Ana María Ibarra
El padre Jaime Melchor ofreció algunas preguntas como guía para descubrir hasta dónde se es gobernado por la soberbia y poder, con humildad, reconocer las actitudes.
“La Cuaresma nos insiste en un examen de conciencia claro como forma para superar la soberbia. El reconocer la enfermedad, manifiesta lo que tenemos que atender”, dijo.
Aquí las preguntas-guía:
¿Reconozco realmente que necesito de Dios o me olvido frecuentemente de Él, de su poder, de su misericordia?
¿Creo que no necesito de consejo y que ya he superado mis errores y que nadie me puede enseñar?
¿Me he comparado con los demás?
¿He despreciado a mi prójimo?
¿He provocado que, por envidia, se hable mal de alguien?
¿He presumido de lo que soy, lo que tengo o lo que sé?
¿Me cuesta la corrección?
¿Me cuesta reconocer que he fallado, primero con Dios, con los demás y conmigo mismo?
¿Realmente creo que puedo cambiar con la gracia de Dios?
Otras preguntas
- ¿Trato de llamar la atención con mi supuesta “sabiduría”, mi físico, etc.?
- ¿Sé distinguir lo que es mi misión o me entrometo en lo que no me corresponde?
- ¿Reconozco mis errores y pido perdón?
- ¿Puedo ayudar sin mandar?
- ¿Busco aprobación, reconocimientos, honores y alabanzas?
- ¿Hago las cosas por quedar bien?
Frase…
La Cuaresma es una oportunidad para que nuestra alma se renueve y se purifique, pero sobre todo crezca en el amor.