Ana María Ibarra
Contenta y agradecida con Dios, la comunidad de la capilla La Expectación de María, celebró el pasado domingo 15 de diciembre su fiesta patronal. Aunque el día de la fiesta es el 18 de diciembre, la comunidad adelantó los festejos con invitados especiales y una convivencia fraterna.
Invitado especial
El son de la Danza “Expectación de María” abrió el paso a la procesión solemne que se adentró al templo por el pasillo central.
Los sacerdotes religiosos franciscanos Francisco García y Mauro Muñoz, párroco y vicario, respectivamente, entraron al templo acompañados del padre José Solís, quien hace 30 años fue el primer párroco de la parroquia Mártires Mexicanos, a donde pertenece la capilla.
Fue el padre Solís quien presidió la celebración y, visiblemente contento, agradeció a los frailes haberlo invitado.
“Gracias a los padres que me invitaron. Me siento muy contento pues hace 30 años me fui de aquí. Qué casualidad que la Virgen de Guadalupe se apareció en diciembre. En el tiempo de Adviento. La Virgen viene desde el cielo y hoy celebramos la Expectación de María”, dijo el padre Solís al inicio de la misa.
Servir como María
En su homilía, el padre Solís motivó a la comunidad a confesarse y no faltar a misa. “Vamos a prepararnos con mucha alegría para las fiestas”, dijo con alegría.
También resaltó la presencia de María, quien, esperando a Jesús, se fue a servir a su prima Isabel.
“La Virgen se aparece en diciembre. Debemos seguir su ejemplo y visitar al más necesitado. En este tiempo de Adviento acompañemos a la Virgen en su expectación. Servir con alegría en esta comunidad, decir a los barrios que somos los hijos del Reino”, dijo el sacerdote.
Niños, adolescentes, jóvenes, y jóvenes del grupo TEC, participaron alegremente en la celebración, con las oraciones de los fieles, la presentación de los dones y recogiendo la colecta.
La música litúrgica estuvo a cargo del coro Músicos de Dios, que en esta celebración especial estuvo bajo la dirección del maestro Enrique Quintana.
Al finalizar la celebración, la comunidad compartió los alimentos en el atrio del templo, conviviendo fraternalmente.