Claudia Iveth Robles
En total silencio, con un altar desnudo y sin canto de entrada se realizó la celebración de la Pasión del Señor, el pasado 02 de abril, Viernes Santo, en Catedral .
Mientras los fieles se arrodillaron, el obispo don José Guadalupe Torres Campos, acompañado del padre Leonardo García, del padre Eduardo Hayen y el diácono transitorio Ivan Flores caminaron por el pasillo central y al llegar al altar, el obispo se postro en el suelo en un acto de amor a Jesús y para acompañarlo en el misterio de su muerte.
Inicio la liturgia de la Palabra y desde la sede se comenzó el relato de la Pasión del Señor.
Como es tradicional en este viernes de luto, los fieles guardaron silencio sepulcral.
«No hay mucho qué decir, y no es un silencio de mudez, sino un silencio que dice mucho, que expresa todo, nuestra gratitud, nuestra fe», expresó el obispo.
Citó las tradicionales siete palabras: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”, “¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!”, “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”, “Tengo sed”, y “Todo está cumplido” y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
El obispo recordó que celebrar la Pasión es celebrar el amor de Dios.
«Nos amó hasta el extremo hasta dar su vida por nosotros. Hagamos un silencio de oblación, de abrazarlo siempre en la Cruz», puntualizó.
Después de la oración unversal, el diácono cargó la Cruz para llevarla por el pasillo central cubierta, hasta colocarla frente el altar para su adoración. El obispo fue descubriéndola y cantando: «Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavado el Salvador del mundo” Y todos respondieron: “Venid y adoremos”.
El obispo se arrodilló frente a la cruz y oró durante un momento. Enseguida hicieron lo propio el párroco y el diácono, mientras los fieles adoraron desde sus respectivos lugares, siempre cuidando las medidas sanitarias en medio de la contingencia.