- Esta empresa fundada en Ciudad Juárez testimonia de varias maneras la primera bienaventuranza que enseña Jesús. Aquí su historia.
Ana María Ibarra
Desde hace cuarenta años, la empresa de la familia Sánchez Soledad se rige, en términos administrativos y empresariales, desde la Doctrina Social de la Iglesia, buscando ser una empresa sustentable tanto para la familia de empresarios, como para sus empleados.
La compañía maderera ha trabajado en más que ser solamente un conglomerado de empleados y empleadores, pues busca más bien ser comunidad que vive la bienaventuranza del desprendimiento: Bienaventurados los pobres de espíritu.
Dios único dueño
En 39 años en que José Mario Sánchez, su fundador, estuvo al frente de la empresa fue descubriendo no solamente principios prácticos y funcionales, sino también principios filosóficos que le ayudaron mucho a la administración de su negocio.
“Cuando solamente se incluye el concepto financiero, el dinero o la utilidad en la vida y en la administración de una empresa, no es suficiente. Eso llevó a mi papá, desde la fe, a buscar principios para su vida, incluyendo la administración de un negocio”, explicó José Mario, hijo.
Como parte de su crecimiento en la fe, Don José Mario aprendió sobre Justicia Social y desarrollo de la persona y dos organismos le ayudaron a aclarar su pensamiento: la COPARMEX (Confederación Patronal de la República Mexicana) y la USEM (Unión Social de Empresarios Mexicanos), cuyos principios y valores están basados en la Doctrina Social de la Iglesia.
“Los bienes tienen un destino universal. Toda la humanidad está destinada al uso y usufructo de esos bienes que Dios nos ha dado. Cuando se acepta el concepto de un Creador, no podemos quitarle el papel de dueño. Nuestro rol es ser copartícipes de la Creación como hijos de Dios”, señaló José Mario, hijo, quien como hermano mayor, tiene un rol clave en la empresa.
Comunicación abierta
De acuerdo al entrevistado, esta coparticipación basada en el principio de la justicia, en la práctica se vuelve un tanto difícil.
“Podemos basarnos en la Escritura que dice: el que no trabaje que no coma. Balancear esta palabra con el destino universal de los bienes, donde todos tenemos derecho al uso y al usufructo de la creación, representa una complejidad”, compartió.
Pero señaló que es ahí donde el empresario comienza a vivir su rol de co-creador para buscar un balance, haciendo congruencia en el mundo.
“El Papa Francisco nos dijo en su mensaje que para solucionar los problemas graves que tienen qué ver con capital y trabajo, se debe dialogar buscando mejores alternativas de oportunidades”, recordó José Mario del Encuentro del papa Francisco con el Mundo del Trabajo en Ciudad Juárez.
Y agregó: “Mi padre trataba de encontrarse y dialogar mucho con sus trabajadores, no estaba ausente de conflictos, pero mantenía la comunicación abierta. Eso desató una cultura de creatividad en la empresa. Cuando la comunicación es real, se hace más práctico el cauce de la empresa porque los empleados se sienten escuchados y proponen soluciones”, relató.
La mejor inversión
Citando la Doctrina Social de la Iglesia, José Mario dijo que la mejor inversión que puede realizar una empresa es en la gente y en las familias.
“Aunque uno siempre quisiera dar más, el capital debe balancear el interés mismo para hacer una utilidad para el beneficio propio y la necesidad de la familia”, dijo al recordar que a pesar del fallecimiento de su papá, continúan esta filosofía, pues la empresa siempre busca soluciones a cualquier conflicto no solo viendo el mérito del empleado, sino también a la familia.
“Las empresas deben de ir más allá de las relaciones legales. Deben pensar en la persona, velar por el bien de todos, por el bien de nuestra comunidad en general. Esto es una lucha para que las empresas sean un espacio para construir una sociedad, una ciudadanía, una comunidad”, dijo.
Así, la empresa también debe usar su actividad diaria para buscar el crecimiento y desarrollo de sus empleados.
“La empresa viene siendo una familia extendida, pasa uno más tiempo con la empresa que con la familia”, sentenció al recordar de nuevo la visita del papa a Ciudad Juárez, en la que “dejó mucha tarea que se está olvidando”, lamentó.
Bienaventuranzas y DSI como guía para la toma de decisiones
Como empleadores, los Sánchez Soledad tienen muy claras las bienaventuranzas y todos los valores del Evangelio. Y cuando enfrentan el dolor ante la enfermedad o muerte de un empleado o alguno de sus familiares, no pueden sino practicar la ayuda a los otros cuando se enfrentan grandes pruebas.
“El dolor sirve para no perderse en la ambición. La empresa no es solo contabilidad. Cuando el empresario se pierde en la riqueza, existe una pobreza. La riqueza verdadera es hacer las cosas teniendo como centro a Dios y el bien de la persona”, sentenció José Mario.
Resaltó que tanto en la familia, la empresa, la ciudad como en el país, hay posibilidad de cambio, de revertir aquello que lleva a la destrucción.
“Esa es la vocación del empresario. Enfrentar las crisis sin dejar sus responsabilidades. Ser una comunidad dentro de la empresa. Mirar el rostro de hombres y mujeres, respondiendo en el bien común”.
Frente a la pandemia
En este sentido, el empresario señaló que la pandemia del Covid 19 es una llamada para usar la creatividad y potencia empresarial, pues se avizora una crisis económica con grandes retos.
“No podemos entrar a la política del descarte, del desecho de la persona. Estamos luchando por mantener los ingresos de los empleados y sus familias, sacrificando capital y las utilidades de los últimos años”, dijo.
José Mario compartió que esta es la segunda ocasión en que la compañía enfrenta serios retos económicos, pero han sido los propios empleados quienes han dado estrategias para mantener activa la empresa.
“La primera vez fue en el 2009 –crisis de inseguridad-. Decidimos cerrar para salvaguardar la integridad propia y también pensando en los trabajadores. Pero ellos nos convencieron de no cerrar. Desde entonces cada mañana antes de iniciar labores, hacemos una oración”.
Hoy, ante la pandemia, también se contempló la posibilidad del cierre. Pero prevalecieron los principios con los que inició la empresa.
Aunque el desplome de ventas es de 75 por ciento, juntos, trabajadores y empleadores, luchan por mantener activa la empresa, siempre asumiendo indicaciones de la autoridad sanitaria.
“No sabemos cómo va a reaccionar la economía después de la pandemia. Hicimos la estrategia junto con los empleados, los estamos cuidando, somos responsables. Afortunadamente no tenemos empleados directos que hayan enfermado, pero hay contagios en sus familias o amistades. Debemos cuidarnos y cuidarlos ”, dijo José Mario.
El entrevistado afirmó que es tiempo de poner en practica la vocación empresarial de la co-Creación, sin perder el valor humano.
“Es parte de esa filosofía incluir la meditación de las bienaventuranzas, de la Doctrina Social, que es una guía filosófica para la toma de decisiones. Ahora nos toca vivirlo en la práctica. Basarnos en las personas es mucho más integral que basarnos en el amor al dinero”, finalizó.