Pbro. Jesús Salinas/ Vicario de El Señor de la Misericordia
Empieza el camino cuaresmal, y la liturgia en estos domingos nos presenta un itinerario muy esperanzador contemplando en la persona de Jesús calificativos que dan sentido a nuestra existencia: Jesús verdadero hombre (tentaciones), Jesús verdadero Dios (transfiguración), Jesús Agua Viva (samaritana), Jesús Luz (ciego de nacimiento), Jesús Resurrección (Lázaro). Ayuda mucho para este domingo situar el pasaje de las tentaciones en el Evangelio de Mateo 4, 1-11. Previo a dicho pasaje está el bautismo, donde Jesús empieza a involucrarse activamente en el plan de salvación, el Padre lo reconoce “Este es mi Hijo querido, mi predilecto” (3, 17). Jesús había alcanzado cierta madurez para atender el llamado del Padre y por ello es enviado por el Espíritu al desierto. Estimado lector, miremos a Jesús verdadero hombre, que trabaja su humanidad para hacer presente la divinidad en la tierra e instaurar el Reino. Jesús trabajó su humanidad previo a su bautismo y ha sido reconocido, también por ello, predilecto ante el Padre, y la sigue trabajando aun en el desierto. Jesús hace buen uso de las potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Recuerda las promesas del Padre presentes en las Escrituras, descubre la mentira del tentador entendiendo la verdad de las Escrituras y actúa decididamente con un voluntad firme. Jesús le hace frente a esas tentaciones a las que todos estamos expuestos: placer, poder y tener. A la luz de Jesús verdadero hombre, ¿has hecho memoria de cómo Dios te ha bendecido?, ¿te has esmerado en buscar la verdad y promoverla?, ¿Cómo fortaleces tu voluntad para optar siempre por el bien? La gracia de Dios sobre nosotros asume nuestra naturaleza humana, hagamos lo propio en esta Cuaresma por trabajar nuestra humanidad.
Jesús verdadero hombre
y verdadero Dios,
es la Luz, el Agua Viva
por su paso entre nosotros
nos participa de la Resurrección.
Participar de esta dicha
contemplando tu existencia,
Pues con cuerpo y alma
en la tierra haces presencia.
Fuiste pensado por Dios
y puesto en este mundo,
para dominar y cuidar la tierra
embelleciéndola en el presente y el futuro.
Atento a las promesas
que vienen de Dios,
has uso de la memoria
que para eso se te dió.
Atento en tus deseos
de querer conocer,
que la verdad sea el motivo
para todo entender.
Atento a tus acciones
que las motive la bondad,
vigilante en el presente
para caminar hacia el futuro
con buena y firme voluntad.
Domínate siempre
no busques todo consentir,
con mortificación ofrecida
caer en la tentaciones puedes impedir.
Toma en serio tu vida
trabajando tu humanidad,
sólo así tendrá efecto
participar en la divinidad.