Noé Sánchez es un joven productor de televisión que sirvió en la Pastoral Juvenil Diocesana, desde donde aprendió que la mirada de los jóvenes permite trazar un mapa de la realidad, que debe ser guía para una mejor sociedad…Aquí su historia…
Ana María Ibarra
Una juventud demandante, abierta a la formación y en busca de espacios de expresión, es lo que Noé Sánchez, productor de televisión en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez ha percibido en su trabajo con jóvenes durante más de 10 años, primero dentro de la Pastoral Juvenil Diocesana, y ahora dentro de la universidad.
Noé, también profesor en el Instituto Superior de Ciencias de Ciudad Juárez, compartió en entrevista la manera en que ha cambiado su vida al encontrarse con otros jóvenes y escuchar lo que ellos tienen que contar. Para él, esas historias son, y deben ser, un mapa para toda la sociedad.
Su trabajo en PJ
Siendo un joven activo en la parroquia Santa Teresa de Jesús, Noé recibió la invitación a integrarse al equipo Diocesano de Pastoral Juvenil, que en ese entonces tenía como coordinador al padre Alfonso García.
Contaba entonces con experiencia por su trabajo con jóvenes en su parroquia, donde conoció el trabajo de la pastoral juvenil, ya que su párroco fue también coordinador.
En ese entonces, Noé tenía una preocupación por la juventud y fue ahí donde se concretizó su vocación de servicio a los jóvenes.
Cambió su vida
Trabajar con jóvenes a Noé le cambió la vida, y lo que al principio fue un servicio de acompañamiento en la fe, hoy es su vocación.
“Trabajar con jóvenes me tocó la vida. Los jóvenes son el motor del país. Les importa saber lo que sucede en su país, no están ajenos a la realidad que sucede, los impacta, no tienen una postura cómoda sobre la vida, al contrario, tienen preocupación por lo que sucede y quieren aportar algo por la sociedad”, expresó.
Para el entrevistado, cada generación de jóvenes le enseñó a ver el mundo desde otra mirada, y considera que la generación actual busca adentrarse a otros espacios y hace posible lo imposible.
“A través de los jóvenes se puede ver que hay otro mundo posible, me refiero al mundo de la calle, del barrio, de la familia. Sin duda esa mirada me ha transformado y revitalizado. Esa es la herencia más grande que me ha dejado trabajar con jóvenes, especialmente en la pastoral juvenil”.
Generación cambiante
Para el productor, la nueva generación de jóvenes es multiplataforma, está en todo y le gusta estar informada, enterada, le gusta participar desde sus propias expresiones.
“Hoy en día los jóvenes están más informados y eso les permite ser más abiertos a la participación. Es una generación que le gusta capacitarse en diferentes áreas, es más colaborativa”, compartió.
Agregó que aunque para muchos las nuevas tecnologías enajenan a los jóvenes del mundo, es desde ahí que ellos colaboran y es una forma distinta de ser solidarios.
“Esta generación me parece más despierta porque está relacionada con mayores canales de información, eso nos permite tener otra mirada muy rica, muy diversa de la realidad”.
Faltan acompañamiento y espacios
Convencido de que los jóvenes necesitan mayores espacios de encuentro y de reflexión, Noé resaltó que todas las instituciones, incluida la Iglesia, tienen una deuda pendiente con la juventud y su esperanza es que algún día pueda ser saldada.
“De la Iglesia particularmente diría que sí hay un esfuerzo muy marcado en la catequesis del catecumenado (curso de Confirmaciones), pero hace falta invertir mayores esfuerzos para que los jóvenes permanezcan en los espacios parroquiales, porque sí les interesa, sí quieren estar ahí, pero no encuentran acomodo y se van”, compartió.
Noé expresó que es muy tiste que los jóvenes se vayan de la Iglesia por no encontrar un espacio dónde aportar sus ideas, dónde ser protagonistas.
“Hace falta invertir en capacitación, en formación de agentes de pastoral juvenil que se comprometan con Dios, con la Iglesia y brinden a los jóvenes un espacio donde se sientan identificados”.
Añadió que faltan canales para que la juventud encuentre una propuesta de formación integral que les dé herramientas para ser mejores ciudadanos, mejores cristianos, mejores hijos, mejores padres de familia. Y que hace falta una pastoral juvenil como una vocación de vida.
“Hoy los jóvenes no van sólo a que les den un tema, veo más expresiones, los chavos empiezan a reclamar. Hay quienes les gusta la música y podemos hacer un grupo de música en la parroquia, de arte, de pintura. La Iglesia necesita sumarse a esa realidad con los chavos”, dijo.
“Cuando iniciamos la liga diocesana nuestra idea siempre fue evangelizar a través del futbol. Los chavos no tiene que dejar de hacer lo que les gusta por ir a la Iglesia”, abundó.
Historias que merecen ser contadas
Con 10 años trabajando en la universidad, Noé vive una experiencia profesional muy interesante, pues hace cinco años llegó a los medios de comunicación universitarios con la tarea de hacer un programa de radio, aún siendo coordinador de pastoral juvenil.
“Tengo un programa con un formato cultural porque me di cuenta que muchos chavos están interesados en promover la cultura…desde este espacio me di cuenta que se puede evangelizar a los jóvenes a través del teatro, del arte, de la música”, dijo al relatar que algunos de sus invitados o colaboradores participan en colectivos, son escritores, artistas urbanos, cuenta cuentos, actores… y a muchos los conoció en parroquias.
Otro programa de Noé es una mesa redonda donde los jóvenes dan a conocer cómo ven y como les afectan los temas sociales.
“La idea es conocer su opinión, dejar la cámara y micrófono para que se expresen. Su forma de ver el mundo nos permiten asomarnos a su realidad”, dijo.
Y reiteró su idea de que una deuda grande con los jóvenes de hoy, es escucharlos.
“Estoy convencido de que cuando escuchamos a los jóvenes podemos trazar un mapa de la realidad y del mundo, y esas son las historias que deben ser escuchadas y contadas. En la Iglesia necesitamos escuchar más a los jóvenes, conocer a lo que ellos se enfrentan en lo cotidiano”.
Mensaje
Noé quiso dejar a los jóvenes un mensaje por este medio: no tener miedo a ser diferentes y romper las barreras del mundo.
“No llamo a una revolución, sino a ser diferente: estudiar dos carreras, amar a su familia, abrazar a sus padres, aportar algo en su calle, en su colonia, ser diferentes a lo que la mirada adulta les dice que no pueden hacer. Cambiar lo posible e incluso lo imposible”, afirmó.
“A los adultos repito lo que decía a los papás de Confirmaciones: abracen a sus hijos. A mí no me han dejado de abrazar, y les agradezco mucho a mis padres porque eso me hace sensible con el mundo”.
Noé invitó a los adultos a cambiar la manera de ver a los jóvenes, y a los jóvenes a comprometerse con su entorno.
“Jóvenes, los actos de rebeldía deben ir acompañados de compromiso, sean rebeldes con una causa, si no están de acuerdo con algo que su propuesta venga acompañada con el compromiso de hacer el cambio”.
Decir a los jóvenes que no pueden hacer algo, es condenar el futuro del país.
Noé Sáenz/ productor UACJTV