Diana Adriano
El Seminario Conciliar se convirtió en escenario de amor y gratitud el pasado 10 de mayo, cuando la familia diocesana se reunió para celebrar a las madres, en una jornada especial.
La fiesta dio inicio con la celebración de la Santa Misa en la Capilla central, presidida por el rector, padre Jesús Manríquez, y concelebrada por sacerdotes del equipo formador.
El padre rector expresó palabras de agradecimiento y reconocimiento hacia estas mujeres, entre quienes se encontraban mamás de los seminaristas e invitadas externas, quienes son pilares fundamentales en la transmisión de los valores cristianos y en la formación de nuevas generaciones.
Momento especial
Tras la celebración litúrgica, el Seminario abrió las puertas de su comedor para recibir a casi 600 madres de familia,
Desde las 9 de la mañana hasta el mediodía, las invitadas fueron recibidas con gran alegría por los sacerdotes formadores y un grupo de entusiastas seminaristas, así como por la música del conjunto Cocktail Live Music que se encargó de amenizar la ocasión.
Las madres llegaron listas para celebrar juntas, convivir y desayunar a gusto, justo en el día dedicado a ellas. El menú incluyó opciones saludables y deliciosas, desde fruta fresca acompañada de yogurt y granola hasta el plato fuerte con huevos y deliciosas guarniciones.
Además, se ofreció una selección de pan dulce, café aromático y jugo refrescante para complementar la experiencia gastronómica de las invitadas.
Durante el desayuno, además de la música en vivo, las mamás disfrutaron una rifa de regalos y otras sopresas, como el momento en que algunas se levantaron a bailar e hicieron cundir el entusiasmo en el salón hasta lograr que la mayoría siguiera de pie el ritmo de la música.
El ambiente festivo fue el escenario perfecto para que las madres compartieran momentos de felicidad y encuentro con toda la comunidad del Seminario.
Cálido saludo
Con un cálido saludo y un abrazo sincero, el padre Jesús Manríquez, rector del Seminario, extendió sus felicitaciones a todas las madres, así como a aquellas que brindan su apoyo incondicional al Seminario, deseándoles bendiciones y bienestar en su camino de amor y servicio.
“Queremos enviar un saludo y un abrazo muy fuerte a todas las mamás, especialmente a todas las mamás que tienen un hijo aquí con nosotros en el Seminario, que a través del parecido físico que se tiene con ellas, que ellas también puedan recibir el don del parecido espiritual de cada uno de sus hijos que se van configurando con Cristo”, dijo.
La jornada concluyó dejando en el corazón de todas las mamás un cúmulo de gratos recuerdos y la certeza de que su labor y su presencia son valoradas y apreciadas más allá de las palabras.
“Mamás, ¡Muchas Felicidades!, gracias por su apoyo y que Dios las bendiga», concluyó el presbítero.