Hermanos privados de su libertad dan a conocer su testimonio de fe tras vivir el primer retiro de la Pastoral Penitenciaria tras la pandemia…
Diana Adriano
David y Sergio son dos personas privadas de su libertad que desde hace unos años se encuentran en el Centro de Readaptación Social para adultos en Ciudad Juárez.
Gracias al apoyo de la Pastoral Penitenciaria ellos se encontraron con Dios mientras viven la experiencia de su vida entre las rejas. Y compartieron su testimonio con Periódico Presencia.
Sanación interior
David compartió que a lo largo de su vida se encontró con malas situaciones que le brindaron una felicidad momentánea, sin embargo, fue cuando fue apresado cuando encontró la verdadera felicidad que es la que da Dios.
“Muchos de nosotros traemos problemas en la mente, por ejemplo, nuestro caso jurídico, problemas con la familia, con las esposas y en este lugar hallamos realmente la paz que nosotros debemos de sentir”, dijo.
Agregó, “Muchas veces estamos en el área preocupados con el tiempo que nos van a dar, si vamos a salir, esa incertidumbre que a nosotros como presos nos invade. Entonces, eventos como estos son muy necesarios para nuestra paz interior, y créanme que Cristo me ha cambiado la vida totalmente”
Actualmente, David pertenece al coro de la capilla, algo que él explica, nunca le habría pasado por la mente con la vida que llevaba.
“La sanación interior es algo que me ha gustado. Nosotros hemos ofendido a muchas personas y esa sanación interior que nos ofrecen estos eventos como el perdón, esperanza y amor, es algo que nosotros desconocíamos completamente”, expresó el entrevistado.
“Ahora nosotros podemos perdonar a quien nos ha ofendido, pero también podemos pedir perdón a quienes hemos ofendido. Yo en particular, puedo decir que a mi mamá le hice mucho daño, por mis frustraciones que yo tenía y le he podido pedir perdón”, mencionó.
“Quisiera que la gente de afuera sepa lo que se está haciendo aquí, que no es un lugar donde lo estigmatizan. Tienen que saber que la gente de la pastoral penitenciaria están haciendo cosas positivas, cosas buenas para que nosotros salgamos y estemos listos para la sociedad y para Dios”, finalizó David.
Tranquilo con Dios
Sergio es un hombre de 59 años, quien compartió con Presencia que a pesar de estar encerrado injustamente, él está agradecido pues fue en prisión donde pudo encontrarse con Dios.
“Yo afuera no me acercaba a la Iglesia, no conocía a Jesús, aquí lo vine a conocer. Dios lo pone a uno en un lugar privilegiado, cuando él ve que uno lo necesita”, dijo Sergio.
Y ya que es un apasionado de la música, al conocer que el coro de la capilla necesitaba un baterista, Sergio no dudó en comprometerse.
“Después de 20 años de no tocar una batería, me llamaron y rápidamente me apunté. Ahora aquí estoy ayudando con mi trabajo, no para mis hermanos, sino un trabajo para Dios y lo hago de todo corazón”, expresó.
Igualmente, compartió que le encanta pasar tiempo en la capilla, ya que le da una tranquilidad y una paz que no puede tener en su celda.
“Mi mensaje está muy claro, yo estoy aquí sin haber cometido algún delito, pero a todos los que estamos aquí adentro la sociedad nos considera delincuentes, sin embargo, hay mucha injusticia, hay mucha falta de conocimiento”, añadió Sergio.
Agregó, “Yo mandaría el mensaje a todos los católicos que tengamos cuidado en lo que hacemos, con quién nos juntamos y cualquier situación que nos ponga en peligro, sabemos que la ley a veces no es justa y nos acarrea a estos lugares”.
Para finalizar, mencionó que da gracias a Dios por mandar a personas como los agentes de la Pastoral Penitenciaria, que dejan de lado los prejuicios y los ayudan a crecer espiritualmente.
“Yo le doy gracias a Dios que me puso aquí, siendo inocente, y me siento muy en paz y tranquilo con Él”, concluyó.