Ana María Ibarra
Convencida de que la fe no se transmite solo con palabras sino con el ejemplo, Lily Ramírez se siente orgullosa y contenta de ver a su hijo Osvaldo, de nueve años de edad, rezar con ella el Rosario, práctica que ella misma en su infancia aprendió de sus padres.
Herencia de familia
Lo que para mucho es asombro, para Lily no es más que amor a Dios y a María. El que su hijo la acompañe a rezar desde que él tenía cinco años, es simplemente un acto de fe heredado en la familia.
“Desde que era niña vi a mi papá leer la Biblia. De mi mamá y mi papá aprendí sobre mi fe y a rezar el Rosario en familia. De igual manera mi niño aprendió de vernos y escucharnos rezar. A veces creemos que los niños están entretenidos en sus juegos, pero ellos nos observan y nos escuchan”, compartió Lily.
De esa manera, escuchando y observando, Osvaldo aprendió a los cinco años a rezar las letanías del Rosario.
«Nos sorprendimos mis hermanos y yo. Estábamos rezando el Rosario y cuando empecé a rezar las letanías logré escuchar que mi hijo las decía de memoria y sentí muy bonito”, expresó la madre de Osvaldo.
A partir de ese momento Lily integró a su hijo a la hora de rezar y empezó a explicarle la importancia de rezar el Rosario y su significado.
“Después de eso, todos los días comenzó a preguntarme a qué horas rezaríamos el Rosario y cuando nos sentamos él me ayudaba con las letanías”, dijo.
Ahora que Osvaldo tiene nueve años sigue devotamente rezando el Rosario y poco a poco ha ido aprendiendo a rezar los misterios.
Con el rosario en la mano
Así como sus padres rezaban con ella y sus hermanos en familia, Lily lo hace con su hijo incluso acuden juntos a misa y a casa de sus hermanos y familiares para hacer lo propio.
“Mi papá nos decía que donde está Jesús, debe estar también María y nos enseñó esta frase: que la muerte te sorprenda con el Rosario en la mano”.
Hace un año Osvaldo hizo su primera Comunión y todos los domingos va a misa y comulga, y verlo crecer en la fe en este tiempo en que los niños se encuentran distraídos por las redes sociales y los aparatos electrónicos, es motivo para agradecer a Dios.
“A mí me educaron en la fe y busco hacer lo mismo con mi hijo. Sé que los niños a veces obedecen y otras veces no, pero siempre le hablo de la importancia que tiene vivir la fe, él me pregunta y siempre le respondo y si algo no lo sé, busco la respuesta”.
Educar con el ejemplo
Para Lily los valores y la fe no se imponen, sino se inculcan con el ejemplo.
“Es difícil saber cómo llegarle al niño, pero como mamá busco estrategias y maneras de cómo platicar con él y mostrarle a dónde lo lleva cada camino que elija”, señaló Lily.
Aunque nervioso por la entrevista, Osvaldo compartió que su amor por el Rosario tiene solo un fin.
“Todos los días rezo, no me aburro, aunque a veces es un poco largo, pero me gusta rezar para poder ir al cielo. Les diría a todos los niños que lo recen para que también vayan al cielo”, concluyó Osvaldo.
Por su parte, Lily invitó a los padres de familia a motivar a sus hijos desde pequeños a esta práctica.
“Sabemos que el Rosario es un paso para ir al cielo y son muchas las bendiciones que nos da, especialmente si se reza en familia. Los invito a que no se rindan, somos el pilar de la familia y sabemos que hay un camino hacia Dios, y tenemos que darnos el tiempo para rezar, porque lo único que tenemos en la vida para llegar al cielo, es la oración”, motivó.