Angustia y tristeza generó entre migrantes atendidos en obras católicas en Ciudad Juárez, la nueva política del presidente Trump, que les canceló citas para pedir asilo, entre otras medidas… Iglesia se prepara para seguir acompañando la nueva realidad…
Diana Adriano/ Ana María Ibarra
Las nuevas políticas migratorias que entraron en vigor el pasado lunes 20 de enero, día en que Donald Trump tomó posesión como 47 presidente de los Estados Unidos, generaron gran incertidumbre y tristeza entre la población migrante en Ciudad Juárez.
Así lo constataron servidores de algunas obras de la Iglesia Católica en Ciudad Juárez que atienden la realidad migrante en esta diócesis fronteriza, entre ellas la Casa del Migrante, donde el pasado jueves 23 de enero se celebró una misa para “encomendar a Dios la situación migratoria actual y poner la esperanza en Él”.
Tristeza y dolor
Una de las medidas del nuevo gobierno fue la suspensión de la aplicación CBP One, herramienta implementada por la administración Biden que facilitó el ingreso legal de cerca de un millón de personas a EU, pues permitía asignar mil 450 citas diarias, frente a una demanda promedio de 280 mil personas al día.
Habla el padre Francisco Bueno, director de la Casa del Migrante:
“Toda esta situación causa mucha desesperanza a los migrantes. La mayoría de las personas que llegaban con su cita tenían la expectativa de poder cruzar, aun cuando sabían que era posterior a la toma de posesión de Donald Trump”, explicó.
Sin embargo, la suspensión repentina de la app dio un giro dramático a la situación.
“A los migrantes comenzaron a llegarles mensajes en los que les avisan que están canceladas sus citas. Fue un momento de mucha tristeza, de mucho dolor, al ver que el proceso que siguieron para no poner en riesgo a sus familias, se estaba destruyendo», relató el padre Francisco.
Apoyo legal y emocional
En la Casa del Migrante se enfrentó el gran reto de atender a los migrantes afectados por la medida, pues muchos de los huéspedes llegaron ahí precisamente para esperar su cita.
“Tuvimos que platicar con ellos, darles asesoría con abogados de Estados Unidos para saber qué es lo mejor, porque muchos querían ir a entregarse o buscar otros medios. Con una organización de Estados Unidos estamos viendo y metiendo amparos para las personas que se quedaron en la Casa del Migrante con su cita, buscando que se les haga válido su ingreso a Estados Unidos”, explicó el padre Francisco.
Dijo que quienes no contaban con una cita tienen un panorama igualmente complicado. “Mucha gente se está empezando a retornar a su lugar de origen. Ya vieron que probablemente esta no sea la forma de entrada, y lo están considerando. Están platicando con la psicóloga que tenemos en la Casa del Migrante y asesorándose con nuestro centro de derechos humanos para ver qué es lo mejor”, explicó.
Se preparan en la incertidumbre
Con una capacidad para albergar a 560 personas, la Casa del Migrante está trabajando en reorganizar sus espacios y recursos para atender las nuevas necesidades que se presentarán con la llegada de deportados. Esta situación implica un cambio en el perfil de los migrantes que llegan a la frontera:
“Antes de 2019 nos dedicábamos a atender únicamente a personas deportadas, porque esa era la población migrante que llegaba a la ciudad. Desde entonces, hemos atendido a quienes buscan asilo político. Ahora, ambas poblaciones se conjuntarán, y debemos encontrar cómo organizarnos para brindarles la mejor y mayor atención posible», dijo el padre Francisco.
Explicó que aún se desconocen aspectos clave, como cuándo comenzarán a llegar las personas deportadas por Juárez, cómo lo harán, adónde serán enviadas y en qué condiciones llegarán.
Pero a pesar de todo, la Casa del Migrante, junto con la iglesia diocesana mantienen su compromiso de solidaridad con las personas en situación de movilidad.
En Catedral
En Catedral, tras el anuncio de la cancelación del programa CBP ONE, el comedor que atiende diariamente entre 250 y 300 personas en situación de movilidad, ha experimentado un notable aumento en la afluencia.
“El lunes se llenó el lugar. Después del anuncio de la cancelación de CBP ONE, existe incertidumbre. No sabemos cómo va a ser el comportamiento en estos días», expresó Cristina Coronado, coordinadora del comedor.
Destacó que muchas de las personas que acuden al comedor son migrantes que viven en la ciudad, pero fuera de los refugios establecidos.
“Por lo regular cuando llegan a la ciudad vienen al recinto para pedir apoyo, y se les ofrece alimento mientras consiguen un lugar donde hospedarse», señaló.
El comedor de Catedral opera de lunes a viernes, en un horario de 10:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.
Cristina reiteró el compromiso del comedor de continuar atendiendo a quienes lo necesitan, en medio de la incertidumbre que ha generado la llegada de Trump a la presidencia de EU y sus nuevas políticas migratorias.