Presencia
Servidores de la diócesis han aceptado compartir un sencillo mensaje de felicitaciones dirigido a nuestros lectores, con motivo de esta Navidad 2025. Agradecemos a ellos su aporte, que, como siempre, en este espacio, queremos presentar para que nos ayude a reflexionar desde nuestra fe. A ellos muchas gracias, y a todos nuestros lectores: ¡Feliz Navidad!

El verdadero sentido de la Navidad
Celebrar la Navidad exige, en primer lugar, ver con honestidad la realidad que vivimos como humanidad. Nos encontramos inmersos en una profunda crisis socioambiental que no es casual ni inevitable, sino consecuencia directa de un sistema económico global que ha absolutizado el capital, ha idolatrado el mercado y ha reducido al ser humano a consumidor compulsivo. Este modelo ha generado una cultura del descarte, donde tanto las personas como la naturaleza son explotadas y desechadas cuando dejan de ser rentables. El Papa Francisco lo denuncia con claridad al afirmar que «el consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnocrático» (Laudato Si’, 203). En este contexto, la Navidad corre el riesgo de ser vaciada de su sentido profundo y reducida a una temporada de excesos, compras y apariencias, que anestesian la conciencia frente al clamor de la tierra y el grito de los pobres.
Frente a esta humanidad herida y a esta creación maltratada, la fe cristiana proclama una verdad central: Dios no permanece indiferente. El Dios Trinidad —comunidad de amor— se compadece del sufrimiento humano y decide entrar en la historia haciéndose carne en Jesucristo. La Navidad es, por tanto, la respuesta de Dios a un mundo roto: no envía una idea ni una norma, sino que se encarna, se hace vulnerable y cercano. Como expresa san Pablo: «Siendo de condición divina, se hizo semejante a los hombres…» (Fil. 2,6-8). El Papa Francisco subraya que «el Hijo de Dios, al encarnarse, invitó a toda la humanidad a la ternura» (Laudato Si’, 100), revelándonos que el amor verdadero no domina ni explota, sino que se dona. En Jesús nacido en Belén, Dios nos muestra cuánto valemos, no por lo que tenemos o producimos, sino por el simple hecho de ser sus hijos amados (cf. Fratelli Tutti, 85).
Contemplar al Niño de Belén nos conduce inevitablemente a una decisión concreta: abrirle el corazón para que nazca en nosotros. Jesús de Nazareth, con su vida sencilla, compasiva y entregada, nos revela un modo nuevo de vivir y de amar. Él nos invita a romper con la lógica del consumismo y del egoísmo para aprender el lenguaje de la sobriedad, de la fraternidad y del servicio. «La sobriedad vivida con libertad y conciencia es liberadora» (Papa Francisco, Laudato Si’, 223). Dejar que Cristo nazca en nuestro interior implica permitir que transforme nuestros deseos, nuestras relaciones y nuestro estilo de vida, para amar como Él amó: con misericordia, cercanía y compromiso con los más vulnerables. Así, la Navidad deja de ser solo una fecha y se convierte en un camino de conversión, donde cada gesto cotidiano puede ser un pesebre vivo en el que Dios sigue naciendo para sanar el mundo.
María Fidelia Luna Robles/Dimensión Diocesana para el Cuidado Integral de la Creación

La pedagogía de nuestro Dios siempre ha sido fijarse en lo pequeño: un pequeño pueblo elegido, el más pequeño de los hijos elegido para ser el Rey David, etc. ahora en esta Navidad, nuestro Señor vuelve a nacer en lo pequeño de nuestros actos de bondad: la sonrisa dada a la persona en nuestro encuentro diario, nuestra gratitud a quien hace una pequeña obra de caridad, nuestro pequeño acto de cariño a nuestras familias.
Que el Dios-niño nazca en nuestros corazones y nos conceda seguir viviendo con esperanza nuestras vidas: ¡Feliz Navidad!
Pbro. Jesús Manríquez/ Rector del Seminario Conciliar

La paz del recién nacido, Jesucristo nuestro Salvador les bendiga a todos y cada uno de los miembros de su familia, amigos y conocidos.
Que la luz que nos guía hasta el pesebre de Belén, sea brillante y a su vez cada uno de nosotros seamos luz, alegría para quienes nos rodean.
Les deseo que la Natividad de nuestro Señor nos ayude a dar los frutos de ser una iglesia diocesana más unida, llamados y llamadas a seguir construyendo una Iglesia cercana, sencilla, sinodal y misionera. Y que nuestra Esperanza sea fortalecida.
Sigamos caminando juntos y juntas siendo peregrinos de Esperanza. En medio de las oscuridades que hay en nuestra sociedad y vida. Sembremos cada día el amor, la solidaridad, caridad con los que más necesitan y sobre todo la Paz reine en nuestros corazones.
María nuestra Madre, sea nuestro modelo de vida; ella nos acompaña siempre.
Un abrazo fraterno, unidos en oración.
Hna. Carmen Zubía, MMD/Vocal en el Consejo de la Congregación Misioneras de María Dolorosa

Abracemos la esperanza, Jesús está en medio de nosotros.
Es el día de la gracia, de la salvación, de la esperanza de un mundo mejor, hoy abrazamos con fe y confianza la justicia y la paz, sin miedo. Y soñamos que es posible hacer aquí y ahora un cielo nuevo y una tierra nueva; porque creemos que la fe y la presencia de Jesús se hace carne en nuestra carne y se hace vida en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestro territorio, en nuestro mundo.
Hna. Mónica Avalos/ Siervas de los Pobres
Con la llegada de Jesús, los cristianos somos invitados a revisar nuestra vida y a darle un toque especial siendo luz en un mundo que se encuentra en la oscuridad; a ser perdón dentro de los resentimientos; a ser salud en un ambiente de enfermedad y dolor; a ser amor ante el odio y la maldad; a ser paz ante tanta discordia e inhumanidad. Es lo que Jesús, recién nacido nos pide.
Nuestra Navidad solo tendrá sentido desde esa vivencia de cada dia, desde ese darnos sin condiciones a los demás, a aquellos que nos rodean y confían en que otra tierra es posible, hagamos que sea realidad. Abracemos y adoremos al Recién Nacido junto con nuestra familia, con nuestros seres queridos y ofrezcámosle nuestro corazón que desea ser transformado por Él, y brindémosle a nuestro entorno una Navidad diferente.
Felices fiestas de Navidad. Que Jesús, nuestro Redentor sea siempre alegría, salud y paz para todos ustedes.
Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor/Proyecto Cihuatl

Mis deseos de Navidad y Año Nuevo son que tengas siempre fe para que puedas enfrentar todo lo que venga, con la presencia de Dios en tu vida. Perseverancia para que logres tus metas, y optimismo para que vivas siempre en la alegría del Señor.
Les deseo a todos una feliz Navidad y que el Niño Dios traiga paz y alegría en sus hogares. Bendiciones.
Pbro. Gary Eduardo Reyes/ Párroco de NS del Sagrado Corazón en Porvenir, DB
































































