprensión al prójimo, llevando a cabo todos los cuidados que han sido solicitados por las autoridades, incluyendo, por supuesto, el toque de queda.
Mtro. Carlos Irigoyen/ Docente universitario
El toque de queda se puede definir como una medida que el gobierno municipal estableció para limitar la libre circulación por las calles y la permanencia de personas en espacios públicos, con la intención de proteger la vida con motivo del COVID-19.
Es una frase que no existe en nuestras leyes. Restringir las garantías individuales como lo es el libre tránsito y las reuniones sociales, solo se puede decretar por el Presidente de la República con la aprobación del Congreso de la Unión, en caso de que se ponga a la sociedad en grave peligro.
Pero no es facultad, ni atribución alguna al presidente municipal. Ciudad Juárez vive momentos de grave peligro por la inseguridad, más que por el virus que nos mantiene aislados. La medida pudiera ser un pretexto, por la violencia que prevalece en todo el Estado, sometido por el crimen organizado en todas sus facetas. Pero no con el “toque de queda”, sino con apoyo de prevención contra el delito, en todos los sectores y en especial a los más marginados que padecen de lo más elemental para subsistir.
El toque de queda por ser ilegal, da un mal ejemplo a la sociedad porque es una imposición autoritaria que debilita a la cultura de la legalidad y también a la cultura de la paz. Esta última de reciente creación en nuestro país, se legisla en toda la nación como el mejor instrumento para mediar y conciliar controversias y conflictos que se generen de todo tipo entre los sectores sociales.
Con la pandemia salió a relucir la corrupción gubernamental de los tres niveles de gobierno, al sorprendernos con graves deficiencias en la impartición de justicia y el buen gobierno. Se cerraron los tribunales y sobre todo en Ciudad Juárez, porque no cubren los requisitos de seguridad mínimos en una emergencia normal, menos una contingencia de ésta naturaleza.
Las dependencias municipales no son la excepción y en lugar de que las autoridades respectivas tengan personal entrenado y capacitado para orientar y proteger a la sociedad, salen a la calle para someter y extorsionar a comerciantes informales, formales y personas que por “su aspecto” son detenidos injustamente. La pandemia nos muestra el verdadero rostro de la ingobernabilidad en sí misma de funcionarios acostumbrados a la corrupción, que se aprovechan del momento dramático que vivimos.
La conciencia en la gente solo se puede lograr con amor y unidos para apoyarnos, no para causar más daño a los que salen por necesidad. Los que hacen fiestas, son los pudientes cuya vida holgada en mansiones con jardín y en muchos casos con alberca, son los que podemos considerar con alto grado de irresponsabilidad.
Las iglesias no debieron cerrar sus puertas, porque la actividad que se desarrolla es esencial espiritualmente y una necesidad del alma para alimentarla a través de la comunión. Creo que las iglesias pueden ayudar más abiertas que cerradas y sobre todo en concientizar que si Dios es amor y nos protege, no debemos temer.
El toque de queda no sirve para detener la inseguridad y mucho menos para detener la pandemia. De todas maneras quienes son adictos a las drogas y bebidas alcohólicas, se las ingenian para surtirse por ciertos comercios conocidos que venden sus mercancías ante la complacencia de las autoridades. Las familias debemos poner remedio en casa, con el ejemplo, con amor y disposición. Mientras las niñas y los niños crezcan en familias disfuncionales, seguiremos con problemas graves en educación y cultura.
Lic. Héctor Ramón Molinar Apodaca / Abogado mediador
La situacion que se vive en Ciudad Juarez desde hace ya algunos meses, puede verse agravada por la imposicion de un toque de queda que se propone a partir de las 10 de la noche. Estas medidas generaran mucho mas estrés del que ya se vive por el confinamiento a raíz de la pandemia de coronavirus que se esta viviendo a nivel mundial y que no se sabe a ciencia cierta cuando va a terminar. Esto es una situación muy estresante por la incertidumbre de no saber por cuánto tiempo se prolongará la situación. Sabemos a traves del estudio de la Psicologia Social que existe un efecto psicológico que se produce en este tipo de situaciones de confinamiento debidas a un crisis que es, paradójicamente, una cierta tranquilidad. Esto se debe a que el ciudadano percibe que se está haciendo algo para controlar la crisis,en medio del caos, se está haciendo algo y además nos podemos refugiar en un lugar aparentemente seguro que es nuestro hogar, pero también sabemos que existen efectos negativos del aislamiento social, como la ansiedad, el miedo, el estrés y la apatía, que son consecuencia de la incertidumbre que la situación genera. Los seres humanos intentamos controlar constantemente todo aquello que nos rodea, claro que esto no siempre es posible y ese intento de controlar generará mayor ansiedad. Con el toque de queda se generara una sensación de que no hay nada que se puedas hacer, sólo esperar y eso puede generar frustración y la frustración en la mayoría de los casos genera violencia que en un primer momento puede ser intrafamiliar, pero que después puede ser violencia social. A largo plazo, el confinamiento puede ser causa de la aparición de trastornos de tipo emocional, como ansiedad y depresión o trastornos pos estrés postraumático. Debemos tener en cuenta que los seres humanos somos seres sociales, necesitamos el contacto con los demás para nuestra supervivencia, nos encontramos lejos de nuestros seres queridos y la falta de libertad para poder verlos puede llevarnos a sentir una gran angustia y tristeza. Es por esta razón que vemos personas que no hacen caso a las reglas de distanciamiento social que impuso el sector salud, lo cual es, en cierta manera, un mecanismo de defensa, el de negacion, donde se prentende creer que no pasa nada, que a mi no me va a pasar nada, todo esta bien. Es mejor para muchos creer eso, a enfrentar la realidad de que todo ha cambiado, de que no tenemos el control, de que somos débiles y altamente vulnerables.
Juan Jesús Hernández/ Psicólogo
En este momento tan delicado que está viviendo, no sólo nuestra ciudad, sino el mundo entero, el “Toque de queda” anunciado por las autoridades, en mi opinión, ha sido una medida necesaria para tratar de disminuir el flujo de personas fuera de casa.
No se trata de polemizar si es o no inconstitucional restringir el libre tránsito, se trata de atender el llamado desesperado de las autoridades civiles y sanitarias, pidiendo quedarnos en casa, para así, tratar de frenar los contagios del COVID, que día a día, aumentan.
Ciertamente gran parte de la población debe salir en búsqueda del pan diario, pero cuántos, pudiendo permanecer en su hogar, salen constantemente. Así, la necesidad de un Toque de queda, evidencia nuestra incapacidad, primero, para respetar leyes o indicaciones, además de dejar ver nuestra rebeldía para acatar disposiciones, aunque esa desobediencia, en esta situación, nos pueda llegar a costar la vida. También se manifiesta nuestro egoísmo, pues pensamos sólo en nosotros mismos, sin importar que, al actuar irresponsablemente, podemos contagiar a los demás.
Desafortunadamente, esta disposición no ha sido acatada, pues esta semana, durante el día, las calles se han visto muy transitadas, tanto por vehículos como por personas a pie, y muchas de las veces, sin tomar las medidas necesarias.
Hemos desaprovechado un tiempo precioso para explorar nuevas ideas, capacidades que tal vez desconocíamos poseer, hacer de casa un lugar más cómodo, no solo para convivir, sino para vivir, o también, para volver a Dios. El toque de queda, pudiera ser un instrumento en nuestra ayuda.
Por lo anterior, ante la pregunta, de cómo se puede hacer conciencia en la gente que no asume las medidas dictadas ante la pandemia del coronavirus, me es difícil responder… Creo que no ha habido un canal de información oficial, veraz, eficiente y conciso que llegue a toda la población. A mi casa no ha llegado un solo panfleto informativo, desconozco si durante la programación diaria de la radio y televisión, se transmitan cintillas o se den cortes informando la situación o las medidas a seguir. No he recibido llamadas o mensajes oficiales, fuera de 2, enviados por el Gobierno de México en el mes de marzo. Por lo tanto, en esta pandemia, cada quien posee una información, de acuerdo a los medios consultados y si es que se informó.
Saber y conocer amplía el panorama. Estar bien informado, puede ayudar a tomar conciencia de las medidas necesarias para mitigar el contagio del COVID, medidas que, probablemente, parte de la población desconozca o no les otorgue el verdadero valor, de ahí que no se preocupe en respetarlas ni ponerlas en práctica.
Mtra. Ivonne Reyes/ Educadora