Como parte de un seguimiento y acompañamiento espiritual, diáconos permanentes y aspirantes al diaconado, vivieron ejercicios espirituales durante los días del 2 al 5 de noviembre en la parroquia Jesús Maestro.
Guiados por el padre Hesiquio Trevizo, los diáconos y futuros diáconos vivieron momentos de reflexión, examen de conciencia y oración mediante la guía espiritual ignaciana.
Durante la tarde de esos días, los asistentes pudieron meditar sobre su oración personal, y algunos reconocieron que vivían una oración incompleta.
Así lo compartió Ernesto Esparza, quien cursa el cuarto año de formación para el diaconado permanente, y a quien en esos días de ejercicios Dios le sorprendió a través de las reflexiones que el padre Hesiquio les impartió.
“Al venir aquí Dios me ha sorprendido agradablemente. A través del padre Hesiquio, Dios me dijo que la oración es poner mi persona, mis necesidades, mis carencias ante Él y descubrir lo que quiere hacer conmigo y lo que quiere de mí”, dijo Ernesto.
El futuro diácono, que pronto hará su solicitud al lectorado, compartió que esos cuatro años de caminar en la formación no han sido fáciles, sin embargo, aclaró, la gracia de Dios se ha hecho presente con su amor, su misericordia y su perdón.
“Cuando entiendo mi historia Dios me da la capacidad de entender mi presente y es cuando me doy cuenta quién soy y a qué estoy llamado. En ocasiones siento miedo, pero es un miedo a no corresponder al amor de Dios. La oración es la base para entender que yo ante Dios tengo una misión”, compartió el entrevistado.
Ernesto dijo haber concluido los ejercicios espirituales con un buen sabor de boca, pues fue un espacio que aprovechó al máximo, por lo que ahora le toca vivir la enseñanza que recibió.
“Puede parecer que es algo que ya conocíamos, pero el evangelio siempre es nuevo, la Palabra de Dios siempre es nueva y en esa novedad nos vamos todos, en esa novedad que es Dios y que nos llama a ser renovados en la oración, discernimiento y examen de conciencia, que son las bases de la fe cristiana, el ser y quehacer del cristiano”, finalizó.
Grupo Importante
Por su parte el padre Hesiquio dijo haber concluido la semana contento de haber acompañado a la comunidad diaconal a la que definió como una comunidad muy importante para la Iglesia.
“Los primeros intentos del diaconado permanente se hicieron en tiempos de don Juan Sandoval, él me encargó el primer trabajo doctrinal sobre el diaconado. Es un grupo sumamente importante, hay que darle todo el apoyo, el acompañamiento y seriedad que ellos requieren, no son de segunda, no son “la banca”, son verdaderos ministros que participan del sacerdocio”, expresó el padre Trevizo.
El sacerdote reconoció que los diáconos permanentes requieren mucha más cercanía y alentó a que el presbiterio tome conciencia de ello.
“No son para cuando hagan falta, son parte nuestra. Ellos se fueron muy contentos de estos ejercicios y yo me sentí muy a gusto de estar con ellos, feliz y contento. Fue un retiro espiritual donde reflexionamos el ser y luego el hacer. Llegamos en una consideración al cien por ciento y eso hay que hacerlo siempre”, finalizó.