Ana María Ibarra
Vivir el misterio de oblación de Cristo, es el carisma que la hermana María Guadalupe Puente Cuevas vive desde hace 32 años como Misionera de Jesús Hostia. Desde hace cuatro meses realiza su apostolado en la Catedral de la Diócesis de Ciudad Juárez, sembrando esperanza a través de su servicio en la sacristía y en la limpieza del templo, en donde ha ofrecido su escucha y palabras de aliento a las personas que se acercan a ella.
Originaria de Sombrerete, Zacatecas, la hermana Guadalupe hizo su primera profesión hace 32 años en la Ciudad de Durango. Dijo que esta es la primera vez que vive su servicio en Ciudad Juárez.
La hermana Guadalupe explicó que en su apostolado está muy palpable el encuentro con Cristo de tal manera que de ahí brota la virtud de la esperanza.
“Como instituto tenemos los apostolados de atención a sacristías, la promoción y formación en la liturgia, también el cuidado y decoro de la iglesia. Es un servicio muy bonito, porque la esperanza nace de ese encuentro con Cristo y en este servicio estoy en contacto directo con la Eucaristía, que es el centro de la vida cristiana y fuente de esperanza”, compartió.
Desafío en la escucha
En estos cuatro meses que la hermana Guadalupe tiene en Catedral, algo que le ha llamado la atención es la fe de la gente al momento de ir visitar a la Virgen de Guadalupe.
“Es parte de la piedad popular y es un reto estar con la gente, escucharla, porque hay mucha necesidad de escucha y la gente viene a manifestarle a la Virgen sus necesidades. Cada quien, a su manera, pero hay una fe que se manifiesta al traer las flores, su veladora, y hay una devoción al Rosario. Desde en la mañana que abrimos, hasta la noche, hay personas y grupos que vienen a rezar el Rosario”, dijo.
Es en esos momentos en que la gente acude al templo, cuando se acercan a la hermana Guadalupe mientras ella limpia los pisos, o cuando está ordenando el área de las flores y veladoras.
“La gente se acerca y me pide que ore por sus necesidades y empiezan a hablar, a expresar sus necesidades, son situaciones impactantes. Vienen a pedir por su familia. A lo mejor no se trata de decirles muchas cosas, sino simplemente escucharlos y la gente se va tranquila, con un peso menos al haber expresado sus necesidades”, expuso.
Un caso que la hermana Guadalupe tiene muy grabado es el de una señora que, llorando, le pidió que le anotara una intención: acababan de matar a su hijo.
“La señora estaba inconsolable y me di cuenta de que siempre hay oportunidad para escuchar a la gente y para atenderla, eso es esencial en la vida. Ante esa situación no basta con decirle que confíe en Dios, se necesita dar una palabra de aliento, de confianza y, sobre todo, pedir por sus necesidades. Sabemos que Dios se hace presente y escucha nuestra oración”, señaló.
“Aquí cabe mucho el sembrar la esperanza ante este mundo que veces lo vemos caótico, confiado en las cosas materiales y no en las del cielo. Hay mucho que hacer y muchas oportunidades para sembrar esperanza”.
Compartir esperanza
La religiosa resaltó que de manera especial este Año Jubilar es un buen momento para vivir y compartir la esperanza.
“Este año es una gracia y, para mí, también estar en Catedral, lugar que ha sido designado para obtener la indulgencia plenaria. Debemos aprovechar esto lo más posible”, invitó.
También convocó a llegar al encuentro con Cristo para tener esperanza.
“Como religiosas Misioneras de Jesús Hostia tenemos una hora de adoración ante el Santísimo. Otro momento propicio para el encuentro con el Señor es la oración de la liturgia de las horas, que es la oración oficial de la Iglesia y que es orar con Cristo al Padre. Personalmente tengo muchas oportunidades para ese encuentro y para alimentar la esperanza”, afirmó.
Reconoció que habrá momentos difíciles, pero no de desaliento, sino con la fuerza de Dios y la confianza en que él ha prometido estar siempre presente.
«Son momentos en que se constata la fidelidad de Dios en nuestra vida y eso alimenta la esperanza. Aprovechemos este año Jubilar. No basta quedarnos nada más con lo bonito de alabar al Señor, sino manifestarlo en obras de misericordia, y no se olviden de pedir por el aumento de vocaciones”, invitó.