Ana María Ibarra
A poco más de seis meses de su fallecimiento, las cenizas del sacerdote carmelita Pedro Hinde llegaron a la Diócesis de Ciudad Juárez para reposar en el templo parroquial Santa María de los Ángeles, como el sacerdote lo pidió.
Por tal motivo, el pasado 28 de mayo se celebró una misa en dicha parroquia presidida por el señor obispo, don J. Guadalupe Torres Campos y concelebrada por algunos sacerdotes de la diócesis.
Legado en Juárez
Fue en punto de medio día cuando algunos miembros de la comunidad parroquial de Santa María de los Ángeles, así como amigos y hermanos de la Orden Carmelita se hicieron presentes en el recinto para orar por el padre Pedro, quien dedicó gran parte de su vida al servicio de los más vulnerables en esta frontera.
“Las almas de los justos descansan en la presencia del Señor”, fueron las palabras del Salmo que el obispo citó para iniciar su homilía.
“Estamos llamados a estar con Dios, aquí y un día en su presencia. Nuestro hermano, el padre Pedro fue un hombre justo, un hombre de Dios, hoy descansa en Dios, está con Dios”, expresó el obispo.
Añadió que ver la bondad de Dios es el camino que todo cristiano debe seguir.
“El padre Pedro experimentó, vio la bondad de Dios y la transmitió. Tenía casi cien años -98- y era un hombre fuerte, un roble en todo sentido, en lo físico, pero también en lo espiritual”, resaltó.
Enseñanza que deja
El obispo hizo una breve reseña del paso del padre Pedro por esta vida.
“Fue formador, misionero, y muchos años en estas tierras desérticas mostrando la bondad de Dios en Casa Tabor, en atención a la gente necesitada, desprotegida, especialmente a mujeres, un oasis en medio del desierto. Con toda certeza Dios le ha dicho: ven, pasa a tomar posesión, porque amó, porque sirvió”.
El obispo resaltó que el alma del padre Pedro se encuentra en la presencia de Dios.
“El ejemplo y el testimonio del padre Pedro nos deja a todos una gran enseñanza. Todos estamos llamados a ser solidarios, todos estamos llamados a servir. El padre Pedro ejerció su sacerdocio a ejemplo de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote y ahora celebra su sacerdocio con Cristo, sacerdote por excelencia”.
Su voluntad cumplida
Antes de la bendición final, el obispo realizó las oraciones propias, siendo este momento el último adiós lleno de gratitud y reconocimiento de una vida sacerdotal gastada en el amor.
El obispo hizo la aspersión de agua bendita sobre la urna que guarda las cenizas del padre Pedro y la incensó.
Sacerdotes y la hermana Betty Campbell, quien vivió en fraternidad con el padre Pedro hasta el día de su fallecimiento, trasladaron las cenizas a su lugar de reposo, en una de las criptas de la parroquia.
Con unas breves palabras, la hermana Betty compartió con los presentes los últimos días del padre Pedro después de que enfermó de Covid-19, así como la vida pastoral que hicieron juntos y concluyo diciendo: “Él amó a todos ustedes”.
Después de la misa, los asistentes fueron invitados por la madre Betty a la Casa Tabor para recordar en un breve memorial al querido padre Pedro. Descanse en Paz.
Para saber…
La voluntad del padre Pedro Hinde fue quedarse en esta frontera, en la comunidad donde sirvió y entregó una gran parte de su vida, Parroquia Santa María de los Ángeles.